Capítulo 32

Me giro hacia Beatrice, abrumada.

—¿Qué me diste? —pregunto asusta, señalando mi vaso.

—A-ah… yo —tartamudea, sin dejar de verlo.

—Tess —el chico me tomar de los hombros y me hace verlo de frente. Trago saliva por su acercamiento repentino —, no tenemos tiempo para esto. Tenemos que hablar a solas.

No respondo, seguía todavía muy desconcertada. Jude… era un chico, no lo que yo creí por más de 4 años. Estaba convencida de que le contaba mis problemas a alguien de mi género, a alguien que entendía mis problemas femeninos y me daba muy buenos consejos. Recuerdo una conversación que tuvimos sobre como besar a alguien, porque quería intentarlo con Jayden y porque mi primera vez con Aaron no había bastado para ser una experta.

Todo tiempo pensé que Jude era una chica universitaria apasionada por los videojuegos y las computadoras, nunca pensé que fuera un muy atractivo chico.

Dios mío, ¡Hasta creí que era lesbiana!

—Pero…. Yo —respiro, agitada —¿tú eres Jude? Pensé que eras una chica.

—Oh —dice, sorprendido también —. Si lo fuera sería una chica muy caliente.

—Amen —dice Harper a mi lado.

No estaba ayudando.

—Jude es un nombre de mujer —contesto —. Nunca pensé que podías llegar a ser un chico… lo siento.

—Mi nombre es Rowan Alexander Jude —me sonríe abiertamente —. Me gusta más Jude.

No sé qué contestar a eso, si bien me alegraba en cierta forma saber quién era la persona con la que me estuve mandando mensajes todo este tiempo, era… raro. No sabía cómo actuar realmente ahora que lo tenía enfrente. Podía sentir como lentamente mi timidez comenzaba a ganar terreno y cuando vuelvo a mirarlo enrojezco a más no poder al chocar con sus ojos. Retrocedo, intimidada.

—Ah creo que yo… —me atraganto y me avergüenzo aún más.

—No tienes por qué sentirte así, Tessy —me calma —. Soy la misma persona con la cual hablabas sobre ejes matemáticos y ecuaciones cuadráticas —se cruza de brazos, haciéndolos más grandes y mostrándome casi por completo toda su manga tatuada —. También soy la persona que se burlaba por tus gustos musicales.

—Oh genial —digo —, ahora que te tengo en frente no dejaras de recalcar mis gustos…

—Horribles gustos, por cierto —me interrumpe —. Si te hubiera conocido antes ten por seguro que te hubiera llevado por el buen camino.

Suelto una risa, ahora más tranquila. Esta era la Jude que se encontraba detrás de la pantalla de mi teléfono, no tenía duda alguna. Lo único que cambia era que la persona que tenía delante hacia temblar a mi genero con solo una mirada.

Todavía no podía creerlo.

Jude no era una chica.

—Bueno —tomo aire —, supongo que solo tengo que asimilar esto a solas. De verdad me alegra conocerte, siempre me pregunte porque nunca mostrabas tu rostro.

—Ah —se rasca la nuca, mientras se ríe —, eso es historia para otro día. Ahora lo importante es que hablemos.

—Claro, podemos… —un golpe en mis costillas me calla. Es Harper y Beatrice, junto a mis compañeras de clases. Ninguna deja de ver a Jude y trato de no reírme de sus caras soñadoras cuando él les presta atención —. Ellas son… mis amigas.

—Es un placer —Harper revolotea sus pestañas, coqueta —, no sabíamos que Tess tenía un amigo tan guapo.

—¿Dónde está ese amigo que nombras? —le regala una sonrisa matadora, tanto que Beatrice y otras sueltan un suspiro —. Señoritas, me encantaría conocer cada uno de sus nombres y no duden que lo hare, pero debo robarles a Tess por un momento. —toma mi mano —. Recién nos conocemos en persona y tentemos de mucho de qué hablar.

—No te preocupes —Beatrice contesta con voz melosa —. Es toda tuya, nosotras estaremos esperando por ti aquí.

No sabía si su tono de voz significaba otra cosa, pero por sus ojos brillantes y por la manera con la que jugaba con su cabello tuve un pequeño indicio de que sí. Ellas estaban completamente a gusto con la mirada que Jude les da antes de morderse el labio inferior.

—Muchas gracias, amor.

Harper suelta una risita, y las demás la siguen. Jude aprovecha, luego de un guiño, a sacarme de ahí. Nos movemos entre la multitud de personas bailando, con algo de rapidez, a decir verdad.

—¿A Kara le gustara saber cómo coqueteas descaradamente con mis compañeras? — pregunto mirando su espalda.

—Quiero conservar mis bolas intactas, Tess —ruega —. No puedes traicionarme la primera vez que me conoces.

—Solo bromeaba —ruedo los ojos y tiro de él para que se detenga, estábamos yendo en círculos —. Estas girando alrededor de la sala de estar.

—Tienes una casa muy grande —se queja.

—Iremos a mi habitación.

—Vaya, Tess —se sorprende —. Quería hablar primero, pero veo que eres una chica que sabe lo que quiere.

Abro la boca, indignada, mientras me ponga roja como un tomate. Algunos chicos nos miran divertidos y golpeo el musculoso brazo de Jude con fuerza. Él se ríe burlón mientras alza las manos.  Odiaba ese tipo de bromas.

—No empieces —lo tomo de la mano y lo guio hasta las escaleras.

Sigue riéndose de mí y yo quiero enterrar mi cabeza en la tierra. Subo las escaleras de 2 en 2 y cuando llegamos a la puerta saco la llave y la abro. No iba a dejar que nadie vuelva a entrar a mi habitación por sorpresa, ya tuve suficiente de eso.

Jude entra a mi habitación y mira con una sonrisa el gigante dibujo en mi pared. También observa a Otelo.

—No vaya a ser que me muerda —se burla.

Él muy holgazán estaba roncando en su cama, sin siquiera nota la presencia de un completo extraño.

—No te metas con él —lo defiendo —. Estuvo todo el día jugando afuera.

Jude se ríe y se deja caer en mi cama, mientras mira mis estantes de libros, mis dibujos colgados en mi pared de corcho y también registra la foto que tengo con mi madre en mi buro. Sus ojos se abren, impresionados y sonrío.

—Eres igual a ella.

—Lo sé, solo que más pequeña —me siento a su lado —. Recuerdo que me cuando me media siempre decía lo bajita que era. —recuerdo con dolor. Mi madre siempre me media contra el marco de mi puerta, aun hasta el día de hoy, esas marcas siguen ahí. No tenía el corazón para poder borrarlas, no podía.