18

Peyton

Salí de la sala de reuniones, ya había terminado con todas las juntas. También había terminado de hacer uno que otro papeleo. Ya había pasado la hora de salir, donde me quede hasta el final, cuando ya no se encontraba nadie.

Baje al estacionamiento tranquilamente, siento que alguien me sigue. Cuando me doy la vuelta me encuentro con nadie más que Ryan. Fruncí el ceño, hace semanas que no lo veo. Ni en las carreras, yo voy cuando él no va.

–Tenemos que hablar –hablo firme. Tiene que ser una jodida broma.

Rodé los ojos mientras lo esquivaba y me dirigía a mi coche, pero al parecer no le gusto eso. Se colocó al frente mío impidiéndome el paso.

–No hay nada de qué hablar –dije seca esquivándolo, no tenía humor para hablar con él. Hoy había sido un día un poco ajetreado.

–No te dejare en paz hasta que hablemos. Hasta que arreglemos las cosas –dijo entre dientes. No le tome atención y al ver eso solo me dirigió una mirada de determinación marchándose prometiendo volver. Suspire haciendo lo mismo que él, me fui ahí. Mientras conducía de repente mi móvil comenzó a sonar.

–Peyton Preston –conteste sin ni siquiera mirar quien era, no quería tener un accidente.

–Pey soy Daniel –dijo desde la otra línea una voz ronca – Te invito a cenar ¿Qué dices? –pregunto. Me detuve en un semáforo en rojo.

–Está bien Dan –acepte, necesitaba distraerme un poco.

–En el lugar de siempre Pey –dijo refiriéndose a un restaurante donde todos los que trabajaban en la empresa de Ryan iban a cenar. Asentí aun sabiendo que no me podía verme.

–En diez minutos –indico, alcé una ceja, pero no dije nada – Hasta ahora bonita –dijo, hice una mueca cuando me llamo de esa forma.

–Vale, hasta ahora –respondí cortando la llamada

–Ya ansió verte, bonita –corto la llamada de forma dulce, colgué extrañada de su comportamiento. Eso fue extraño e incómodo.

Aunque por más molesta que este con Ryan no le seria infiel por unas cuantas palabras de otra persona. Eso sería estúpido.

Llegue al restaurante francés, y estacione el auto afuera de este. Al entrar me encontré con Dan esperándome en la entrada. En la mesa ordenamos lo mimos platos, es decir lasaña. Conversamos de diferentes temas, pero de un momento a otro terminamos hablando de la empresa de mis hermanos y como me iba allá.

Después de cenar nos dirigíamos a mi casa. Hicimos una carrera del restaurante a mi residencia y como era de esperarse gane. Baje del coche y a los pocos minutos él llega asombrado.

–¡Ups! –me burle mientras me acercaba a él sacándole la lengua.

–Ni hables –dijo refunfuñando mientras salía del coche. Negué con la cabeza divertida.

–Directo en el orgullo Dan –dije con una sonrisa burlona. El chasqueó la lengua negativamente.

–Vamos a ver si esto también va al orgullo –dijo, no le entendí a qué se refería hasta que de la nada siento que estoy en el aire. El muy desgraciado me puso como un saco de papas en su espalda.

–¡Joder! –exclamé – Bájame Harold –dije pataleando en su espalda. Respire lentamente.

–Déjame pensar –tarareó – No –dijo cínico. Puse los ojos en blanco

De la nada siento flashes, junto con el sonido de cámaras muy cerca de nosotros. Mierda, paparazzis. Esto no es bueno, Ryan lo va a matar si ve esto. Trate de taparme la cara con el cabello para que no me reconocieran, pero ya era un caso perdido. Ya me habían visto como me subió a su espalda y lo peor que todavía sigo así.

– ¿Srta. Preston ya no tiene nada con el empresario Collins? –pregunto un hombre. Ninguno de los dos respondió. Dan trataba de ingresarnos a la casa.

–¿Tienen un Romance? –Pregunto otro sujeto – ¿Cómo lo lleva usted, Daniel Kelset ya que trabajas para la empresa de Ryan Collins? ¿Y usted Srta. Preston que es modelo de la empresa? –dijo este mismo. Maldito. Me baje rápido de la espalda de Daniel.

–No tenemos nada nosotros, solo somos amigos –Hable mientras me dirigía a mi casa con Dan a mi lado.

–Pero los han visto más de una ocasión juntos y con el Sr. Collins casi no mucho en estas últimas semanas –hablo una mujer. Bruja