6 meses antes
Siempre se le fue dicho lo que debía ser y eso era ser la número uno, vencer a Scorpius Malfoy y ser una gryffindor. Ninguno le había costado trabajo lograr. O por lo menos en un principio.
-Volveremos a estar juntos. Lo prometo, te buscare y nadie podrá separarnos Rose-
Una vez más despertó por aquellos murmullos en su cabeza la única razón por la que odiaba Hogwarts, desde la primera vez en que piso el Castillo los murmullos resonaron, cada vez con mayor intensidad.
¿Quien era la persona que murmuraba todo ello? ¿Porque siseaba como una serpiente? Y lo más importante ¿Porque ella?
-Creo que de nuevo no podré dormir- suspiro con pesadez. Apenas había llegado al colegio y ya iniciaba con sus males.
En esos momento escucho como alguien golpeaba ligeramente la ventana, sigilosamente se dirigió hacia ella y al abrirla de encontró a nada más y nada menos que a Scorpius Malfoy-
-¿Qué haces aquí?- murmuró la chica entre dientes.- Eres un tonto, te meteras en problemas y de paso a mi también.
-Descuida lo tengo todo fríamente calculado- bromeó el rubio a lo que la pelirroja bromeó- Me imaginé que no podrías dormir, así que por eso vine- dijo regalandole una encantadora sonrisa.- Vamos- Rose asintió y subió detrás de él.
Su recorrido fue hasta el lago, donde ambos se sentaron en la orilla.
-No entiendo porque no le dices a nadie sobre esto- mencionó acariciado la feroz melena de la pelirroja. Estaba preocupado por su amiga y que ella fuera terca, no le ayudaba mucho.
-No quiero preocupar a nadie, eso es todo- bostezo recargando la cabeza en su hombro.- ¿Sabes? Me estoy arrepintiendo de haberte contado?- sonrió tratando de no quedarse dormida.
-No tenias opción- beso la frente de la joven-
-Lo se Scorp- fue lo último que dijo antes de caer por completo en un sueño profundo.
-Siempre voy a cuidarte Rosie- susurro, aquella chica era su mejor amiga, aunque lo vendiera en casi todo, ella era especial y aunque nadie más lo supiera él estaba enamorado de aquella Leona de ojos azules y melena de fuego.
-Señorita Granger, SEÑORITA GRANGER- gritó el profesor Slughorn despertando y exhaltando a la pelirroja.
-Lo siento profesor- se disculpo un poco apenada.
Al terminar la clase inicio su camino hacia su otra clase junto a su rubio amigo.
-No entiendo ¿Porque no utilizaste tu gira tiempo para evitar quedarte dormida Rosie?- se burló ante la oportunidad de evitarse un reprimenda.
-Calla- dijo murmullando entre dientes y dando un codazo- sabes que es un secreto. La Directora me lo dio para que tomará todas las clases que quisiera- tomo el pequeño colgante con orgullo, recordando el dia anterior-
-Toma Rosie- le tendió un gira tiempo- Es el mismo que tu madre uso en su tercer año.
-Yo ya voy en cuarto- murmuró ella con pesadez, no le gustaba ser la sombra de su madre, Hermione Granger, la amaba pero en ocasiones era difícil ser la hija de dos héroes de guerra.
-Sólo espero que no te excedas como ella- dijo regalandole una tierna sonrisa. La pelirroja se colgo el pequeño reloj de arena como si de un dije se tratara.
-No se preocupe, yo no soy ella- sonrió feliz, de que por fin lo consiguiera.
-Además olvide que lo tenía- comentó en voz baja, esperando que no la escuchará. Pero al escuchar la gran carcajada del rubio, descubrió que había fallado.
-Vamos por aquí, es un atajo- la jalo el ojigris.
Rose iba a negarse, detestaba pasar por el baño del segundo piso, ya que siempre que pasaba escuchaba un sonido extraño e incómodo. Lo cual no sería raro, sí todos lo hicieran. Sin en cambio era la única que lo hacía. Y al igual como el de sus sueños sólo siseaba, la única diferencia era que el de sus sueños era capaz de entender.
-Bueno, hemos llegado, nos vemos al rato pequeña- Con un asentamiento de cabeza entró al salón de DCAO
Rose Granger
-Estúpido Malfoy- miró exasperante mi reloj- Ya se tardó se supone que quedamos de vernos hace más de media hora- suspiro cansada.- Eso me pasa por hacerle caso y saltarme el toque de queda. YA- se paró furiosa ¿Y como no estarlo? Decidida a marcharse del lugar sacó los pies de la orilla del lago negro haciendo uno cuantas movimientos para secarlos.
Cuando pasos apurados se escucharon detrás de ella. La pelirroja estaba dispuesta a golpear al rubio oxigenado por haber llegado demasiado tarde.
Una fría oleada de aire golpeó su rostro al voltear provocando que por un momento cerrará los ojos y al abrirlo se encontró con quien menos esperaba, sonriendo de oreja a oreja con una mezcla de diversión.
-Hola Rosie- la pelirroja por instinto dio un par de pasos hacia atrás al ver que la apuntaba con la varita sin quitar su sonrisa, no supo con exactitud cuando pasos dio, sólo sintio el frío del agua. Al ver el temor, confusión y la mirada sorpresiva de la joven ensancho más su sonrisa, de ser posible.
-Avada Kadavra- y de la punta de la varita salió un rayo verde directo hacia la pelirroja, cuyo cuerpo cayó hacia atrás, aquellos ojos azules llenos de vida se apagaban y el agua cubría su cuerpo.