Era una mañana lluviosa, el reloj marcaba las 7 y tanto el detective como Shin aún permanecían dormidos en sus respectivos hogares, o por lo menos hasta el momento en que sus celulares comenzaron a sonar, un oficial un tanto presionado rápidamente les dijo:
— En el transcurso de la noche fueron asesinados 4 criminales, entre ellos se encontraban 3 de los 20 más buscados, los 4 fueron asesinados por Torikago San, lo que me pareció aún más extraño es lo que dice en la última nota, necesito que vengan hacia aquí cuanto antes...
Una vez el detective y Shin se enteraron rápidamente se vistieron para ir a investigar cuanto antes, no sin antes dejar a la pequeña Jin en el colegio. Cuando llegaron a la escena de crimen donde se encontraba la "extraña" nota de parte de Torikago San el detective inmediatamente fue hacia esta, y comenzó a leer.
Disculpen todo las horribles muertes de inocentes que han sucedido, quiero informarles que yo no he tenido nada que ver con todo eso, espero que el causante sea uno de todos los hombres que he asesinado y si no lo es me encargare de encontrarlo y asesinarlo.
Atte. Torikago San.
El detective no se encontraba ni un poco asombrado, solo se la entregó a Shin para que la leyera y luego con una sonrisa en su rostro dijo:
—Se los dije... Yo sabía que él no era el responsable...
En eso un hombre de mediana edad llegó acompañado con otro joven a sus espaldas que sostenía una cámara, este se acercó al detective y comenzó a hablar a la cámara:
—Buenos días Japón, hoy estamos aquí con el detective a cargo del caso del ángel de la muerte, el gran ase... –en eso el hombre fue interrumpido por el detective el cual molestó dijo—. No sé a cuál asesino te refieras, pero yo solo manejo el caso de Torikago San...
—Pues es a él a quien me refiero, el gran "ángel" que ha acabado con los criminales que habitan Japón, ¿qué puede decirnos de su nota divina?— preguntó el hombre con un tono un tanto fastidioso.
—No tiene por qué llamarle ángel a un asesino... –contestó Shin antes de que el detective dijera siquiera una palabra.
—No es usted con quien busco hablar, pero no comprendo por qué se molesta por que llame a Torikago San ángel, él ha logrado mucho más que todos ustedes...— dijo el hombre para luego reír.
—Bueno, tengo que llevarme esta nota, es evidencia, es una lástima que no vaya a poder saber qué decía... –contestó Shin molestó y la guardó en una bolsa de plástico para luego darse media vuelta e irse.
—Descuide oficial, ya nos han informado que es lo que dice... –contestó el hombre y dibujó una sonrisa en su rostro.
—Bueno, si ya saben que dice es mejor que se vayan, solo están alentando la investigación... –exclamó el detective mientras sacaba un cigarrillo y se iba.
—Pero... –fue interrumpido por el detective de nuevo y este contestó —. Adiós fue un gusto conocerlo...
Shin se encontraba recargado en la pared de un callejón alejado de los periodistas dirigiendo su mirada hacia el cielo, el detective se acercó a él y Shin con lágrimas en los ojos dijo:
—No me importa nada, haré lo que sea para acabar con él... –dijo para después darle un golpe a la pared —. No podemos esperar a que pasen cosas aún peores, ese maldito asesino no es un ángel de la muerte, él es escoria y la escoria merece morir; No importa si mi vida depende de ello, me asegurare sin lugar a duda de ver como ese bastardo se pudre en la cárcel...
—Todo gran dios tiene un pasado, todo pecador un futuro... –contestó sin explicar el por qué y se alejó de Shin sin decir nada más.
Durante el transcurso del día el detective y Shin no se dirigieron la palabra para nada a excepción de unos breves segundos por asuntos del trabajo, la forma de pensar de ambos era tan distinta como sus edades, Shin con 28 años y el detective a punto de cumplir los 44... De verdad a pesar de conocerse poco cada uno intuía por su propia cuenta que jamás serían capaces de congeniar el uno con el otro. Después de haber resuelto tantos casos el detective miraba todo desde otra perspectiva, sus 18 años de experiencia o bueno, casi los 19 más que Shin lograban que él viera a Torikago San desde otra perspectiva, ¿El ángel de la muerte?, ese nuevo nombre que la prensa le había puesto a Torikago San resonaba en su cabeza. El detective seguía pensado en Torikago San hasta que de golpe recordó algo de suma importancia, la banda SS haría un pequeño concierto benéfico para pagar los gastos de los heridos y los gastos funerarios de las familias con fallecidos. Todo podría parecer normal pero el detective analizó la situación y se dio cuenta que este podría ser el nuevo objetivo de "La rosa de hierro", o por lo menos era así como la prensa había nombrado al nuevo asesino...
El detective estaba a punto de ir a buscar a Shin cuando su celular comenzó a sonar, el detective preocupado contestó y el oficial de otro lado exclamó:
—La rosa de hierro no era ninguna de las 4 víctimas de Torikago San... Acaba de haber una serie de ataques a mano armada desde lo alto de un rascacielos en el concierto benéfico de SS, afortunadamente solo hubo algunos heridos y no pasó a mayores...
#12316 en Thriller
#5028 en Suspenso
#3802 en Detective
#1147 en Novela policíaca
Editado: 08.06.2019