Tormenta

Capítulo 38

Tormenta

Caminamos hasta una antigua casa, todo se ve destruido por fuera. Lili va delante de nosotros. Rayo se ve extraño, está nervioso por algo. Luke golpea las manos, la puerta se abre sola. Lili entra primero y nos hace seña de que la sigamos. La bruja se ve extraña, tiene cabello morado, un vestido del mismo color, se ve que no es muy mayor a nosotros. La habitación está llena de frascos con líquidos de colores, libros y un caldero.

—Están aquí por hechizos, ¿cierto? Lamento decirles que quién buscan en este momento no se encuentra —dice.

—Si quisiéramos hechizos sí, pero es a ti a quién buscamos, querida Yeni, aunque bien tu podrías hacerlos, pero no, nosotros venimos por algo que tú sabes y a tu corta edad es realmente valioso —explica Luke. Esa chica fue nombrada aquél día.

—Con que de respuestas se trata, insisto en que no es a mí a quién necesitan, yo aquí estaba solo de pasada, ya me iré también —responde.

—No eres Yeni, eres Arabel, eso lo sé, puedo verlo —dice Lili—. De las brujas eres la primera que se enteró cuando psique y oráculo se vieron.

—Es gracioso que tú lo digas querida, pero sí, que gracioso decirle oráculo a la vidente, aquella que predice el futuro, pero más casualidad es, que ella y su hermana chica están juntas en un cuerpo, debido a que la mayor está mucho más fuerte, la primera hermana, nombrada como psique tiene poderes mentales, lo sabe todo, su inteligencia es más de la esperada y más ahora que se habla de que posee el ojo del destino, ¿Casualidad? Yo creo que se viene algo desastroso —cuenta—. Juntando con la unión de oráculo y sabiduría, la primera predice el futuro, la segunda lo sabe todo, pero no restemos la importancia de la chica prodigio en todo esto, esa chica también influye en lo que pueda pasar.

—¿Qué podría pasar con ellas tres? —pregunta Dimitra.

—Solo una vez se encontraron, en ese entonces eran cuatro, pero no hay registro de lo que sucedió.

—¿Sabes qué pasó cuando se encontraron? —pregunta Luke.

Ella nos hace retroceder, abre dos frascos y tira el líquido en el suelo.

—Presten atención y podrán ver lo que pasó aquél día, en ninguna cámara se registró esto.

Se pueden ver a dos chicas, la más grande está entrando, todo se ve como un trono, en donde está sentada una niña de no más de seis años. La otra camina hacia ella.

—Quién diría que sería mi propia mi hermana de sangre la portadora de ese gran poder, por otro lado, ya lo sabías. Puedo ver que descubriste tus poderes a los cinco años, cuando solo jugabas con muñecas, aquella tarde se te dio por meditar y abriste lo que todos conocen como el ojo del destino. Nuestra tía, asustada de lo que vió, creyó estar loca y por eso gritó hasta más no poder —cuenta— exactamente cinco años después de eso nací yo, ¿Coincidencia? Ambas sabemos que no es casualidad —su voz es de una niña sabia, tal como dijeron, sabiduría está en ella.

—Ni tampoco es mucha casualidad que este día nos encontráramos, ambas fuimos llamadas por nuestro propio destino, querida hermana, estamos condenadas a una vida de fugitivas de todo aquél que nos decida buscar, ¿sabes que es lo peor? Sabemos que sucederá, pero claro, tú lo vez todo mucho más claro que yo.

—Tienes razón, yo veo todo muy nítido y sé bien qué pasará, pero a ti te ha tocado algo más difícil, vez el futuro, no te lo niego, pero lo tuyo es más para adivinar, vez sucesos aislados, puedes interpretarlo de mil maneras, pero ambas sabemos que tu inteligencia lo descifra casi instantáneamente una vez comprendes el patrón, sin embargo, fuiste dotada de poderes mentales, controlas mentes, mueves cosas con solo así quererlo, eres la más fuerte de nosotras, no te lo voy a negar, pero ambas estamos atadas a nuestras propias cárceles. Yo veo el futuro, puedo decirlo siempre y cuando lo diga en una especie de código para que alguien lo tenga que interpretar, más allá de la inteligencia que ambas compartimos, tú no puedes revelar mucho —dice mientras se levanta de su trono— míranos aquí, llenas de limitaciones.

—Estamos limitadas, pero aceptamos esta carga que hay que llevar, fuimos elegidas, no lo podemos negar, por lo que nos confiaron algo tan importante, más aún sabiendo que entre nosotras el prodigio ya despertó —dice la mayor.

—Se supone que ya sabíamos quién era quién, sabemos quién es la prodigio más ella no sabe de nosotras, sabíamos nuestras identidades, no las revelamos al mundo, pero aún así, tú lo habéis hecho con aquel chico, pero tranquila, veo en tu futuro que no te traicionará, pero ten cuidado que en cualquier momento alguien se enterará y habrás marcado tu final, ¿sabes lo triste que es ver el futuro? Nada te sorprende. Querida hermana, Sabemos que las casualidades no existen, igual que la llegada de ese chico, yo no hablo de casualidad pero si de causalidad, palabras tan parecidas y a la vez tan diferentes, ¿sabías? Tu lugar en el mundo es estar libre, pero a mí, a mí me ha tocado vivir escondida porque me reconocerán por mi forma de hablar, pero hasta entonces, yo diré que soy tú para protegerte.




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