21 de septiembre, 2007
Elliot
Estire mis brazos mientras miraba la hora y bostezaba. Había sido una muy mala idea trasnochar viendo eso película del Capitán América, aunque la disfrute.
Hice una mueca comenzando alistar la mochila para ir al instituto. Después de una larga ducha para espabilar, comencé arreglarme. Peiné mi cabello de forma desarreglada, elegí unos vaqueros rotos y una ramera negra juntos con unos botines. Antes de bajar pasé por la habitación de mi hermano para encontrarla vacía, me encogí de hombros ya suponiendo en donde estaría.
Baje hacia la cocina encontrándome con mi mamá. Ella estaba tarareando una melodía que se me hacía conocida mientras servía waffles en un plato. Negué con la cabeza riendo.
–Buenas días bella madre –bese su mejilla sobresaltándola.
–Mi niño –sonrió –casi me matas del susto.
–Estabas muy distraída madre, no me culpes. –Comente riendo– Por cierto ¿Dónde está Seth? –Pregunte –Cuando pase a su habitación no lo encontré.
–Salió a correr desde hace una hora –me paso un vaso con jugo de naranja –Ya sabes cómo es con el entrenamiento.
Asentí
Mi hermano, Seth, siempre desde pequeño era muy disciplinado para todo lo que se refería al deporte por lo que no me sorprende nada ya que saliera desde temprano a ejercitarse.
Terminé de desayunar y me despedí de mi madre. Tenía justo el tiempo para llegar al instituto. Ya de por si sabía que mi hermano no asistirá hoy a clases. Así era cada vez que entrenaba. Todo lo demás desaparecía.
Llegue al instituto y casi nadie se preguntó porque mi hermano no estaba conmigo. Todos lo conocían. El representaba al instituto en ese deporte –boxeo – por lo que no le decían nada por sus faltas. Era una suerte que estuviéramos en los mismos cursos. Así él no se podría atrasar.
El resto de la mañana paso normal tanto que parecía que las horas estaban pasando volando. Cuando toco el timbre de salida no espere a nada para encaminarme hacia casa. Estaba exhausto. Fue una mala idea hacer un maratón de películas en días de clases. A medio camino mi móvil comenzó a vibrar indicándome una llamada.
Seth
–Todo bien–fue lo primero que dije al descolgar.
–Necesito hablar contigo –escupió con su habitual mal humor. Puse los ojos en blanco acostumbrado a su forma de ser.
Mi hermano desde pequeño no ha sido mucho de hacer muestras de afectos. Las pocas veces con lo ha sido era solo con nuestra madre. Con nadie más.
–Está bien. ¿Nos vemos en casa? –mire mis costados antes de cruzar la calle.
–No. –Fruncí el ceño extrañado por su respuesta, pero no le preste mucha atención –Te veo en la cafetería que queda por el gimnasio donde entreno –gruño.
–Vale nos vemos en quince minutos –el solo volvió a gruñir antes de cortar la llamada.
Ladee un poco la cabeza pensando en el raro comportamiento de Seth. Si bien él no es de expresar afecto también es difícil de descifrarlo. Y hoy ha estado más extraño de lo normal.
Llegué a la dichosa cafetería y no me sorprendí de no encontrar a Seth. De seguro estará entrenando. Aunque si bien esperaba que tardará en llegar por lo menos media hora lo hizo en casi diez minutos. Lo mire en todo el trayecto hasta llegar a la mesa donde me encontraba que estaba a lado del ventanal de la cafetería.
–Me desquicia –murmuro entre dientes sentándose de golpe.
– ¿Qué? –pregunte desconcertado por su comentario.
–Ella me desquicia –escupió.
– ¿A quién te refieres? –volví a preguntar sin entender.
–Y lo peor es que no se da cuenta –prosiguió ignorándome. Se revolvió el cabello con frustración –Dylan y los demás le advirtieron que no se acercara a mí, pero ella no los tomo en cuenta. Si no que se lanzó directo a mí.
–Vaya –logre decir.
–Me gusta. –soltó abruptamente – Ella me gusta –Lo mire con sorpresa, eso no me lo esperaba.
–Ella... –trate de decir, pero me corta.
–Y me enoja que sea tan imprudente –siseo –Ella no ve el riego, solo se lanza de picado. Es tan jodido que trate evitar que se haga daño y ya haga lo mismo conmigo –cerro los ojos soltando un resoplido.
– ¿Y dónde está la protagonista de sus frustraciones? –pregunte divertido.
–Lot... –miro hacia al frente quedándose callado abruptamente. Fruncí el ceño dirigiendo mi mirada hacia donde estaba la suya.
Me percate de una rubia menuda muy bonita que entraba riendo a la cafetería donde nos encontrábamos. Alce mis cejas reconociendo quien tenía desequilibrado a mi hermano. En ese momento entro un chico casi de nuestra edad abrazando a la rubia de mi hermano. Seth gruño al ver la escena. Reí, celos.
Y como si fuera obra del destino la rubia aun en brazos del recién aparecido giro mirando hacia nuestra dirección. Y si bien ella estaba sonriendo, ahora su sonrisa se parecía al gato de Cheshire.
Sonreí interiormente al ver que los sentimientos eran correspondidos. Además, el recién aparecido tenia rasgos de ella indicándome que podrían ser familia, aunque dudo que mi hermano se diera cuenta de ese detalle.
Ella se acercó a paso apresurado dejando a su acompañante a cargo de sus pedidos. Ella solo miraba a mi hermano.
–Hola Seth –saludo besando su mejilla cuando mi hermano se levantó de su silla, hice lo mismo. Su voz era suave casi tan parecida al terciopelo –Me alegra verte.
–Charlotte –respondió sin utilizar su tosca manera de contestar. Casi me parecía que fue cálidamente –Te presento a mi hermano, Elliot –ella poso sus ojos en mi brindándome una sonrisa, pero no tan grande como la tenía minutos antes de hablar con mi hermano.
–Un gusto linda –bese su mejilla escuchando un resoplido de Seth.
–Lo mismo digo –escuchamos que su acompañando la llamaba –Bueno me tengo que ir, solo vine de pasada. Nos vemos luego –se acercó abrazar a Seth besando su mejilla en el proceso y a mí solo con un beso en la mejilla –Por cierto, no te olvides que mañana seguimos practicando movientes de ataque, Seth –se regresó a decir divertida. Mi hermano gruño antes de asentir y besar su mejilla –hasta mañana –la vimos marcharse antes de volvernos a sentarnos.
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Editado: 11.11.2021