Tormenta Black

XL

17 de diciembre, 2015

Charlotte  

Respire jadeante deteniéndome al momento que limpiaba la sangre que corría por mi rostro, mierda, esto mas tarde dolería un jodido infierno. Pero, nada me detendría. Tenía que acabar con esto. 

Sonreí arrogante mostrando mi protector bucal al tiempo que esquivaba su golpe,  sin perder una oportunidad de atacarla  me lance a ella de picado.  Mirándola a los ojos le di un rodillazo en el abdomen quitando todo el aire mientras la golpeaba con el codo en todo la cara dejándola aturdida.  

Luego de ver la señal de Bruno decidí terminar con todo el circo que estaba armado.

—Lo siento, querida. —murmure con una sonrisa para después agarrarle la cara con las dos manos y darle un fuerte cabezazo dejándola inconsciente. —Se termino el show. 

Cerré los ojos cuando el referí levanto mi brazo nombrándome vencedora de esta pelea. Retroci algunas pasos cuando me sentí que tambaleaba. Chasque la lengua y me aleje para regresar a mi camerino escuchando a la distancia los gritos de las personas junto con los sonidos de las rejas que protegían al cuadrilátero siendo azotados.

Antes de poder llegar completa, si se podría decir así, choque con una persona ocasionando que me cayera de espaldas. Demonios, esto no podía ser peor. Suspire, de por si mi cuerpo no estaba en su mejor momento y  no necesitaba que lo estropearan más de lo que ya estaba.

Sin mirar a nadie, me levante con la dignidad que me quedaba. Solté un suspiro de alivio cuando puede llegar a mi estancia sin ningún otro percance. Respire hondo y comencé con el labor de quitarme las vendas lentamente sintiendo el ardor en mis nudillos.

Estoy tan jodida.

Camine hacia la puerta y le puse el pestillo, no quería que nadie me sorprendiera en paños menores.  Alce mis brazos estirándome para luego quitarme toda la ropa y  caminar a la ducha caliente. Una vez que mis músculos estuvieron relajados, cerré el grifo y apoye mi cabeza en la pared por un momento. Me sentía exhausta.

No creo poder seguir este paso, acabaría conmigo antes de terminara la competencia. Pero no tenia otra opción, tenia que complementar el entrenamiento que tenia con Elliot.

Cerré la regadera y recogí mi toalla envolviendo mi cuerpo en ella. Soltando un suspiro saque de mi pequeña maleta otra muda de ropa. Mire el reloj, tenia que apurarme, casi iban hacer las cuatro de la mañana. No quería encontrarme a nadie y menos a mi hermano.  No se creería que salí a correr, me conocía demasiado.

–Señorita Black –escuche una voz gruesa a través de la puerta. Era un de los hombres que trabajaba con Bruno. –El Señor la esta esperando para retirarnos. 

–En unos minutos salgo. –indique recogiendo todo mi desastre. Me coloque mi Jersey de lana por encima de mi ramera y salí de la habitación. 

Conociendo todo el lugar, me dirigí directamente a donde siempre me esperaba. Pase mis dedos por mi cabello, sintiéndolo aun mojado. Tenia que llegar a casa y secarlo sino quería enfermarme. 

Fruncí el ceño cuando observe a Bruno hablando  por teléfono todo molesto. Uhm, no quería ser el que estuviera al otro lado del celular. Pobre.

–Llegare en una hora. –gruño –Así que anda arreglando el desastre. –escupido con rabia haciendo que todo su equipo retrocediera. Se paso las manos por el cabello pareciendo exasperado. –Tyler me matara. –murmuro. Estaba un poco sorprendida, jamas lo había visto de esa manera. Quizás era algo de suma urgencia, no podía retenerlo. 

–Anda –dije acercadome a el.

— ¿Qué? — me miró sin entender. Rodé los ojos sujetando mis cosas firmente. 

—Donde te necesitan —me referí a la llamada — Yo puedo cuidarme sola —sonreí a medias estaba muy agotada. El iba a refutar, pero conociéndome sabía cuál sería mi respuesta. 

Soltó un suspiro rindiendose al momento en que se dirigía algunos de sus hombres y les murmuraba algo. Ellos muy atentos solo asintieron sus órdenes. Alce mis cejas, esto no me gustaba no quería niñeras. 

—Luego que me desocupe iré a verte —beso mi frente —Uno de mis hombres te acompañaran. Hice una mueca, pero lo dejé pasar. Lo veía demasiado estresado para preocuparlo más. 

Y como si estuvieran sincronizados todos sus hombres se movieron cuando el lo hizo y lo tenían custodiado como si fuera el presidente de Estados Unidos. Vaya, a eso yo llamo seguridad. 

—Pues vamos entonces —dije. Ellos asintieron sin decir ninguna palabra. 

Como no había llevado auto, decidí caminar. Era lo único que podía hacer, solo Bruno había llevado auto. Comenzando a deslizarme por las calles, decidí ir por las más transitadas. Así evitar que nos asaltaron o algo por el estilo. 

Pase por el bar donde siempre concurria, había una fiesta a lo grande al parecer. Toda la calle estaba llena de personas. Sin tentarme, decidí ir de largo pasando rápido el lugar. Bostece, quería llegar rápido al departamento. Me queje mentalmente, aun faltaba por lo menos tres cuadras para llegar. 

Me pare en seco cuando de repente sentí un mareo que nubló mi visión. ¿Qué me pasaba? Cada minuto que pasaba me sentía más débil. Me gire para decirle a los hombres que me acompañaban que me estaba comenzando a sentir mal, pero mi sorpresa fue no encontrarlos. 

Masajee mi sien, esto no podía empeorar. Realmente creía que no podía. Respirando agitadamente pensé donde podrían estar, lo primero que se me vino a la mente es que ellos se hayan perdido en el tumulto de gente cuando pasamos por el bar 

—Pero miren a quien tenemos aquí —escuche una voz a mis espadas. Quise gritar y maldecir al darme cuenta quien era. —La zorra que hizo que nos metan a la cárcel después de que saliéramos del hospital. 

Sin pronunciar nada decidí seguir de largo, tratando de evitar cualquier pelea que pudiera ocurrir. No estaba en condiciones para una. Cerré los ojos cuando otra sombra apareció a mi costado deteniendo bruscamente logrando casi tirarme al suelo. El cuarteto de imbéciles se reunía para celebrar mi muerte. 




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