Búnker 1002.
A las afueras de la trinidad.
19 años atrás.
¿Qué pasaría con él después de todo aquello? ¿Lo dejarían dentro del búnker? Las dudas crecían en su cabeza con forme el tiempo pasaba dentro de aquella habitación donde lo habían dejado.
Después de ver la muerte de Vee, que Elaine llegara a ellos dándole la opción de vivir o morir como los demás lo llevaron a la habitación donde estaba en el momento. Un cuarto con una gran ventana frente a él, la cual sabía perfectamente que tras ese vidrio había gente observándolo. No era estúpido.
Observó su mano izquierda, la cual tiempo atrás había sido liberada del brazalete que lo había aprisionado por 18 años. Casi escapaban, casi lo lograban. Vee y él habían llegado a la segunda plata, pero hasta ahí. A ella la hirieron y no pudo resistir a sucumbir a la hemorragia que poco a poco se la llevaba.
¿Cuánto tiempo llevaba ahí? ¿Cuatro? ¿Cinco horas? El tiempo le parecía inexistente al estar en su situación. Las muertes de todos se repetían en su cabeza una y otra vez atormentándolo cada vez más.
Solo había dos perfectamente marcadas en su memoria, las cuales recordaba haberlas visto en cámara lenta. La muerte de Lu fue heroica. Se sacrificó por todos para que pudiesen seguir con el plan acordado antes. Con su cabello rojizo en una coleta mal peinada que se había hecho sólo para morir con el rostro a la vista de todos.
Así era aquella chica, y nadie podía hacer nada contra eso. Era la mayor y creía fervientemente que su deber era proteger a los demás.
La otra, era la muerte Vee. La cual realmente vio morir en cámara lenta, viéndola apagarse como luciérnaga conforme perdía sangre.
Sus pensamientos fueron suprimidos por la entrada estrepitosa de la mujer que lo había cuidado durante toda su vida. Elaine Azahar dejó caer una carpeta pesada en la mesa haciendo un ruido ensordecedor por el pequeño cuarto. Ron miró la carpeta la cual estaba sin título alguno. Regresó la vista a los ojos café de Elaine, donde encontró la misma mirada dura que ella siempre había tenido con todos.
— Pude apelar por ti. —confesó la mujer casi como si hubiese cometido el más atroz de los crímenes. Se inclinó en la mesa y abrió la carpeta frente a ella— Vivirás en el búnker pero ahora como trabajador...
— ¿Qué podría hacer yo en este sitio? —La mujer lo miró con desaprobación indicándole que la dejara hablar.
Elaine, en sus inicios en el lugar había sido una mujer llena de amor. A los 6 niños los trataba tan bien como hubiera podido hacerlo, los llenaba de mimos y hacía que su estancia en aquel lugar fuese más llevadera realizando actividades recreativas con todos ellos. Parecía mucho más una maestra de preescolar que una mujer con una carrera enfocada en la neurociencia.
Pero cuando los niños comenzaron a cumplir 10 años se fue haciendo poco a poco más dura con todos. Al principio no sabían qué demonios le había pasado a la mujer llena de amor que los vio crecer; a cómo iban las cosas todas llegaría a su muerte sin conocer la causa de su cambio drástico de comportamiento.
— Como serás empleado y recibirás un sueldo a partir de los dos meses de estancia, deberás existir para el gobierno. —irguió la espalda quedando completamente recta frente a Ron— Debes tener un nombre que no sea con el que has crecido.
¿Cambiar de nombre de un día para otro? Parecía una completa locura si quiera pensarlo. No sé podía imaginar atendiendo a otro que no fuese su ya conocido nombre de una sílaba.
— Puedes pensarlo si quieres — añadió la mujer.
— ¿Qué apellido tendré? — Preguntó curioso — Todos allá arriba tienen uno. No puedo simplemente tomar el que más me guste.
El dije de triqueta que colgaba en el cuello del chico estaba de tal manera que la inscripción en él podía verse sin problema alguno. Elaine dio un golpe seco con la palma en la mesa y sonrió de una manera casi aterradora.
— Serás un Rowling. Adoptaras el apellido de tu madre.
Inmediatamente su sonrisa fue borrada completamente regresando a la cara seria habitual. Escribió en el primer folio un Rowling con su letras casi cursiva y miró al chico.
— ¿Ya tienes el nombre? — el chico abrió los ojos sorprendido.
Debía encontrar el nombre perfecto, que fuese perfecto para él. Una combinación perfecta para poder acostumbrarse pronto y que tenga un significado en concreto. Le pidió el bolígrafo a Elaine la cual se lo tendió extrañada.
Editado: 17.12.2018