Tras la pantalla

Capitulo 15


Tonta, tonta, mil veces tonta. ¿Cómo pude olvidar la presentación del proyecto era frente el comité estudiantil? He estado tan concentrada en terminar las investigación que lo olvide. Ni siquiera se me ocurrió una excusa para no hacerlo, y es para mañana. Ahora estoy aquí, en la habitación de Jean, mientras él ensaya su parte de la presentación.

Me siento en un rincón de la habitación, sintiendo cómo la ansiedad se apodera de mí. ¿Qué voy a hacer cuando llegue mi turno de hablar? El simple pensamiento me hace temblar de miedo. ¿Debería decirle a Jean? Se esforzó mucho en este trabajo y no es justo que por mi culpa nos vayan a suspender.

Jean se concentra en su parte de la presentación mientras yo me mordisqueo las uñas e intento calmarme. Admiro su seguridad y su capacidad para desenvolverse. Sin embargo, yo no soy como él. Yo soy la que siempre está al borde del colapso cuando tengo que hablar en público.

Intento encontrar una excusa, una salida fácil, pero mi mente está en blanco. ¿Cómo puedo explicarle a Jean que no puedo hacerlo? ¿Cómo puedo decepcionarlo?

No, el no debe saberlo. Hace años que no hago exposiciones o algo por el estilo; tal vez este estúpido miedo ya no existe y puedo lograrlo. Se que decir, se cómo hacerlo y he visto muchas conferencias, sé que hacer y que no hacer. Puedo hacerlo, puedo hacerlo. De repente, Jean se detiene y me mira indicando que es mi turno. Tomo la hoja con notas y comienzo a hablar…O se supone que eso debería hacer.

No puedo hacerlo. No soy Julady en estos momentos, no soy la chica con peluca que nadie conoce. Soy yo, Julieth Morrison la chica que conocen en la facultad, y que, en estos momentos, desea que la trague la tierra.

—¿Estás bien? —pregunta, notando mi expresión angustiada.

Trago saliva y trato de mantener la compostura, pero mis nervios están a punto de traicionarme.

—No, no estoy bien. No puedo hacer esto —confieso, sintiendo un nudo en la garganta.

Me siento en la esquina de la cama sintiendo mi cabeza dar vueltas. Dejo las hojas a un lavo y paso cubro mi rostro con ambas manos, me siento frustrada e inútil.

“No eres ni capaz de dar un discurso frente al consejo estudiantil”

Justo esa maldita frase tenia que llegar a mi memoria ahora. Axel, me dañaste mas de lo que te imaginas. Siento mis ojos arder y como las lágrimas amenazan por salir. No quito mis manos de mi rostro, por miedo a que Jean note mi caos, y se dé cuenta de lo patética que soy.

El silencio en la habitación se vuelve pesado, pero Jean no dice nada. Puedo sentir cómo la cama se hunde ligeramente bajo su peso mientras se sienta a mi lado, creando un espacio de calma en medio de mi tormenta. Me pregunto si me estará mirando con lastima, con burla o simplemente con desesperación.

—No preguntare que pasa, porque tal vez no quieras contármelo — la voz de Jean llena el silencio, brindándome un toque de consuelo — Manuel me conto que no eres muy abierta con tus emociones, y lo respeto. Si no te siente bien puedo llevarte a casa, tal ves quiera hablar con alguien… y no creo ser ese alguien —

Con un suspiro tembloroso, dejo caer mis manos de mi rostro y me encuentro con la mirada de Jean. Esos ojos que me recuerdan a un cielo despejado. Cuando los miro solo puedo pensar en el mar, un mar tranquilo y sereno; un lugar don quiero estar ahora.

—¿Te llevo a casa? — pregunta con cautela.

Niego con la cabeza, sintiendo la necesidad de quedarme en ese lugar, mirando aquel cielo despejado bañado en los rayos del sol que me trae calma.

—No quiero irme a casa —respondo finalmente, luchando por mantener mi voz firme a pesar del nudo en mi garganta.

Él asiente, con una expresión de respeto en su rostro.

—Entiendo —dice con suavidad—. ¿Quieres contarme que paso? ¿O prefieres estar sola? —

Me muerdo el labio inferior, sintiendo que puedo hablar con el de esto. Después de todo, mi miedo a hablar en público también lo afecta a él, merece saberlo.

—Sufro… sufro de pánico escénico —confieso, mi voz apenas un susurro —. No puedo hablar frente a la gente o en un escenario; me pasa desde que niña. Y no sé cómo controlarlo. Me siento atrapada bajo un microscopio, como si la gente mirara cada cosa que hago y esperara a que cometa el mínimo error para destrozarme. En realidad, no me importa mucho lo que diga la gente, y es raro, esto solo me pasa cuando debo estar frente a un público o audiencia. Es como si toda mi seguridad y confianza desaparecieran por arte de magia —

Jean me escucha atentamente, como si pudiera entender lo que estoy sintiendo. Sus palabras son cuidadosas, como si supiera que esta confesión es un paso difícil para mí.

—Debió ser difícil la escuela primaria—responde con un toque de humor, el cual me hace soltar una ligera risa aliviando mi estrés — Sabes que el pánico escénico puede ser tratado, y la escuela cuanta con un psicólogo que te puede ayudar, ¿cierto? —

—Si, bueno. No es como que sea algo de lo que me guste hablar. —digo con sinceridad — Mis antiguos profesores sabían de ellos y dado a que nunca les cause problemas y era alumna ejemplar, me daban permiso para no participar en actividades que me generaran estrés. Hacia tiempo que no me sentía así, y creí que tal vez ya lo había superado; pero parece que no —

—Podrías hablar con los profesores; aunque será difícil que nos dejen cambiar el tipo de presentación ya que es para mañana —añade Jean, ofreciéndome una solución práctica.

Asiento pensativa, tiene que haber una solución a esto. Si tan solo no lo hubiera olvidado. Pude haber hablado con los profesores y llegar a un acuerdo con tiempo, ahora todo se había complicado.

—Tengo una idea —Habla Jean entusiasmado. — Ya sé como vamos a salir de esta —

—¿Enserio? ¿Cómo? — pregunto curiosa.

—Tu deja todo en mis manos, Triki. Siempre me salgo con la mía — sonríe triunfante.



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En el texto hay: ajedrez, romancejuveniel, música fama

Editado: 30.06.2024

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