Mich
Al día siguiente todo pintaba normal, justo como creía, nadie recordaría esa noche. Bueno, para ser sinceros yo si la recordaba y vaya que recordaba todo, lo cual no era normal porque a veces solía olvidar hasta mi propio día de nacimiento.
Olvida todo cariño, solo fue una noche no es para tanto.
Por eso de la tarde recibí un mensaje de mi compañero preguntando cómo estaba lo cual era algo raro porque no era que muchas personas preguntaran mi estado, a decir verdad, solo mamá me preguntaba eso y algunas veces mis amigas, pero podía comprender pues la mayoría de las veces se me olvidaba responder mensajes.
Adrián
“¿Cómo estás?, ¿dormiste bien?”
¿Ah? ¿Qué tipo de preguntas son estas? Seguro quiere la tarea.
Decidí ignorar el mensaje y seguir con mi día, aunque en ocasiones un impulso de responderle me invadía, pero el orgullo triunfaba en mí.
Llegó la noche y las estrellas llenaban el cielo poco a poco. Era genial ver el cambio de pasar de un atardecer con colores y nubes increíbles a ver la luna alumbrar, las estrellas brillas y los grillos cantar, simplemente era algo mágico. Volví a recibir otro mensaje de Adrián esta vez preguntaba si me podía marcar y en ese momento volví a sentir la ráfaga de nervios y no sabía por qué.
Es mejor que no te hagas ilusiones, chiquilla.
A veces quería silenciar para siempre las voces de mi cabeza.
Una vez más accedí y comenzamos a hablar sobre nosotros y lo peor de esto era que iba metiéndose en todos los temas como si su propósito fuera entrar en cada uno y dejar una gran huella en cada uno.
-Las enchiladas son mi comida favorita- los cambios de tema eran tan repentinos, empezaba a acostumbrarme a eso. Terminamos hablando de comida
-No me gustan las enchiladas, son no sé…o será que he tenido malas experiencias comiéndolas
-Ohh, por favor cállate, las enchiladas son lo mejor de la vida, además no es por nada, pero las de mi mamá son las mejores- y es que no mentía, realmente no había probado mejores enchiladas que las de mi madre
-Deberías invitarme un día, para probarlas- dijo el con una voz que no se como describir aun
-Obviamente, tienes que probarlas porque son las mejores - dije con una voz de emoción, era una emoción que no podía contener cuando se trataba de la mejor comida.
Y en una noche acordamos muchas cosas como que me llevaría a comer al mejor lugar donde vendían comida china ¿Por qué? Ni siquiera yo sé como sucedió de igual manera comentó que probaría las enchiladas de mi mamá, que conoceríamos miles de lugares en la ciudad. Planes que no sabíamos si podríamos cumplir que a mi parecer era mas de esos planes que haces con personas y al final solo son palabras, no pasa nada mas y se disuelven con el tiempo.
Y era algo casi difícil de lograr ya que como el curso era en line yo llevaba viviendo más de medio año fuera de la ciudad, me sentía bien con eso pero a veces quería regresar y esas ganas empezaban a crecer poquito, ¿la causa? Adrián.
Una línea delgada entre regresar a la ciudad o quedarme donde estaba, era más que obvio que en algún momento tenía que regresar para vernos y cumplir todas esas cosas acordadas, o al menos eso creía.
De no haber sido porque íbamos en el mismo curso y en el mismo grupo tal vez jamás hubiéramos coincidido.
No sabía en qué momento habíamos hablado tanto, y una vez más ya era tarde, pero esta vez no importaba porque era fin de semana, no había porque preocuparse.
Durante la llamada encontraba la ocasión para decir algún cumplido, tenía ese algo que lo hacía diferente, ese algo que hacía que la emoción creciera poco a poco.
Solo sabe tirar labia, no te sientas especial Michelle.
- ¿Ya te dije que te queda muy bien el azul?
-Me lo has dicho miles de veces desde ayer
-Lo siento, pero en verdad te queda muy bien, pero cuéntame que hay detrás de eso, una decisión de cambio de estilo, rebeldía…
-Una ruptura amorosa, supongo, aunque no creo que haya influido tanto eso pues llevaba tiempo queriendo hacerlo, pero no me animaba. Inseguridades.
-Comprendo. ¿Sabes? A veces se nos va la vida pensando en cómo nos verán los demás, que pensarán y ese tipo de cosas. La realidad es que muchas veces ni siquiera nos notan, solo son creaciones de nuestra mente que nos terminan aterrando.
-Entiendo, me suele pasar seguido…- un largo suspiro salió de mi porque sabía que al decir “me suele pasar seguido” se traducía a que toda mi vida había estado atada a eso
-Lo que quiero decir es que no tengas miedo de un cambio, probar cosas nuevas, ponerte lo que te plazca, la vida es tan corta como para limitarse, en el mejor de lo sentidos. Solo si algún día te sientes insegura puedes llamarme, no me gustaría verte insegura y limitándote para sacar a la verdadera Michelle- sus palabras me dejaron atónita. No me podía creer lo que estaba escuchando, empezaba a dudar que era de esas personas que solo pasan la noche charlando y jamás vuelves a saber de ellas.
-Gracias, no se que decir… no suelo decir a menudo lo que siento, pero gracias
-No te preocupes, esta bien. Tranquila, no tienes por qué hacerlo.
La noche nos había abandonado para dar entrada a la madrugada. El balcón que daba para la calle era mi lugar favorito y ahí en la madrugada sentada mirando la calle tan tranquila acompañada de las estrellas, el canto de los grillos y alguno que otro carro que pasaba me hacian compañia mientras hablaba con un compañero de curso el cual no tenía idea que cambiaría mi vida, porque uno no puede creerse que las personas que conoce a menudo ya sean en el bus, en la escuela, en el trabajo o simplemente en la calle, te pueden cambiar la vida. Son de esas personas que se quedan en tu corazón a pesar del tiempo y sin importar si siguen hablando o interactuando, siempre estarán en tu corazón porque simplemente cambiaron o marcaron tu vida.