Tratando de olvidarte

Capitulo 3.

 Mich 

Cada vez más halagos y era algo distinto pero genial porque no solo halagaba mi físico, si no mi forma de ser, mi forma de tratarlo, pero no podía culparlo pues la veces que socializaba o alguien me trataba, la mayoría de veces si no es que todas me decían que era muy linda, tan comprensiva y ese tipo de cosas.

Yo por mi parte me sentía confundida no quería poner en juego mi corazón, mi estabilidad emocional la cual me había costado tanto trabajo y tiempo lograr que no quería caer de nuevo.

Haz caso a tus instintos, escucha lo que te dice la mente. No te dejes llevar por el corazón, es muy traicionero.

Aquella noche era sábado y lo que sería un sábado como los anteriores dónde amaba ver las estrellas, ver películas, quedarme hasta tarde viendo vídeos, un momento que realmente disfrutaba estando sola se convirtió en un sábado lleno de cosas interesantes. Esa noche mi compañero al cual le encantaba cambiar de tema tan radicalmente termino contándome sus decepciones amorosas y espontáneamente aparecieron unas ganas de querer abrazarlo. Teníamos algo muy en común, nos iba mal en el amor, para ser mas directos en las relaciones.

Lo escuchaba con atención tanto que por una razón las palabras se quedaban retenidas en mi mente. Era extraño que eso pasara en mí. Decidí contarle un poco sobre cómo me iba a mí en esa cuestión y darle a entender porque nos parecíamos en ese aspecto y así como yo, el me escuchaba atento, una historia tras otra de desamor, cuando por fin terminamos de contar todas nuestras decepciones en el amor hubo un momento de silencio.
- ¿Sabes? me gustaría tener una persona con la que pueda tener una relación y hagamos de todo, conocer lugares, probar cosas nuevas, ver el cielo, perdernos, caminar bajo la lluvia. Una inmensidad de cosas que podríamos hacer…- un suspiro salió de mi compañero de curso- ¿es tan difícil encontrar una persona que concuerde?, ¿es mucho pedir?

-Tranquilo, pronto llegará esa persona, con la que puedas hacer todo eso que me acabas de decir. A veces en el momento que menos lo esperes esa persona se hará presente en tu vida, suele pasar que te enamoras o vives cosas inolvidables con personas que jamás creías, no te pasa ni por la mente. Es como ahorita, jamás me creí terminar contando mis decepciones amorosas a mi compañero de curso y es extraño porque no se tu edad, tu nombre completo o tu color favorito, pero sé que de chiquito te dio una gran enfermedad, que eras el galán en la secundaria y ahora se tus decepciones en el amor. En resumen, simplemente sucede, no lo planeas.

-Tan solo si una persona como tú se atravesara en mi camino- el tono era algo bajo y un poco dudoso

-Pues dale, que suerte la tuya que te has cruzado conmigo ya- los dos reímos

-Sabes a que me refiero- y si, sabía perfectamente a lo que me refería, pero un hueco se formaba en mi estomago solo de pensarlo

-Michelle- el tono era aún más dudoso como debatiéndose si decírmelo o no

-Y si tú y yo…

-Wow, tranquilo ahí. Paso, eres genial, pero en verdad que esta tranquilidad que tengo ahora me costó mucho y no quiero perderla

-Podríamos siquiera intentarlo- me mordí el labio y sentía algo dentro de mí, sentía unas ganas de gritarle que si

-Veo muy nula la posibilidad de que eso pase, cariño

Jaja, este cree que voy a caer en sus encantos

Mi mente se reía, pero, mi corazón sabía que sus halagos hacían acelerar el palpitar de este mismo.
 

Una parte de mi quería intentarlo y no lo sabía porque, por otro lado, la otra parte no quería porque podría terminar mal, miles de inseguridades pasaron por mi cabeza.
Pero la otra parte era más insistente, repitiendo que arriesgarse era vivirSin fin de pensamientos invadían mi mente.

Las horas pasaron y seguíamos hablando a ese punto ya no me sorprendía ver el reloj y ver qué ya era demasiado tarde. Todo era risas, palabras bonitas y halagos hasta que llegó el momento de despedirnos.
-Hasta mañana, descansa, ten lindos sueños, mañana te marco.
-Descasa.
-Te quiero- dijo, pero pude notar que estaba pensándolo y no sabía si quedarse ese pensamiento o decirlo. Y cuando finalmente lo dijo los dos quedamos sorprendidos, pero con cierta emoción y se empezó a poner nervioso y yo trate de tranquilizarlo, pero extrañada de mi misma por la forma en la que lo había hecho
-También te quiero- le dije con un poco de inseguridad, pero pude sentir como los dos sonreímos o al menos yo si lo hice.

La llamada se colgó y yo seguía sonriendo y ya había pasado más de veinte minutos.

Mierda Michelle ¿por qué sigues sonriendo? Esto esta empezando a joderse.

 Pensé mientras estaba recostada viendo el techo intentando dormir.

 




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