Treinta y Un Días: Juego de Novios

Día 1: Primera Cita

—Sí, esta bien, jugaré tu juego. Seré tu novio por treinta y un días.

No podía creer que había aceptado. Cuando dije que sí, Harry inmediatamente cambió su mirada expectante a una de sorpresa, luego se dibujó una sonrisa en su cara y soltó una carcajada repentina. Me dijo: "Cam, gracias por aceptar, esto será divertido. Preparate porque mañana será nuestro primer día de novios.", y así era. Ya era hoy. El primer día en que me comportaría como la pareja de alguien. No sé cómo debería actuar o que debería decir. Estaba algo nervioso. En especial por que sería nuestra primera cita según él. Exclamó algo como: "Mañana no hay clases debido a la reunión de los maestros. Y además es viernes, tenemos suerte. Mañana a las 10:30 a.m. aquí, en nuestro parque, tendremos nuestra primera cita." Yo apenas tuve oportunidad de interpretar sus palabras, se despidió de mi diciendo que tenía que prepararse para "nuestra cita" y salió corriendo. Me siento raro por esto, y aún estoy un tanto desubicado.

Tenia los nervios de punta, aún eran las 6:00 a.m. y estaba sentado en mi cama con mi cara posada sobre mis manos, pensando en que hacer con mi vida. Ese mismo nerviosismo causó que me levantara a las 5:00 a.m. en punto y que me quedara paralizado una hora entera. Cuando por fin reaccioné, tomé un baño; un baño larguísimo de una hora en el que me acicalé lo mejor que pude y como nunca en mi vida. Mi cuerpo igual lo hacía todo mecánicamente, esta vez a causa de los nervios. Mi mundo seguía un tanto gris pero al menos eso me distraía. Me puse mi mejor ropa, hace mucho tiempo que no me vestía tan bien, aunque yo pensará: "recuerda lo que dijo Erica, siéntete cómodo, no te vistas por alguien más, se tu mismo" mi cuerpo simplemente me decía: "Aunque sea un juego, es tu primer novio, las primeras impresiones importan, además esto se te ve bien y no es nada incómodo. Y esta bien tener buen higiene de vez en cuando." Y mi razón mientras tanto susurraba en el fondo: "Hey, es un juego; y aunque fueran novios realmente, aún llevan 3 años de conocerse y ser amigos. No hay razón para estar nervioso." Y como era de esperarse, la que menos se escuchaba era mi razón.

Terminé casi por completo de prepararme, solo faltaba cepillar mis dientes. Lo haría después de desayunar, así no tendría que preocuparme por mal aliento, comida atorada entre mis dientes, o cualquiera de esos típicos errores en las primeras citas. ¿En que pensaba? Creo que me estaba tomando eso muy en serio. Bajé a desayunar, luego me cepille los dientes, me volví a peinar solo por si acaso, revise el reloj: 10:00 a.m. estaba a tiempo.

Salí de la casa, quería llegar un poco antes para llegar bien. Y... ¡si que me lo estoy tomando en serio! Durante el camino tuve tiempo para fijarme de nuevo en el paisaje, el mundo seguía gris, o más bien mi mente seguía mal. Hasta ahora no había tenido tiempo de fijarme, pero el desaliento, y la especie de depresión que había comenzado ayer seguía aún en mi. Por eso sentía que estaba haciendo todo de manera mecánica, pero sentía algo diferente: una pequeña chispa de ganas entre un circuito de aburrimiento.

Faltaba una calle para llegar al parque, revise la hora: 10:15 a.m. cuando estuve a unos metros, me percaté de que Harry se encontraba ya en el parque sentado en un banco, con una flor, una bolsa, y además muy bien vestido. Quede paralizado de la sorpresa. A lo lejos advertí como movía su boca, hablando solo; como si estuviera ensayando algo. Era la primera vez que lo veía tan nervioso, y de cierto modo, por raro que suene, eso me hizo sentir mejor: no era el único que no podía evitar tomárselo en serio aunque fuese un juego, tal vez también se sentía extraño. No pudé evitar notar... lo guapo que se veía. Me sonrojé nada más pensar en ello, definitivamente necesitaba calmarme y pensar con la mente fría. Recobré el aliento y segui adelante, eran las 10:18 a.m., unos doce minutos antes de lo acordado. Los nervios lograron que ambos llegáramos muy temprano. Cuando me acerqué, el se percató y arregló un poco su peinado.

—H-hola, Cam. Te ves estupendo. —Soltó. Me sonrojé al instante y tuve que recordarme que el juego incluía actuar como una pareja real.

—Gracias, Griffin.— Dije. —Tu tampoco te ves nada mal.

—Como siempre, Cam. Mira, te traje esto.— Exclamó, desarmándome por completo. Había tratado de usar mi tono burlón y sarcástico de siempre, pero ver directamente a sus ojos castaños que formaban una mirada tan tierna justo mientras me tendía de ambas manos una flor y una bolsa con dulces de chocolate, era lo más difícil del mundo. Nunca imaginé a mi mejor amigo en esa situacion, no se como sentirme. Sentía mis mejillas arder tanto que parecía que las tuviera encendidas en fuego por completo. Enseguida me sentí mal por no pensar en Harry, le pude haber traído un regalo tambien, se supone que el juego constaba de eso: de ambos comportandonos como pareja, no solo uno.

—G-gracias, Griff. —Le agradecí. — Yo, lo siento, no te traje nada. Debi pensar en ello.

—No hay por que preocuparse, se supone que es nuestra primera cita y no debe haber razones por las que mi lindo novio se sienta mal. — Debería haber una agencia de bomberos para mejillas, las mías ya estaban sobrecargadas de un grave incendio. Harry sí que jugaba bien a este juego. Imagino que advirtió mi sonrojo, por que después de observarme me esbozó una sonrisa entre tierna y socarrona. No me pregúnten como es posible eso.

—Vamos, tengo preparado algo especial en mi casa.— Me avisó. Oh, ya en serio, quería que la tierra me tragara, ¿la cita era en su casa? Entonces, ¿por qué me dijo que viniera hasta aquí? Pude haber llegado a su casa que queda solo a una calle de la mía.

—Pero por qué...

—Te dije que vinieras aquí, para que caminemos juntos. Vamos a caminar de la mano hasta mi casa, y el punto de inicio será nuestro lugar especial. — Me interrumpió. Era lo más cursi que había escuchado en mi vida. Tanto que casi me olvido de que era un juego. En mi interior no sabia si molestarme por que me hizo caminar hasta aquí con tanto nerviosismo, o admirar lo tierno que era por tal "detalle".




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