Treinta y Un Días: Juego de Novios

Día 7: La Sorpresa

De nuevo Harry no estaba. ¿Por qué? No lo sé. No creo que una estúpida sorpresa abarcará más de un día de preparación, me estaba volviendo loco la expectación. Y, la verdad, no soy muy de suspenso. Me estaba poniendo paranoico el hecho de que se tomará la molestia de faltar dos días a clase, ¿quién hace eso? Cada cabellera azabache que mis ojos divisaban me emociona pensando erróneamente que era él. Había llegado a ese punto de preocupación.

Unos cuantos micro-infartos después al fin llegué al colegio. Miré cada rincón de la escuela antes de adelantarme al aula y nada. Decidí mejor no comerme la cabeza con ello, si no no llegaría al final del día.

Entrando al aula me percaté de Eri y Simón, en una de las filas del fondo, y como siempre me senté cerca a ellos. Me miraron con expectación y luego me saludaron. Mencionaron algo sobre quedarme un momento después de que se acabará la jornada. Y aunque en el fondo esperaba que no fuera lo que pensaba, mejor era no ilusionarme.

Las clases continuaron entre números y letras confusos que entraban y salían de mi mente sin sentido alguno, se podría decir que pensar tanto me estaba distrayendo pero no era un secreto que nunca fui el mejor en matemáticas. Aún así era casi en sentido literal, era como haberme encerrado totalmente dentro de mi cabeza y escuchar el ruido del exterior como leves murmullos que apenas me importaban.

Discurrió una hora, y luego dos. Apenas y había escuchado la campana de cambio de clase. El resto no fue diferente y me sentía estúpido por ello. ¿En qué tenía que preocuparme? En nada, pero aún así lo hacía.

Simón y Erica me habían estado hablado durante el descanso y al menos puse algo de atención.

—Cam... Hola, ¿puedes dejar camlandia un momento?— Me llamó Erica. —¿Qué sucede?

Discerní un momento entre mis pensamientos y la realidad y pude responderle.

—No... —Suspiré. —Bueno sí, sí es algo. ¿Por qué Harry falta dos días por una estúpida sorpresa? Me preocupa el hecho de que le perjudique.

Erica se removió incómoda y le lanzó una mirada a Simón que apenas y noté.

—No te preocupes por eso —Habló Simón. —Lo mejor es que no pienses en ello, a ti también te está perjudicando.

—Lo sé, y me estresa. —Respondí. — Maldita sea. ¿Por qué se toma tantas molestias por algo tan innecesario?

—Mira, Cam, Simón tiene razón. ¿De que te preocupas? Al fin y al cabo fue su decisión, ¿no? Si sigues así vas a acabar perdiendo todas las clases por estar pensando. Solo trata de ignorarlo y ya.

—No es tan fácil ¿ok? Lo intento. —Espeté. —Pero me frustra el hecho de que se tome esas molestias por algo tan estúpido.

—Dime algo, ¿por qué eres tan malditamente terco?  —Dijo Erica. —Mira, al fin y al cabo es tu problema. No tengo mucha paciencia para oírte quejándote todo el rato.

Se levantó de dónde había estado sentada y me miró seriamente

—Yo ya dije lo que tenía que decirte y ni se te ocurra huir después de clases.

—Bien... — Farfullé.

—Cam, creo que es mejor que te lo tomes con calma. Trata de concentrarte en otra cosa que no sea ello, y ya. —Me aconsejó Simón. —No es tan difícil, por qué tenemos clase y deberías concentrarte en ello.

—Lo intentaré. —Murmuré algo enojado.

—Te vemos en clase, te dejaremos para que lo pienses mejor. —Mencionó Simón levantándose de igual manera y acompañando a Erica.

Me quedé solo, junto a los pensamientos que pululaban en mi mente.

***

Había logrado concentrarme un poco en clase, tal vez muy poco pero algo es algo. Al final de las clases me encontré en la encrucijada entre huir o no huir de Erica y Simón y decidí no hacerlo. Debí haberlo hecho.

—¿Que quieren? —Dijé agotado.

—Que pongas toda tu atención en este juego si quieres encontrar a Harry. —Y como dijo Erica, puse al instante toda mi atención en sus palabras sorprendido.

—¿Qué? —Pregunté ansioso.

—Harry organizo una búsqueda para ti. —Explicó Simón. —Si la completas lo encontrarás a él y a la sorpresa.

Idiota, Harry Griffin es un idiota cursi.

—Te acompañaremos, pero no hasta el final. —Mencionó Erica. —Solo podemos acompañarte y darte la primera pista, nada más.

A lo dicho me tendió un papel con forma rectangular y algo escrito en él. Se trataba de una de las pistas, pensé.

Ve a dónde los conocí. Allí encontrarás la siguiente pista.

Genial, a caminar por todo el lugar como un idiota. Podría negarme... Pero no quería dejar a Harry plantado siendo su mejor amigo barra, novio falso. Así que seguí el juego. Pensé en el parque pero están relativamente lejos para ser el primer lugar y lo que estaba escrito estaba en plural, así que imaginé que se trataba del aula donde hace 3 años había llegado como alumno nuevo, ahí fue cuando conoció a Erica y Simón.

Me dirigí a paso ligero hacia el aula acompañado de mis dos amigos y por alguna razón estaba abierta. En uno de los asientos, había una nota junto a unas gomitas, tome ambas cosas y leí la nota.

¡Excelente¡ Este era fácil. Te deje un regalo para que repongas energía, ya es un milagro que sigas el juego así que puedes comer estás gomitas, sé que te gustan. La siguiente pista: ¿Donde jugamos por primera vez, juntos?

Al terminar de leerla tome un gomita y me la comí. No iba a desperdiciarlas. Pensé en el siguiente lugar.

—Tal vez sea en el patio, en el recreo, estábamos más pequeños y nos encantaba jugar allí, ¿No?

—No lo ayudes —Regañó Erica a Simón. —Se supone que tiene que hacerlo por si mismo.

—Ouch, lo siento.

Seguimos el camino hacia el patio y no vimos nada allí en especial. Pensé y luego recordé que normalmente jugábamos cerca a un árbol solitario en uno de los rincones del patio de la escuela, así que me dirigí allí.

No están tan errado. Encontré otro pequeño paquete de gomitas y otra nota pero con forma de corazón. Me estremecí por la cursilería y procedí a leer la nota.




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