Los chicos de humanidades salieron una hora antes gracias a una sorpresiva junta de academias. Los tres grupos, contando el de Kai, el de Candy y el de Beckett, salieron al mismo tiempo. El vigilante en la entrada se negó a dejarlos pasar hasta que Claude, del grupo de Candy, fue a quejarse con el director.
— ¿Sabían que Claude es el hijo del nuevo director? - Preguntó Vanko, del grupo de amigos de Lalo en voz baja.
— ¿El gay? - Preguntó Checo.
— ¿El director es gay? - Se desubicó Aria.
— No idiota, su hijo - Se burló Checo.
Aria intentó pegarle a Checo, pero no lo alcanzaba. Checo jugó con las mejillas de Aria y después le alborotó el cabello con ambas manos. Kai y Amelia vieron la escena con ternura, incluso conteniendo la risa.
Haciendo un conteo, sus amigos de informática que los acompañaban en humanidades eran Vanko y Checo, de la banda de Lalo, Aria y Beth, amigas de Darinka y Carla, Caín, Amelia y Juliana, amigos de Kai. Ciso, Fati, Alesha y Osiris aparte y por supuesto, el amigo Zárate, aquél al que Kai odiaba con toda su maldita alma.
— ¡Kai! - Gritó Candy entre el grupo de alumnos que iba de salida - ¡Kai!
Era gracioso también ver a Candy dando saltitos para poder encontrarlo. Kai alzó la mano y Candy vino corriendo hacia él.
— Tienes que venir conmigo, es importante - Le pidió Candy.
— Amelia, tú...
— Iré a casa con Caín y Juliana, no te preocupes.
Kai sonrió y abrazó a Amelia para despedirse.
— ¿A dónde vamos?
— ¿Recuerdas que dije alguna vez que en secundaria tuve un grupo de amigas que se separó porque Beckett y una de ellas llamada Niambi se pelearon, varias otras comenzaron a pelearse entre sí y al final la mitad de mi grupo se separó y ni siquiera se habla ahora?
Kai parpadeó varias veces. Esa historia era de las que más tiempo le había costado contar a Candy.
— Sí, recuerdo perfectamente, ¿Por qué...
Ambos caminaban por el borde opuesto al Bach 1 de la ciudad deportiva, justo en el linde de La Polvareda. Tres chicas estaban sentadas (o acostadas) en la última cancha techada de baloncesto. Al ver llegar a Candy, no tardaron en gritar y festejar al tenerla cerca de nuevo.
— ¿Trajiste un chico?
— No parece Gus.
— Jamás nos trajo a Gus.
— Hola - Saludó Candy lo más seria que pudo.
— Lo conozco - Señaló una de ellas, de tez clara, bajita y cabello negro y largo.
— Y yo a ti. Eres Valka, del curso de inglés de la universidad - Sonrió Kai - Y ella es Tenebra Leto, la que se disfraza en las convenciones para otakus - Reconoció también a una chica morena, con muchas ojeras, cabello negro y lacio y ropa totalmente negra.
La restante, con maquillaje color rubia california y piel morena, con cabello de sopa instantánea color negro y estatura comparable a la del enano profesor Roger, esperó ser reconocida por algo, pero Kai solamente la miró un momento para preguntar quién era ella.
— Niambi Kanaan - Saludó ella, intentando componer su mejor sonrisa.
— Los he reunido aquí porque son lo mejor de lo mejor - Dijo Candy - Kai, ellas son mis amigas de secundaria: Tenebra, Niambi y Valka. O al menos, son mis amigas más cercanas - Corrigió Candy.
— De hecho, Sonia cuenta como nuestra amiga - Añadió Tenebra - Es decir, no se nos acercaba cuando estaba su grupito de amigas que parecían imitaciones de la barbie pero mexicanas, pero jamás tuvimos problema alguno con ella.
De la misma secundaria de Candy provenían esas tres chicas, Beckett, Sonia, Gus, Carrasco, entre otros estudiantes de Bach 1. Todos ellos ya se conocían desde años atrás y era imposible para Kai no sentirse como un intruso ahí.
— Él es Kai - Lo presentó Candy con sus amigas.
— Eres ese del que nos ha hablado nuestra Candy - Lo analizó Tenebra - Ella cree que te llevarías bien con nosotras.
— Es toda una comadre, se los aseguro - Prometió Candy.
Fue lindo pasar casi dos horas con ellas, tiempo que terminó cuando todos se dieron cuenta de que deberían ir a casa pronto. Kai se despidió y tomó el primer bus hacia el Mercado de Serra que encontró. Las chicas hicieron lo mismo.
Al bajar en el Mercado de Serra, Kai leyó un mensaje de Candy que decía: "Te será útil lo que ellas tengan que decir de vez en cuándo". Serían amigas, claro. Pero también serían informantes de Alba Dorada a partir de ese día.
Val Nakamura no pudo empezar peor su llegada a preparatoria.
Es decir, las materias eran fáciles hasta el momento, pero su situación sentimental no lo era, básicamente porque sabía que se estaba enamorando del ex novio de su hermana mayor.
No, Rivera no.
Abad. Caín Abad.
Lo conoció más o menos en la época en la que Noah lo terminó, a partir de ese diciembre comenzó a tratarse más con él. Era un amor de chico, la hacía sentir segura y más valiente de lo habitual. El problema era que básicamente Caín se quería morir todo el tiempo.
Val eligió casi al azar al amigo de Caín que podría ayudarla, omitiendo en el acto a Kai por ser el otro exnovio de su hermana. No le tenía la confianza que sentía que debería tenerle, sobre todo con todo ese asunto de que se estaba muriendo desangrado cada poco tiempo.
Amelia fue la elegida. Val se le acercó un día al comenzar el receso, saliendo el grupo de Amelia de otra clase de informática.
— Oye, ¿Amelia? ¿Puedo hablar contigo?
Amelia la reconoció y asintió mientras se separaba de Kai, quien decidió ir a ver a alguna otra amiga. Amelia y Val se recargaron en el grueso barandal de hierro de la segunda planta.
— Dime cielo, ¿Qué pasó?
— Quería el consejo de una chica y creí que...
— ¿De una chica?
— De una amiga del chico que me gusta.
Amelia cambió su postura, ahora prestando más atención. A Val le costaba un poco más sacar eso de dentro de sí, como si tuviese las palabras pegadas con chicle en el paladar.
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Editado: 22.12.2020