Tres Guerras

8: Cooperación


Candy tomó sus libretas y las devolvió a la mochila. Tocaba ir a clases en el bloque de humanidades como de costumbre.

Como la jefa de grupo, Candy ahora tenía más responsabilidades de las que en realidad quería tener. Antes de entrar, Daya se le acercó, de seguro para consultarla sobre algún tema.

— ¡Candy! ¡Candy, espera!

Daya corrió un poco para alcanzarla, con una elegancia inusual entre las chicas del colegio.

— Dime.

— No pude venir el día en el que el profesor Bravo pidió su proyecto, ¿Tienes los apuntes? Nadie más quiso pasármelos.

Candy dejó su mochila en su mesa y la abrió para sacar una pequeña libreta donde tenía los apuntes de las tareas que tenía que hacer.

— Aquí están.

Daya tomó una foto a la página y le dio las gracias a Candy antes de ir a su asiento. El profesor Stuart entró a la clase con su mochila y el maletín dónde guardaba el proyector para la clase.

No fue una lección particularmente memorable, para ser justos, Candy anotó dos o tres definiciones e intentó prestar atención. Cuando los dos o tres alumnos que estaban exponiendo pasaron a sentarse, Stuart sólo los dejó hacer un pequeño cuestionario.

Como de costumbre, si acabas su tarea antes de acabar la hora, podías sacar tu teléfono o escuchar música con audífonos, así que Candy sacó su teléfono. Gus no tenía hora libre en ese preciso momento, al contrario, el profesor Roger, de Física, debería estarle dando clases en ese instante.

Estuvo revisando sus mensajes y después dio un rápido vistazo a redes sociales. Si Ean no le hubiese dado un codazo para susurrarle que Melissa la estaba espiando, Candy no se habría dado cuenta.

— ¿Seguro de que me está espiando?

Ean asintió intentando que nadie lo viera hacerlo. Si Kai era paranoico, Ean le ganaba. Al menos Kai no era tan introvertido. Sin contar a Candy, Ean no tenía demasiados amigos, apenas tres o cuatro.

Sonó el timbre y Candy cerró su mochila. Daría una vuelta, iría a ver a Gus, algo así. Lo único que quería era tomar un poco de distancia entre Melissa y ella misma tan sólo por si acaso.

 

El aula de físicos-matemáticos le daba claustrofobia a Gus, pero sé la aguantaba. Quizá en cierto grado, lo hacía sentir cómodo, aislado del exterior, aunque la ausencia casi total de ventanas era un poco intimidante.

- ¿Alguien que quiera pasar al frente por este ejercicio? - Preguntó Roger, parado dos escalones más arriba que el resto de la clase, intentando parecer más alto sin ser ridículamente obvio.

Lalo alzó la mano.

— No, tú no - Se quejó Roger - Deja que pase otro Eduardo.

Alek, sentado junto a Gus, lo hizo alzar la mano. Gus, sin reaccionar, no se dio cuenta de lo que pasaba hasta que Roger le dio el plumón para pasar a la pizarra.

— Pero profesor...

— Pasa.

Roger sonrió, como si esperase que alguien matara a Gus estando al frente. Sí, lo querían y los ayudaba cuando podía, pero a veces el profesor podía ser un maldito duende malvado.

— O bueno, tengo una mejor idea. Lalo, ¿Aún querías pasar?

Roger le dio un plumón a cada uno.

— Cada uno va a resolver el mismo ejercicio, cada uno por su lado. No pueden ver el trabajo de su compañero. Quien termine primero se lleva dos puntos a su calificación de este parcial y el otro no gana nada.

Lalo quiso protestar, diciendo que no le parecía del todo justo, pero algo en él le dijo que no sería buena idea.

— Pueden empezar.

Lalo tomó su plumón y comenzó a desarrollar su ecuación sin tomar su calculadora todavía. Gus tardaba más en razonar, aterrorizado por estar compitiendo contra Lalo, el líder del grupo de Kai, al que ellos veneraban como un dios.

— ¿Cuánto es Pi multiplicado por 13? - Preguntó Lalo sin voltear a ver a sus espaldas.

Corzo fue el primero en contestar, habiendo sacado su calculadora para hacer la cuenta que Lalo pidió.

— ¡Cuarenta punto...

— Gracias - Respondió Lalo, sin dejarlo terminar siquiera. Tomó el cuatro y descartó el cero. Dividió un par de números y después se encontró con un valor de incógnita.

— Número con hasta un decimal que sumado a 7.2 de 93 pero multiplicado dé 318 - Pidió Roger.

— Eso no existe - Contestó Polanski desde su mesa.

— ¡Cállate, Polanski! - Gritó Zack desde su lugar.

El profesor Roger tan sólo se burló de Polanski. Varios en la clase hicieron lo mismo. Gus ni siquiera quería voltear a ver a Lalo, de seguro ya estaba por terminar. Es más, la ansiedad de Gus en ese momento era más porque no sabía cuándo iba a acabar Lalo en lugar de por acabar él primero.

Cuando Gus terminó, volteó a ver finalmente a Lalo. Estaba descansando, recargado contra la pared. Por supuesto, ya había terminado. Cuando Gus se movió, listo para irse a sentar a su lugar, Lalo se quitó de la pared.

— Yo no dije que ya había terminado.

Lalo destapó su plumón y anotó los últimos dos valores de la ecuación y le puso un signo negativo a uno.

— Tú acabaste antes.

Roger los miró a ambos, sin saber cómo maniobrar en esa circunstancia.

— La verdad ya tengo suficientes puntos extras como para pasar dos veces el parcial - Admitió Lalo - No me molestaría, pero si me ponen a competir por ellos, creo que tú todavía necesitas participaciones.

— Ya, ya - Se quejó Roger - Siéntense los dos. ¿Vadana Gustav, no? - Preguntó Roger.

Gus asintió. No le gustaba mucho su nombre, pero eso Roger ya lo sabía. Siempre se esforzaba por llamarte con el nombre que no te gusta, si es que no te gusta alguno.

— La hora acabó hace diez minutos. Pueden salir al receso jóvenes.

        

— Entonces, ¿Lo de antes no significaba nada?

Mark contemplaba la morena, casi broncínea piel de Karina. Buscó la mano de ella con la suya, aunque sin mucho éxito.

— No. Mark, no. ¡Mark! Está mal, ¿Entiendes? Jonny...




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