Tres Secretos

21: Mala idea

 

—Se te bajó la presión —la enfermera me entrega un vaso con agua—. ¿Cómo te sientes ahora? —pregunta.

Asiento —Mejor —respondo aunque no me siento del todo bien.

El profesor de educación física me mira — ¿Está segura? Creo que llamaremos a tus padres.

Ay no. — ¡No! —Pido abriendo los ojos—. Perdón, solo… —miento—, hoy no comí nada, yo… se me olvidó, salí tarde y pues, por el ejercicio y todo eso.

El profesor suspira —Señorita, la próxima vez dígame si está cansada —me pide—. Sé que es mi trabajo hacerles que hagan los ejercicios pero no puedo forzarlos si no se sienten bien, la próxima vez, hable conmigo, ¿Bien?

Dylan resopla y escucho cuando murmura “yo le dije”

Asiento dos veces. —Claro, si, lo haré.

Mira a la enfermera. —Bien, tengo que regresar a lo mío —explica—. Si me necesitan, ya saben dónde encontrarme.

Y sale del lugar. La enfermera me pide que vaya y coma algo, me explica que me dará un pase para que pueda saltarme la siguiente clase. Aún faltan unas horas para la hora de comer pero ella no quiere que vuelva a pasarme esto. Yo estoy segura que esto no sucedió por la comida.

— ¿Le puede dar un pase a Dylan, también? —le pregunto.

Ella me mira entrecerrando los ojos — ¿Por qué?

Lo señalo, él ha estado sentado a mi lado desde que me trajo aquí —No quiero estar sola por ahora, no quiero que vuelva a ocurrirme eso sin nadie cerca.

Asiente —Bien, también le daré un pase a él pero espero que sea para lo que les dije, no para pasearse por los pasillos.

Ella se apresura a su computadora, pregunta nuestros nombres y escribe un par de cosas. Luego de imprimiros y firmarlos, nos los entrega. La enfermera me avisa que si me vuelvo a sentir mal que llegue con ella inmediatamente, luego nos pide que vayamos a buscar algo de comida de nuevo.

Levanto mi pase cuando salimos de la enfermería —Libertad —bromeo.

Dylan no sonríe, solo me mira. —Vamos a que comas algo.

Ruedo los ojos —No fue por la comida, sabes que comí algo antes de venir —hoy compré un croissant y un muffin de chocolate cuando pasamos por el café.

—Bryn, vamos a que te sientes y comas algo —me toma de la mano—. Esmeralda nos dará algo de comida.

Entrecierro los ojos —No es la gran cosa Dylan, solo… no sé, cosas que pasan —intento hacerlo ver como algo normal.

Pero esto no tiene nada de normal.

Él se detiene y suelta mi mano para colocarse las manos en los costados de su cuerpo — ¿Cosas que pasan? —Me mira frunciendo el ceño— ¡Tu rostro estaba blanco!

Parpadeo dos veces, no creo haber visto a Dylan de esta forma antes. Al menos no conmigo. —Pero… a veces me pasan esas cosas.

Él muerde su labio inferior —Pero no deberían pasarte esas cosas —ahora pasa sus dedos entre su cabello—. Bryn, no… no he querido hablar de esto pero, algo te pasa y yo… no me gusta verte así.

Trago saliva sintiendo un poco de miedo, él no debería saberlo. Nadie debería saberlo. —No es nada, estoy bien —intento sonreír—. Vamos a comer pizza gratis —intento aligerar el ambiente.

Niega molesto, Dylan no está cediendo ante mis bromas y eso es preocupante. —No es tiempo para bromas —da un paso hacia mí—. Bryn, ¿Qué está pasando?

Puedo sentir que quiero llorar pero no lo haré. No lloraré aquí, no lo haré frente a Dylan y tal vez, no lloraré nunca más por esto. Llorar no ha cambiado absolutamente nada. 

—No está pasando nada.

Él coloca su mano sobre mi hombro —Bryn, por favor —me mira intensamente, como si intentara encontrar las respuestas en mis ojos—. Solo quiero ayudar.

Suelto una carcajada — ¿Ayudar? —Resoplo enojada, pero no lo estoy con él. No es con él—. Nadie puede ayudarme.

Tiene el rostro preocupado, esa expresión en su rostro es inusual. —Pero, por favor, quizás haya algo que pueda hacer.

Mis ojos se empiezan a llenar de lágrimas, clavo las uñas en mi muslo para detenerme —Nadie puede hacer nada —aprieto los dientes—. Nada puede ayudarme, ¿bien? Algunas personas solo estamos destinadas a no tener esperanza ni ayuda, ¿bien?

Necesito que me deje sola, estoy a punto de llorar.

Coloca su otra mano en mi otro hombro —Pero Bryn, no digas eso —mi respiración se vuelve a agitar, esta vez es de enojo. No estoy enojada con Dylan, estoy enojada con mi vida. Con esta vida que me ha tocado vivir y que yo no pedí.

—Basta —le pido parpadeando varias veces—. Ya no quiero hablar de esto, yo no puedo seguir con esto.

O explotaré, como la vez que me dijeron que estaba mal en mí.

Dylan coloca una mano sobre mi mejilla, yo quiero apartar el rostro pero él coloca la otra y así, me obliga a no desviar mi rostro de él. —Tienes que hablar, si no hablas las personas no pueden ayudarte.

—No me des tus sermones ahora —bajo la mirada, estoy a punto de quebrarme, a nada de romperme como un globo con demasiada agua que solo se hace más y más grande—. Ya no, Dylan, por favor.

Dylan no se aparta —Bryn, me importas —afirma—. De verdad, solo quiero entender mejor todo esto —mueve un mechón de mi cabello atrás de mi oreja—. Solo quiero poder darte un mejor apoyo pero si no sé qué necesitas, que te duele, no puedo hacerlo.

Lo miro y sus ojos están fijos en mí, llenos de duda y preocupación. Desde que todo esto comenzó las personas me han visto de muchas maneras, la expresión que predomina es la de lastima. Dylan no lo hace, nunca me ha visto con lastima. Me ha visto con miedo, preocupación e incertidumbre pero no con lastima, ¿Por qué Dylan es diferente?

— ¿Bryn? —Habla de nuevo bajando el tono de su voz—. ¿Te duele algo?

Ahora sí, las lágrimas salen. —Me duele todo —afirmo intentando que no sigan saliendo más pero fallando terriblemente—. Me duele la pierna, me duele la cabeza, me duele vivir —expreso con la voz entrecortada—. No quiero esto, no quiero sentirme así… yo no era así.

Dylan me toma entre sus brazos y me presiona contra su cuerpo. Mi rostro queda a la altura de su pecho y cierro los ojos, él me sostiene por uno segundos, luego me dice: —Tenía miedo —su voz es baja, creo que aunque estuviera alguien aquí cerca no lo podrían escuchar, solamente yo—. Cuando estábamos ahí, cuando parecía que algo muy malo te estaba ocurriendo, tenía miedo.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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