29: Tú no lo hiciste

Masticamos la pizza en silencio por unos segundos hasta que yo hablo: — ¿Tu mamá tiene esa enfermedad?

Asiente dos veces —Sí, la diagnosticaron hace unos diez años pero ella tuvo síntomas parecidos a los tuyos, ¿sabes?

Me parece una locura que luego de existir por diecisiete años y que no haya escuchado de las palabras “Esclerosis Múltiple” nunca más que en una serie médica ahora conozco a alguien que también tiene esa enfermedad. Sé que alrededor del mundo hay muchas personas que la tienen pero de alguna forma, sentía que en mi mundo yo era la única.

Parece que no.

Me paso una mano por el cabello. —Pero, ¿Qué hizo? ¿Por qué sigue como si no tuviera nada? ¿Por qué puede caminar normal?

No recuerdo haber visto a la madre de Dylan tener ningún tipo de complicaciones cuando camina o cuando hace algo, parece estar completamente bien a diferencia de mí.

Él asiente. —Seguramente ya lo sabes pero esta enfermedad no es igual para todos, ¿no? —lo sé—. Ella tiene síntomas aunque no los notes, en realidad ha perdido un poco su audición por eso y se siente más cansada unos días, cada día es diferente.

Es cierto, a todos les ataca de diferentes maneras. En mi caso parece que le gusta entorpecer mis piernas y la sensibilidad de mi piel.

—Entonces —aclaro mi garganta—, ¿Ella está bien? ¿Se le quitan esas cosas?

Sonríe levemente. —Sí, es un trabajo de muchas cosas —me explica—. Ella hace ejercicio para ayudar a su cuerpo, también ha estado en tratamientos pero actualmente ha parado.

— ¿Porque? —pregunto curiosa.

Según me explico uno de los muchos doctores que he visitado, existen diferentes tratamientos y todos han tenido diferentes resultados. Incluso me habló sobre un tratamiento experimental que solo tienes que tomarlo una vez cada cinco años, a mí me pareció fabuloso pero mis padres no estaban muy seguros de eso.

Según ellos por ser “experimental” puede ser peligros. No sé, yo solo estoy desesperada porque esto se arregle de una vez por todas.

Me parece increíble como los seres humanos han inventado tantas cosas y siguen planeando inventar muchas más, como androides y naves que te lleven a otros planetas pero no pueden encontrar la cura de muchas enfermedades y sobre todo, no pueden encontrar la razón detrás de la esclerosis múltiple.

Esta es solo una de las muchas enfermedades que carecen de respuestas. Es por eso que personas como mis padres han donado a centros que están intentando encontrar las causas de la enfermedad. Tal vez así, algún día, se encuentre una cura o una forma de prevenirla.

Regreso mi atención a Dylan, quiero saber por qué su mamá dejó de recibir los tratamientos.

—Son costosos —me explica bajando la mirada—. Esos tratamientos no son accesible para todos y bueno, ella dice que si no es mortal va a estar bien —afirma con una sonrisa triste—. Mamá realmente cree que Dios está cuidándola, así que cuando no puede pagárselos está confiando en Dios.

Me sorprendió tanto que la madre de Dylan tuviera también esta enfermedad y sobre todo, que sus síntomas cuando era joven son iguales a los míos. Piernas adormecidas, falta de sensibilidad y todo lo demás. Ella también ha sentido algunas otras cosas, en los oídos y en los ojos.

Aunque es cierto que cada persona es distinta, hay algunos patrones como los dolores de cabeza, esos casi siempre están presente por lo que he leído.

También es cierto sobre los medicamentos, estos no te curan pero según el último neurólogo que visité sirven para retrasar el progreso de la enfermedad o algo así, básicamente te ayudan a que no empeores pero no son baratos y no son los más cómodos.

Yo tengo que inyectarme interferón tres veces a la semana y lo tengo que hacer en mi estómago o en mis piernas porque son subcutáneas, eso me ha dejado moretes y marcas rojas a pesar que he utilizado un aplicador para administrarme esa medicina. Es difícil pues no solo me provoca dolor físico, también causa un tipo de reacciones extrañas e incomodas.

He intentado no quejarme y hacer todo esto tan bien como puedo pero a veces, cuando no puedes ni siquiera levantarte de un sofá por tu propia cuenta, es difícil.

—Tu mamá nunca me dijo nada, tampoco en el hospital —admito jugando con el plato que tengo frente a mí—. ¿Por qué tú no lo hiciste?

—Preguntarte algo que tu no querías hablar estaría mal, en el momento correcto lo harías —responde y toma otra rodaja de pizza—. Pero dime algo Bryn, ¿Will terminó contigo por eso? ¿Por qué le dijiste?

Ah, eso. —Sí —contesto sintiéndome enojada como esa noche—. Fue raro, él se estaba comportando extraño pero quería decirle porque yo siempre lo apoyé en todo y esperé que también me ayudara a llevar todo esto —explico—. Pero cuando le dije que estaba enferma reaccionó como si fuera mi culpa, le explique que no era contagioso pero él solo… terminó conmigo.

Dylan mastica y pone los ojos en blanco —No puedo creerlo —dice después de masticar—. Puedo entender que se haya sentido abrumado pero él actúa como si es mejor que todos.

Me encojo de hombros —No lo es, él tiene secretos también —afirmo mientras limpio mi mano con una servilleta—. En realidad, su familia tiene secretos, creo que su papá está metido en algo ilegal pero bueno, eso lo escuché por accidente y nunca dije nada.

Lo digo no para desenmascarar a William sino porque confío en Dylan, él no parece ser del tipo de personas que salen corriendo a esparcir un rumor. Dylan ha estado cerca de mí durante este tiempo, me ha visto en momentos vulnerables y nunca se ha burlado o ha difundido chismes.

Sin duda puedo confiar en el totalmente.

— ¿Por qué no habrá dicho nada? —Me pregunta juntando las cejas— ¿Por qué siendo él un tonto no intenta molestarte con eso?

Yo sé porque. —Ah, bueno —suspiro recordando esa noche—. Porque él sabe que también hizo cosas malas —tomo un poco de agua—. Esa noche discutimos y yo tenía su teléfono, ahí fue cuando yo leí algo sobre un contacto registrado como “Ty”