Esos tipos no parecen para nada amigables, Omar suele correr ante situaciones como esta pero se quedó quieto como cabra, los delincuentes lo tienen a la vista y aprovechan para hacer una escena típica de los dramas policiales
—Dale gato, largá el celular
—Si, y rápido
Omar, con el único hilo que le queda de su voz solo emitió un corto suspiro, de la nada, tomó una postura como resistiendose al asalto, en breves segundos dió un puñetazo en la cara de el más bajo, de su nariz salió sangre a la misma fluidez del agua, esto provocó más rabia en los ladrones, el asaltante alto teniendo ya un poco de miedo se dejó de juegos y...
El mundo se apagó tan rápido como cuando soplan las velas de un solo soplido, en el lugar que está Omar puede ver todo, pero a la vez nada, acostado en un suelo que no puede saber de que está hecho por no poder visualizarlo, pero se siente liso, sin curvas ni grietas, al no ver nada Omar siente que no es real, debe de estar en un sueño, miles de preguntas le rodean ahora mismo, entre las más frecuentes: "¿Dónde estoy? ¿Esto es real? ¿Me volví ciego? ¿Qué ha ocurrido?" Siente como si estuviera en una prisión, solo que los carceleros no existen, pero la llave está bien guardada en alguna parte de su extensa celda. Sin previo aviso una voz empieza a sonar desde arriba, se oye llorosa y apenada, una voz que todavía no reconoce de quien es, esto hace que Omar se irrite más, la voz se le hace familiar pero simplemente no puede recordar por más esfuerzo que haga, solo se oyen lagrimas y gemidos tristes, "Alguien está llorando, ¿Pero por qué? ¿Algo malo ha pasado?". En otro momento se oyen más ruidos extraños, un pitido molesto empezó a oírse, a veces iba rapido y otras veces lento, cuando va rápido Omar siente que le falta el aire en ese amplio lugar. Ahora otra voz femenina se escucha, pero esta es diferente a la anterior, suena algo calmada, está lamentándose por lo que le ha pasado a Omar, más irritación se puede percibir en él "¿¡Pero que carajos ha pasado?! ¿me perdí un buen partido de fútbol acaso? ¿Gané otro juego de bingo? ¡Sean más claros!". La voz se fue tras unos pasos de tacones.
De nuevo solo, sin saber que está pasando se vuelve cada vez más loco, no recuerda nada, no siente que tenga el control de esta situación y la única vista es la negra oscuridad que mata sus ojos, ya no sabe si los tiene abiertos o cerrados, o si está en un sueño, no siente hambre ni sed, pero su corazón sigue latiendo, y si está... ¿Muerto? "¿Esto es lo que hay al morir? ¿Un gran espacio en negro sin estrellas para indicar el camino en el que hay que ir? ¿Todas las creencias, el cielo, el infierno, no eran reales? ¿No existe un dios omnipotente? ¿No existe alguien que nos salve y nos dé vida eterna? Oh vaya, ¿el corazón puede seguir latiendo después de muerte? No veo nada, ni siquiera puedo oler, ¿Me quedaré aquí por siempre? ¡Aaaaaah! ¡no puedo permitirlo!" Omar da vueltas en círculos, se le ve la locura en la forma que se jala el cabello pelirrojo que tiene. Así siguió por 1 hora más, que para a Omar fueron 3 días con sus noches, se tranquilizó y respiró profundo, solo porque sus manos ya estaban cansadas, el cabello que ha jalado no se ve en el suelo, pero cuando Omar se acostó a descansar se sentía cada rizo pelirrojo que se ha estirado, cada uno, en el suelo.
Dispuesto a encontrar una salida camina durante un largo rato hacia una dirección, por poco iba a soltar migajas de pan cuanto más avanzaba para seguir el camino devuelta por si en esa dirección no hay nada, pero recordó que no hay pan, y, el suelo no se ve, así que solo caminó varias horas solo para ver que no hay nada, ni paredes limitantes ni una puerta de salida, hace poco tiempo tenía la duda de que si estaba acompañado por alguien más, pues esa duda ya no persiste, está completamente solo, no se ha topado con nada más que la misma oscuridad. Su inquietud persiste y Omar le hace caso a su inquietud, así que sigue caminando con la ilusión de que encuentre una forma de salir de ese loco lugar, pero fracasa inevitablemente, no convencido continúa, continúa y continúa, sus piernas no se cansan, algo que a Omar le pareció raro, "he caminado demasiado y no siento cansancio, en cambio, mis manos si llegaron a cansarse cuando me estiraba el cabello. Si estuviera en la vida real de seguro que hubiera llegado a Rio de janeiro desde Madrid, claro, si pudiera caminar por el agua" Omar sigue sin encontrar respuesta, hasta que pierde la esperanza, y es ahí donde por fin sus piernas comenzaron a acalambrarse, haciendo que caiga al suelo y se golpee la cara ya que sus brazos también se acalambraron y no pudo evitar el golpe.
Desesperanzado, unas lagrimas corrieron por sus mejillas pecosas, el miedo se apodera de él otra vez, pero está vez de una manera tranquila, saber que no está en su casa, viendo la televisión, comiendo, barriendo su sala, le estresa demasiado, "¿Qué hice para estar aquí? No, si he muerto debe ser por pura casualidad, digo, dios no existe, ¿verdad?" "Fuimos creados por mera casualidad de la galaxia, la explosión del Big Bang, la evolución" Omar se queda pensando aún más todo lo que extraña, todo lo que creyó, todos los momentos que pasó la vida en su casa, haciendo su rutina, la simpleza de su vida, el único proposito era... Ser feliz, odiaba su trabajo por las miles de tareas que le encargaba su jefe, fuera de eso, era feliz en lo que conocía, en lo seguro que estaba de lo que le rodeaba. Ahora, está en un espacio que ni siquiera sabe si tiene límites, luz o una salida. Convencido de que la parca se ha llevado su alma comenzó a llorar más, gritar más, su voz se liberó como nunca, si hubiera paredes de seguro les habría hecho una grieta solo por el volumen elevado de su garganta desesperada.
Las voces de las dos chicas siguieron escuchandose por varios días más, diciendo cosas lindas, lamentándose, una de esas le contaba cuentos clásicos, a él le fascinan los cuentos clásicos, así que cuando esa voz femenina le relata Los Tres Cerditos o la Caperucita Roja él se sienta y escucha, oír esa voz le tranquiliza, no sabe porqué, solo sabe que es muy agradable y hermosa, por poco se olvida que está en ese lugar aterrador.