¡tú Eres Mi Destino!

CAPÍTULO NÚMERO OCHO

En la primera semana de agosto, todo era caos en la universidad, sobre todo para los de último semestre de Comercio y Finanzas Internacionales, porque debían presentar sus tesis de grado, tanto escrito como grabado, debían presentar un programa que sirviera para el turismo y tenían que buscar un lugar para adecuarlo a sus planes turísticos. Ana ya tenía dónde iba hacerlo, pero antes debía revisar su tesis, ya que había que lograr encontrar un error encontrado en las estadísticas, ya le dolía la cabeza y no lograba encontrarlo, sus compañeros también estaban en lo mismo, así que trasnochaban repasando cada punto de las estadísticas para encontrarlo.

Los encuentros con Julio eran frecuentes, por una o dos horas, ya que ambos estaban ocupados, pero eran muy cariñosos. El día quince de agosto, se encontraron en la casa familiar de los Benavides, porque era el cumpleaños del señor Joaquín y era sábado, así que estaban libres tanto del trabajo como de la universidad. Julio se detiene en la entrada de la casa, y pasa por la reja que lo lleva al jardín trasero, donde escucha las voces de todos. Escucha unos pasos a su espalda y siente que saltan y unos fuertes brazos le aprietan el cuello y escucha un chillido.

- ¡príncipe de mi corazón! ¡ya llegaste! – Julio emite un quejido, luego dice.

- ¡Laura Sofía, vas a matarme! Se queja, ya estás grandecita, para estas cosas. Luego hace que lo suelte y la envuelve en sus brazos, para darle un beso – creo que me dislocaste un disco de la columna - ¿cómo estás, princesa?

- bien, gracias a Dios y tú, me debes dos días que no me fuiste a buscar a la universidad, así que estás en deuda conmigo, ¿eh?

- ¡claro que sí, princesa! Además, estaba muy ocupado, pero pídeme lo que quieras, mientras… - la interrumpe cuando va a decir algo – estén en mis posibilidades y no me salga muy caro – vio la sonrisa de la joven y su mirada traviesa – te conozco, cariño, así que no me vengas con cuentos.

- tranquilo, pensaré que puedo pedir y no vas a gastar mucho, ¡te lo prometo!

- Ok. Eso espero – le miró serio, en eso ve venir a su hermana Lucía Fernanda con su hija de casi cuatro meses, que, en circunstancias de la vida y una promesa a una moribunda, se hizo cargo de la bebé recién nacida - ¡hola princesa dos! – siempre le decía así, porque era la gemela de Lucía Fernanda y fue la segunda en nacer y se enoja cuando se lo recuerdan – ¿Cómo estás? – mira a la bebé y dice - Y esta princesita hermosa, la sobrina preferida del tío Julio – la toma en brazos y escucha una risita y la niña levanta sus manitas para tocarlo - ¡que hermosas estás, muñequita!

- ¡vaya! Parece que se acuerda de ti, hermano mayor – responde Fer, con una sonrisa de oreja a oreja.

- claro que sí, yo soy su tío favorito, ¿cierto, princesita? – le hace cosquillas bajo la barbilla y la niña le regala unas carcajadas. Después dirige la mirada alrededor y ve a sus padres en el kiosco bbq, junto a ellos están Roberto, su hermana Ana y los gemelos de su futuro cuñado, que están revoloteando y correteando con el cachorro de Federico, ya que es veterinario, siempre se aparece con algún animalito a la casa, aunque a su mamá no le gusta de a mucho, pero a este se lo ha permitido. Camina hacia donde ellos están con la niña en brazos mientras la hace reír.

- ¡Julio, hijo! Dice la señora Yolanda – al fin llegas, pensé que seguías en el despacho – lo abraza y le da un beso en la mejilla.

- buenas tardes a todos – saluda a Roberto, a Ana le da un beso en la mejilla y a su papá lo abraza fuertemente, con un brazo, mientras sostiene a la niña, que, empuja a su abuelo, pensando que le va quitar a su tío y el señor Joaquín suelta una carcajada.

- mira a Antonella, cree que voy a quitarle a Julio – todos se ríen de lo que ven.

- no pensé que te celara, Julio – dice Ana – sonriendo

- siempre pasa eso, cuando vengo, solo me escucha o me ve y se pone inquieta para que la tome en brazos, mira – se dirige hacia donde está Roberto y trata de dársela.

- venga para acá la princesa de papá – Roberto alarga sus brazos para tomarla y la niña voltea su carita hacia el tío Julio y aprieta sus bracitos al cuello, todos ríen del gesto de ella – he sido ignorado por mi propia hija – Roberto hizo un puchero entre enojado y dolido, Julio al verlo se carcajea y abraza a la bebé, camina hacia donde está Ana y se sienta al lado de ella.

- parece que te ha conquistado – sonríe ella, mientras acaricia la cabecita de la niña.

- es la única mujer que le tolero que me babee, me abrace y me hale los cabellos, ¿cierto mi princesita hermosa? – la besa en la mejilla haciéndole cosquillas y ella se ríe.

Pasan el tiempo entre charlas y risas, comiendo del asado que estaban atendiendo las mujeres, los niños jugaban y correteaban con el perro y una pelota, pero llegó un momento que todos ya estaban tranquilos y los niños se habían acostado, subieron el volumen de la música y se pusieron a bailar, entre estos estaban Roberto y Lucía Fernanda y Julio y Ana, porque Fede y Andrés hablaban con sus amigas de siempre Annette y Stella.

Roberto al ver a su hermana con Julio, le pregunta a su prometida:

- ¿y esos dos, será que están saliendo? – los miró muy serios.

- ¡hasta ahora es que te das cuenta, amor mío! – ella sonríe y le dice - ¡qué lento eres!



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En el texto hay: intriga, aventura, amor

Editado: 12.09.2021

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