- ¿Cómo así, Andrés? Me estás asustando. Pensé que todo lo que escuchaba de ustedes era cuentos de barrio. Que la gente era fantasiosa – dice Stella mirando con escepticismo, aunque en el fondo lo creía.
- todo es cierto, Tita, y me extraña que pienses así, porque siempre te he hablado con la verdad, además, tú eres mi pareja, mi alma gemela, mi mujer del destino – respira hondo y le dice con fuerza, que no genera duda – así que ve haciéndote a la idea que estaré contigo siempre y… - dice mirándola fijamente – quiero que las dos se arreglen bien hermosas, porque vamos para una boda.
- ¿boda? ¿Quién se casa? – pregunta Stella
- Tú y yo, mi amor – sonríe satisfecho por lo que dijo –
- ¡qué! Pe… pero Andy, ¿Cómo que nosotros? – su tía solo sonríe y mueve su cabeza afirmando – tía, dile que no podemos todavía
- yo te lo dije, un Benavides no descansa hasta llevar a cabo sus deseos y necesidades, aunque pensándolo bien – se queda pensando un momento – Armando lo intentó, pero nuestras necesidades y problemas con la familia, lo fuimos posponiendo.
- en eso tiene razón, tía Nancy, soy muy decidido, y antes de irnos de esta ciudad, seremos marido y mujer ante la ley Dios y de los hombres
- peeero… ¿te has vuelto loco, Andrés Leonardo? – le recrimina Stella
- claro que no, cariño, ya todo está listo, solo que nos falta tu vestido de novia, aunque … - duda un poco antes de decir – aunque mi madre me deje sin orejas, y se recienta porque no pudo preparar la boda y mis hermanas no serán damas de honor en nuestra boda, pero podemos hacer una ceremonia para la familia después – se le acerca y la hace levantar para decirle – Stella María Donado Marín, ¿Me harías el honor de convertirme en tu esposo? En ser tu amigo, tu cómplice y compañeros de travesía en esta vida junto a nuestros hijos y familiares – se inclinó y dobló rodillas abriendo una cajita roja de terciopelo donde reposaba un hermoso anillo con un diamante grande rodeado de varias piezas más pequeñas estaba acompañado por otro anillo trenzados entre si liso y grabado, Stella lleva sus manos a la boca y sus ojos se llenan de lágrimas, con un movimiento de cabeza dice que sí, al hombre que ama desde niña.
- Andrés le coloca el anillo en dedo, se levanta para abrazarla y darle un beso donde le hace notar que es la mujer de su vida, demostrando con ese beso que dará su vida por hacerla feliz – gracias mi amor, por aceptarme
- felicidades mis amores, les deseo toda la felicidad, muchas bendiciones, y por favor, nunca den marcha hacia atrás, porque ese amor que se profesan sea capaz de sobresalir a las adversidades que les depare la vida – mirando fijamente al chico, Nancy le dice – el matrimonio es un estado, donde la pareja, forma el cincuenta por ciento de la relación y si ese porcentaje falla, todo se descompensa y todo se va al traste, así que les pido que cuando sientan que fallan en algo, hablen siempre para que aclarar sus dudas y resolver sus problemas – ellos asienten sabiendo que todo lo que dice es cierto – bueno cuando sería esa boda, ¿es para enero? – Andrés niega y le responde
- Mañana 26, no se preocupen – dice cuando ellas se sorprenden y niegan – ya todo está listo
- pero Andy, ¿Por qué tantas carreras? Dice Stella
- porque no quiero que nuestra bebé se debilite y que tú tampoco, no deseo que pase como con Julio y Ana que casi pierden a sus bebés, por un mal entendido y estuvieron separados mucho tiempo y casi Julio pierde la vida por eso - él la abraza y coloca sus manos sobre el vientre – porque no solo estás en peligro, sino yo también, ayer por ejemplo casi me da un ataque, si no fuera por Sofi, hubiera sido grave – ella se estremece y lo mira a los ojos
- ¡qué! ¿Cómo así? – pregunta
- me dio un fuerte dolor en el pecho que me dejó sin aliento, pero como mis hermanas están en constante unión con nosotros, llegó a tiempo al apartamento para salvarme.
- ¡Oh por Dios! Fue cuando me desmayé en el supermercado – dijo Stella – perdóname Andy – se le aguaron los ojos corriendo por sus mejillas, Andrés se acercó más abrazándola con mucho amor
- tranquila, amor; quiero que sepas que, aunque te vayas a donde sea, siempre iré por ti – tenlo siempre en cuenta – en esos momentos entra el médico y dos enfermeras interrumpiendo la charla de los tres.
- buenas tardes, ¿Cómo están todos? – se dirige a donde está Andrés - ¿y usted, es…?
- El futuro y orgullos padre – sonríe satisfecho - ¿Ya nos podemos ir, doctor? – dice él.
- si. Ya le di salida, así que solo le doy muchas recomendaciones sobre el embarazo, que cuando llegue a su ciudad, por favor, póngase en contacto con su Gino obstetra de cabecera, para ponerse en control, ¿vale?
- claro que sí, doctor, no se preocupe, tendremos el cuidado que se merece mi prometida y mi bebé – contesta Andrés antes que Stella – La tía Nancy se levanta de la silla, y le pregunta al doctor.
- doctor, ¿mi sobrina, ya está bien? ¿tiene alguna complicación con el embarazo? – espera la respuesta del médico
- Si señora, solo fue síntomas normales del embarazo y por lo que veo – vuelve a mirar a Stella – y solo es el principio, ya que los primeros tres meses son un poco molestos para la gestante – dirige la mirada a Andrés – por ese motivo les recomiendo alimentarse bien, tomar sus medicamentos para el embarazo y caminar todos los días una media hora para ejercitar las piernas y mantener el movimiento del bebé.