Entusiástico, Óscar va arriba abajo por las escaleras.
-¿Hijo, que haces? - con espanto pregunta Sandra
-Cuando ayer me destruyeron los planes, los pedí en línea - contesta Óscar antes de volver subir con escalera de madera debajo del brazo.
Dejando a su madre con el desagrado de saber que él se encarga de los trabajos y con su amiga en el camino.
Sandra subió detrás de su hijo y al llegar hacia la puerta de su cuarto le dijo:
-¿No podrías haber dado a alguien que te lo hiciera? Tú no lo puedes hacer.
-¿Y eso porque? - pregunta con un rodillo de pintura en la mano.
Todo se encuentra en medio del cuarto cubierto por un nailon y las cosas nuevas y las viejas.
-Porque eso no es tu trabajo ni algo que tú debes hacer, hay personas para eso tú si estudiaste.
-¿Y eso que tiene que ver? - sin comprender su punto la pregunta.
En realidad sabe muy bien a lo que se refiere su madre, pero como no es como ella se hace el ignorante.
-Que si tanto quieres hacer algo vete a hotel ahí es tu lugar a lado de presidente como su sustituto. Y no aquí haciendo los trabajo de clase baja - contesta con asco. - Deja eso a ellos que yo te busco unos - dice poniéndole las manos en los hombros. -, y acompáñame que va a venir Gamelia y nos puedes hacer la compañía - sonriendo agrega.
-No gracias, yo lo termino, es mi cuarto y si te molesta cierra la puerta - la informa escabulléndose de sus manos.
Rendida Sandra bajaba las escaleras cuando sonó el timbre y se presentó una empleada abrir.
-Tráenos el café - ordena Sandra saludando a Gamelia con los besos al aire que le son devueltos.
-Vamos a sentarnos - la invita.
-¿Has escuchado del divorcio de los Castellanos? - pregunta con espanto Gamelia.
-Si, los rumores - rascándose la nariz contesta.
Cuando se oyó el martillazo/oyeron los golpes del martillo, asustada Gamelia pregunta:
-¿Qué es eso?
-Óscar regreso y le vino a la cabeza hacia unos arreglos a su cuarto - lo más calmada posible responde Sandra, sin embargo, por dentro está enojada y se siente avergonzada.
-Ah, bueno menos no te está vaciando la cuenta, eso te deja a ti - riendo le dice Gamelia quitándole la importancia con la mano. - ¿Vas a la inauguración de la galería?
-No, Reynaldo tiene algo y decidimos pasarlo.
-A bueno, yo voy.
-Dime, ¿Me has buscado por algo o?
-Por nada, solamente pensé como dijiste que estarás en el hotel que nos tomamos un café y chismeamos un poco.
Sandra asiente con la cabeza y acerca la taza a la boca como Gamelia.
Cambio el respaldo de la cama por un capitoné de color negro y el color de las paredes por el blanco, los pósteres cambio por unas fotos enmarcadas y colocó la televisión en un mueble.
-El niño fuera el hombre adentro - dice Óscar admirando el toque final de su trabajo.
Óscar deja de mirar el cuarto cuando sonó su celular al que dedico la atención contestando.
-Oye, ¿Nos vemos? - la pregunta proviene de la voz de Flavio.
-Va - cortamente responde antes de asegurarse de que abrió las ventanas y saco del cuarto todo lo que le es necesario en las próximas horas hasta que espera que el olor de la pintura desaparece.
Llegando a su bar de siempre, Óscar se va hacia la barra donde se encuentra Flavio ya esperándolo.
-¿Qué tomarás?
-Cerveza de siempre - responde sentándose.
-¿Y como va de regreso a casa?
-Ahí va - después de resumir todo desde que regreso responde.
-¿Entonces no te quedarás?
-No sé Flavio, todavía no lo he decidido. Vine dispuesto a quedarme, sin embargo, no lo sé, vine hace tres días y ya deseo no hacerlo hecho.
-Entonces vamos a disfrutar del tiempo que nos queda - dice Flavio levantando su cerveza para chocarlas y beber.
-Sí, me voy saldré un imbécil -dice Óscar jugando con la botella. - Me pasé el día redecorando ni habitación - se explica cuando su mirada se encontró con la congelada cara de Flavio, que hasta se quedó con la boca llena de la cerveza.
-Entonces de verdad que planeabas quedarte - concluye Flavio con sorpresa.
El hecho de que borro al niño que vivía en ese cuarto dice mucho por qué siempre regresaba con nostalgia de ese tiempo.
-A y esto de estar cambiando a todos lados, no sé cuánto tiempo me seguirá gustando - se lamenta por tener que ir de pie por la ciudad.
-¿Por qué no tomas el escúter si todavía lo tienes?
Flavio lo recordó del scooter que manejaba antes de irse.
-No estaba en el garaje todavía, gracias por recordarme, yo ya me olvidé de esa moto.
-Nada como la vida en la gran ciudad, ¿No? - dice burlándose de él
-Ahí rentaba un carro.
-Como el señor que eres - comenta divertido Flavio.
-¿Hasta cuánto trabaja el cine? - de un momento al altro se recordó de la chica que todavía lo tiene atraído.
Reinado Flavio lo pregunta:
-¿Qué ahora me quieres llevar mirar las películas?
-No, es por una mujer.
-Tienes tres días de llegado y ya pescaste - comenta Flavio.
-Solo de ojo por eso y pregunto.
-Durante la semana hasta las once, en los fines de semana sabes reproducir las películas viejas, así que están abiertos u hasta la una.
En el modo de agradecimiento, Óscar asiente con la cabeza y choca la botella contra la de él.