Óscar volvió a casa, encontrándose con su familia en la sala en una atmósfera muy tensa.
-¿Qué pasa? - los pregunta.
Celular suena en la mano de su madre, mientras su hermana llorando corre a abrazarlo.
-¿Qué le hicieron? - sin duda sabe que sus padres son los culpables de que su hermana lo está dejando sin aire con el abrazo.
-Dile que me entrega mi celular - lo pide.
-¿Por qué tienes su celular, mamá? ¿Me dirá alguien algo?
-Tú hermana... - intenta Reynaldo, terminando con la voz cortada.
-Se enteraron - murmura Klarrisa sobre su pecho.- Mama me encontró besándome con Baldo - con las manos cubriendo la cara, le aclaro.
-¡O, Dios! - exclama pasando con la mano por la cara. Mientras la otra queda al rededor de ella.
-Tú lo sabías y no has dicho nada, ¿Qué hermano eres? ¿Cómo has podido permitir que así ensucia nuestra reputación? - le grita la mamá.
-Mamá, el amor no ensucia nada, todo lo contrario - contesta Óscar.
Celular vuelve a sonar.
-¡Ay, ya deja de llamar! - grita colérica Sandra al celular, apagándolo.
-Es Ingrid - murmurando le deja saber su hermana.
-Entrégame el celular - con la mano extendida exige de su madre.
-¿Para qué? No estoy desquiciada para dejarle hablar con ese pelafustán.
-¡Él puede ser para ti lo que quieres, pero para mí nada de eso es importante! ¿De verdad crees que me enamoraría de cualquiera? Baldo e Ingrid son lo mejor de mi vida y lo más honesto - comienza defenderlos Klarrisa.
-Eres demasiado joven para saber eso.
-No, no lo soy mamá. Yo sé muy bien con quién me junto y por qué. Baldo me hace sentir amada y es honrado y bueno, todo junto él era como yo lo decidiera. Lo mismo con Ingrid, me has arrebatado lo más puro y bueno, ninguna se mide con lo que nosotras tuvimos y seguiremos teniendo porque ya no me voy a dejar manejar por ti. He vuelto a ser su amiga y esta vez nada nos separará, ¡Ingrid Valdez y yo no nos separamos!
-¿Tú escuchaste esto? - pregunta Sandra a Reynaldo que se mantiene en silencio.
-Estoy aquí, por supuesto, que lo escucho.
-Te lo digo por la última vez, nunca me voy a separar de ellos - declara, corriendo a su cuarto.
Sandra con la cabeza abajo procesaba todo lo que le dijo su hija, por lo que sigue sus pasos, retirándose en silencio. Lo mismo hace y Reynaldo que, en cambio, de ir con su esposa se fue al despacho.
Levantando del piso el celular que su madre dejó caer de la impresión, se dirige hacia su padre.
-¿Puedo? - pregunta desde la puerta.
Sin palabras y con la copa en la mano, Reynaldo le da el permiso.
Despacho parece la única habitación de la casa que su madre durante años no toco. Paredes blancas, muebles de madera oscura, mesa y estante de libros con las sillas de cuero.
-Sabías - sin ninguna expresión en la voz, afirma papá.
-Así como tú de su amistad con Ingrid - le contesto.
-Tú también lo sabías.
-Me lo confesó cuando regrese, hasta entonces no sabía nada. Mira, yo busco a Baldo y hablé con él a solas y todo lo que dijo Klarrisa es cierto. Tiene buenos sentimientos y intenciones con Klarrisa, hasta para agradarles acepto escribir una carrera, por las ideas de Ingrid. Él es la razón por la que ella la busco, papá...
-Y yo preguntándome por qué no nos dice nada.
-Estamos volviendo al principio, cuando se separaron.
-No lo sé, todo esto es demasiado para un día - confiesa papá pasando la mano por la cara.
-Está bien - dice, levantándose. - Cuando quieres te lo presento, ahora voy a devolverle esto - dice, volteando a verlo y enseñándole el celular.
Klarrisa no levantó la cabeza cuando lo oyó entro, teniéndola hundida en la almohada. Suspirando, le dijo:
-Aquí lo tienes, lo volvía a encender - dejando sobre la mesita de noche el celular.
-Todo se arruinó - la oye decir en la almohada.
-Hable con papá, acepto escucharme - intenta consolarla. Cuando la vio moverse por lo que le dijo, siguió - Por el momento todo esto es demasiado para él, sin embargo, creo que no reaccionara como mamá. Y por cierto sabía de Ingrid.
Klarrisa se volvió para mirarlo:
-¿Cómo qué sabía?
-Sí, me di cuenta cuando lo dijiste en la sala...
-¿Y no te dijo nada sobre ello? - pregunta con alerta y la mirada en los dedos que tiene sobre las rodillas.
-No. ¿Estás mejor? - preocupado por ella, pregunta.
Volviendo a acostarse con la mirada al techo, le responde:
-No me imaginé que se engerían de esta manera. Por supuesto sabíamos que será problemas y que mamá sería la primera en oponerse, no obstante no me espere que se comportaría como lo había hecho.
-¿Comiste, te traigo algo? - la pregunta.
-No tengo apetito - responde, torciendo la boca y negando con la cabeza.
-Debes comer, te traigo algo - dice acariciando la antes de abandonar el cuarto.
Cuando vino hasta el comedor se encontró con que la mesa está hecha para dos y su padre ocupado un lugar.
-¿Comemos solos? - lo pregunta.
-Pedí que le subieran la comida a tu madre y supongo que Klarrisa no quera bajar - le responde papá.
-Sí, yo vine por eso para llevarle algo.
-Cena tu primero porque seguramente a ella la tendrás que forzar para que coma - le dice papá. - Y me terminarás de contar lo que pretendiste en el despacho.
Después de pensárselo un momento, Óscar asiente con la cabeza y se sienta.
-¿En qué sector trabaja muchacho? - escucha que pregunta papá.
-¿Lo quieres conocer? - devuelve pregunta con la ceja fruncida. - ¿O despedir?
Reynaldo pasa los momentos en silencio, exhala el aire y responde:
-Primero lo primero, lo quiero ver, saber de él y lo demás veremos.
-Vendré contigo mañana y te lo enseño. Ahora quiero preparar el plato para Klarrisa.
Con plato en una y tenedor en la otra mano, Óscar deposita lo servido para la cena para su hermana.