Tuy@ desde el verano

Capítulo 13

Eva entra a la casa cargando el ramo de las rosas. Como hoy Ingrid tiene el día libre, sigue durmiendo, por lo que ella se encarga de ponerlas en un florero con agua y dejarlas en la mesa. Lista para salir de casa otra vez, algo blanco escondido entre las rosas llamó su atención.

-Eres lo bueno del día - está escrito en el papelito que saco.

Lo deja en la mesa a lado del ramo y sale, diciendo:

-Pobre de ti - sintiendo pena por el quién las manda.

-¿A quién le tienes lástima? - pregunta Reynaldo a sus espaldas.

Volteando hacia él, Eva responde:

-De un..., el que manda flores. Cada mañana encontrarnos un nuevo ramo de rosas rojas en el quad de Ingrid. Hoy por primera vez tenía una nota, que sigue sin revelar quien es o para quien. Soy segura que algún pobre está intentando llamar su atención, sin embargo, yo conozco a mi hija y es misión imposible. 

-¿Y eso por qué?

-No sé cómo explicarlo, la viste. No tuvo ningún hombre a su lado mientras creció y eso la hizo formar su propio carácter, uno en el que no quiere escuchar de los hombres - contesta, comenzando a caminar.

-Lo poco que la trate desde que la he vuelto a ver no me pareció que sea tan grave - Reynaldo da su opinión caminando junto ella.

-No la conoces, por eso lo dices. Ingrid se mantiene fría y distante con las personas. Yo, las plantas y los animales somos los únicos que no recibimos ese trato y bueno ahora Klarrisa. Tú, ¿Por qué estás aquí?

-Vine a buscar alguien... Sandra de nuevo hace de las suyas.

-¿Qué paso ahora? - suspirando, pregunta.

-Es insoportable, sus acusaciones, sus reproches y todo por qué Óscar y yo apoyamos a Klarrisa.

-Si buscas concejos tocaste la puerta equivocada, yo no sé qué aconsejarte cuando se trata de ella.

-No, sé que no puedes ayudarme, nadie puede. Solo quise hablarlo con alguien que si nada lo comprenderá.

-Está bien.


 

Óscar baja las escaleras atando la corbata, vestido completamente en el traje negro.

-¿Dónde vas vestido así? - pregunta Sandra, caminando hacia las escaleras.

-A trabajar, al hotel.

-Tu papá no me dijo nada - comenta, bajando la voz y la cabeza.

Él no le presta importancia y se va después de acogerse de hombros, dejándola sintiéndose excluida.


 

Óscar comenzó su primer día del trabajo en la oficina que le asignó papá.

-Estás de verdad aquí, no lo puedo creer. Cuando papá me lo dijo, estaba segura de que estaba bromeando - dijo Klarrisa desde la entrada. - Además, tienes una oficina - agrega, mirando la decoración mientras está entrando.

-Por obligación, aquí me tienes - dice, levantando las manos.

-Me gusta - dice, haciendo los círculos con el dedo a la oficina.

Encogiéndose de hombros, le deja saber lo poco que le importa.

-¿Tú como estás, cómo van las cosas? - la pregunta.

Klarrisa suspira, antes de contestarle:

-Bien - poco convincente con la cabeza abajo.

-No lo diría.

-Todo está bien, pero sabes mamá, los prejuicios de los demás, supongo que afectan a Baldo, es algo frío - confiesa.

-Bueno, supongo que él no estaba tan preparado para todo esto como tú.

-¿De verdad opinas que es solo eso? - pregunta con la ilusión en los ojos.

Mirando al reloj, dice:

-Mira, vamos a comer para que te animes y lo discutimos.

-¿Me dejas trabajar desde aquí? - lo pregunta mientras van a la salida.

-Tu compañía siempre es bienvenida - le responde, atrayéndola hacia si con el brazo en los hombros.


 

 

-Sabes esto es lo que necesitaba - escucha decir a Klarrisa mientras hace la comida en cocina y ella le ayuda con la mesa. - Todos que me rodean tienen tantos prejuicios que ya me comencé sentir insegura, entonces no quiere imaginar como se siente él.

-Aléjalo de ahí - le conseja. 

Al ver el susto en la cara de Klarrisa, ríe antes de explicarle: 

-Oye, no pensé que lo despidas o alejas de tu mundo, más como un descanso de todo eso, el que le va a hacer olvidarlo todo que dicen y donde le vas a dejar claro que lo que dicen no afecta tus sentimientos hacia él.

-Debes ser hija de tu madre - la escucha comentar. - Son bonitas las rosas.

-Si y la hora peor gastada de tu vida.

-¿Por qué lo dices?

-Porque tanto necesito para cambiarle el agua.

-¿Y siguen sin saber de quién son?

-O para quien. Hoy vino la única cartita que es tan misteriosa como el que las manda.

-Sigue siendo un bonito detalle, ¿Qué no?

Encoge los hombros no teniendo que decir.

-Si quieres, llévate uno - le ofrece.

-¿Y estás segura de que no son de tu pretendiente? - divertida, pregunta.

-Que se las queda - indiferente responde.

-¿Qué ni un poco te da curiosidad de saber quién es?

-Me interesa lo mínimo, saber ¿quién es?, y basta, no tengo otro interés.

-Yo no podría - dice Klarrisa.


 

-Bueno, yo me voy. ¿Tú te quedas? - informa Óscar levantándose de la mesa del restaurante donde ceno.

-Sí, todavía me queda - dice, meciendo el vaso del vino.

Yendo a pie a casa, Óscar se percata de la caída de Eva.

-¡Tía Eva! - sin pensarlo corre a su lado. - ¿Estás bien? - la pregunta, poniéndose a su lado y ofreciéndole la mano para que se apoye.

-Sí, sí, estoy bien. Solo me torcí el tobillo - contesta con dolor, doblada por tenerlo cubierto con la mano.

Mirando a su alrededor, Óscar encuentra una pequeña pared.

-Ven - le dice, ayudándola a llegar a la pared para que se apoye.

Por ser poca luz, saca su celular para que tengan la iluminación necesaria para ver el pie.

-Quita la mano para que vea - dice con la luz del celular apuntando al tobillo.

Al hacerlo, el pie hace contacto con el asfalto con más presión, haciéndola soltar un:

-Sssss - de dolor.

-Bueno, no parece rota - informa.

-¿Quién eres? - pregunta Eva que no lo reconoce.



#3153 en Joven Adulto
#16690 en Novela romántica

En el texto hay: amor, amistad, ricoypobre

Editado: 02.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.