Suspirando profundamente, pregunta:
-¿Qué quieres?
-Dame las llaves - dijo, apoyado en el quad con los tobillos cruzados.
-Tú de verdad estás loco - dijo, poniendo la mano con la llave en la espalda.
-Por última vez te lo digo, dame la llave o te llevo en contra de tu voluntad y no me importará ni si gritas policía.
Insegura comenzó extender la mano cuando cambio de idea y en su lugar pregunto:
-Menos dime, ¿dónde me llevas?
-Verás cuando llegamos, ahora sube - dijo, sentándose primero. - Las llaves - dijo con la mano en el hombro, sintiéndola sentarse detrás de él.
De mala gana se las dio.
-¿Qué vamos a hacer aquí? - lo pregunto cuando detuvo el quad frente un pequeño zoológico.
Sin contestarle la tomo de la mano y llevo adentro.
Después de ver algunos animales, le dijo:
-¡Aaa! Me trajiste aquí para que vea donde vives - dijo, girándose hacia él.
-Ja, ja, ja, muy chistoso.
Continuaron caminando.
-¡Aa! - soltó con susto, echándose hacia atrás.
El salto la llevo directamente a rozar la mano de Óscar.
-¿No me digas que tienes miedo? - la pregunto riendo.
-Así de cerca - respondió ladeando la cabeza y poniendo la mano frente la cara.
-No te preocupes qué yo te protejo - dijo, abrazándola de inmediato por detrás.
-No te pases - dijo, quitándole las manos de su estómago.
Terminaron el paseo por todo el santuario al visitar todos los animales; mapaches, coatíes, pecarí, loro e iguanas.
-¿Puedo volver ahora a casa?
Suspirando la pregunta:
-¿Es lo primero que se te ocurre?
-¿Y qué querías? Me pasé todo el tiempo contigo sin protestar.
-Y seguras haciéndolo porque no terminamos. Vamos - le dijo mientras volvía al quad.
-Me trajiste a la playa - comento con la ceja levantada mirando del mar a él.
-No es una playa cualquiera, ven - le dijo y la tomo de la mano.
Sin tener de otra como todo el día lo siguió.
Pequeñas bolitas se movían por la arena en dirección del mar.
-¡Aaayyy! - exclamó de ternura al darse cuenta de que se trata.
Se liberó de la mano de Óscar y corrió en la dirección de las tortugas.
Cuando se detuvieron frente el hotel, bajaron del quad:
-¿Qué hacemos aquí? - pregunto con la ceja levantada.
Unió sus manos y la hizo caminar. Ella intentaba soltarse y escapar de ese lugar.
-Camina y calla - le dijo entre los dientes apretados.
Terminaron sentados en el restaurante.
-Carpaccio de res, dos filetes de pollo a la parmesana y flor de calabaza y de postre, pastel de chocolate. - orden.
Al mirarla la encontró con las manos cruzada y cara de enojo:
-¿Por qué estás enojada?
-¿Todavía preguntas? Todo el día me llevas como si fuera un perro y mi opinión ni tomas en cuenta.
-No estoy loco para tomarla en cuenta - dijo bajando la voz e inclinándose en la mesa. - Conozco muy bien tus respuestas o mejor dicho, respuesta porque siempre es un no.
-Señor - le llamo la atención el mesero que trajo el vino y el primer plato.
-Gracias - agradeció y le sirvió en silencio.