-¿Cómo se te ocurre comprar un carro a nombre del hotel? - lo pregunto enojado papá bajando las escaleras.
-Lo necesitaba - contesto sin afecto.
-¿Que tiene que ver tu coche personal con el hotel?
-La última vez que cheque el hotel es nuestro, lo que significa que dinero viene de ahí de cualquier manera.
-Ese no es el punto, Óscar.
-¿Entonces que es porque yo no veo ninguno?
-Que no puedes comprar lo que quieres con el dinero del hotel, por eso tenemos las cuentas divididas y recibes un sueldo como tu hermana y yo.
-Mi cuenta está en ceros, así que no tuve de otra si quieres hablar precisamente de eso.
Sintiéndose enojado, se levantó de la mesa y abandono la casa.
-Hola, tía Eva - la saludo.
-Hola, Óscar.
-¿Ingrid esta?
-No. Se fue pescar.
-Ingrid - dijo con sorpresa. - ¿Está pecando? - busco confirmar su incredulidad.
-Sí, está ahí en el muelle.
-Eso, tengo que ver, gracias - dijo alejándose.
-¿Qué haces Óscar? - lo pregunto al sentir sus manos pasar por sus caderas.
-¿Cómo sabías que era yo? - la pregunto.
-Porque ya te alucino - contesto con desprecio. Olí tu fragancia - explicó más calmada.
-Nunca creí que te vería pescando.
-¿Qué dices?, si lo hacía con Klarrisa.
-Era cosa de niñas y pensé que no te gustaba, como siempre la criticabas.
-Bueno, en esos momentos no contaba cada centavo.
-¡Ah! Pescado gratis.
Pescaba con un carrete de espuma de poliestireno por lo que le dijo:
-Sabes, esta es suficiente para una persona.
-No, no lo es. Tú no sabes esto.
-Tonto - dijo, riendo.
Rieron juntos mientras la tenía abrazada, sosteniendo la cuerda junto con ella.
-Bueno, gracias por ayudarme pescarlos - agradeció, levantando el balde con los pescados adentro. - A pesar de que con dos era suficiente.
-La tercera es para mí. ¿Tú qué pensaban? ¿Qué te desaceras tan fácil de mí?
Al escucharlo su cara cayó y la cambio por una de enojo al sentirse engañada, él la ignoro y dijo:
-Vamos - y abrió la puerta de su casa.
-Has vuelto, corazón - dijo su mamá. - ¿Como te...? Óscar - interrumpió su pregunta por la sorpresa de verlo.
-Nos fue bien, ¿Qué no Ingrid? - contesto y la volteo a ver.
Asintió con la cabeza nada contenta. Para después explicar:
-Se invita comer - se quejó, mientras mamá miraba los pescados.
-Claro, si ayudo - le dio la razón, a pasar de que no logro esconder su sorpresa del todo. - En seguida los preparo - dijo, llevándose el balde.
Óscar ya tomo el asiento en el sofá, sonriendo contento y triunfante.
-Me voy a cambiar - dijo, caminando hacia su cuarto.
A pesar de que comieron en silencio, lo mismo no se puede decir de sus nervios porque lo aprovechaba para agarrar le la mano de bajo de la mesa, lo que ella rechazaba; quitándole la mano.