Con las semanas que pasaron fueron por los resultados.
-Hola - saludo Klarissa.
-Buenos días, ¿cómo les puedo ayudar? - preguntó la sonriente recepcionista.
-Vinimos por los resultados - dijo, entregando el papel.
-Un momento - contesto, mirando el papel mientras se alejaba.
-Estoy nerviosa - confeso.
-Ahora lo estás, ¿y qué fue con la vez anterior?
-Entonces no estábamos a punto de saberlo.
-Aquí lo tienen - dijo la recepcionista, entregándoles el sobre. - Y el doctor las quiere ver cuando están listas - agregó.
-¿El doctor, para qué? - preguntó.
-Lo sabrán adentro - fue la única respuesta con una suave sonrisa.
-Bueno, ¿qué dicen los resultados? - devolvió la atención a la prueba.
-Ahora lo sabremos - dijo, comenzando a abrir el sobre. - Ahora tú, sácalo.
Cuando la saco, juntas la extendieron para mirar.
-Supongo que saben que nuestros laboratorios son conocidos por su bioquímica. Por eso, además de hacer el examen que requieren, hacemos los análisis completos - explicó el doctor.
Las dos tragaron con dificultad, conscientes de la gravedad del asunto.
-¿Que grave es? - pregunto.
-Bueno, aprovecho que todos estamos aquí para que aclaremos esto una vez por todas - dijo Klarrisa bajando las escaleras y viéndolos sentados en la mesa desayunando.
-¿De qué se trata? - pregunto papá.
-Espero que ahora te calmes - dijo, extendiendo un sobre a mamá.
-¿Qué es esto? - pregunto mamá, observando el sobre.
-La prueba de DNK.
Escuchar esas palabras lo congela, tanto que el tenedor le cae de la mano goleando el plato.
Mientras, Klarrisa continúa sin prestarle la atención a sus reacciones:
-Ahora dinos mamá, ¿cuál de las dos no es hija de papá?
-Klarrisa - su padre la reprendió.
-¡No, Klarrisa nada! La única manera de que Ingrid sea la hija de papá, entonces es que yo no lo sea porque el resultado es negativo - aclaro enojándose.
Escuchó hablar a su hermana como en un trance. El peso en su pecho desapareció y fue cambiado por la tristeza al saber de lo que es capaz su madre.
-Klarrisa y yo nos hicimos la prueba de ADN - informó a su madre cuando terminaron de desayunar.
-¿Por qué? ¿Cuál necesidad tuviste?
- Era la única manera de resolver las dudas de Óscar.
-¿Es que nuestra palabra no les vale?
-Así como yo te creo a ti, Óscar lo hace con su mamá, no tuvimos de otra. Menos ahora - dice en voz baja, refiriéndose a los análisis.
Nerviosa, camino de un lado al otro, esperándolo.
Cuando llegó, se saludaron alertados.
-¿Vamos? - la pregunto Óscar.
Asintiendo con la cabeza camino hacia el café.
El silencio los acompañó desde que se sentaron y recibieron los cafés.
-¿Cómo estás? - lo pregunto.
-Mal estos días.
-Sí, menos ahora nos lo quitamos.
-Sí. Me hubiera gustado que una de las dos me informara de lo que estaban haciendo.
-Bueno, era un paso desesperado. Y... Ni tú me llamaste a mí, ni yo era capaz de hacerlo.
-Con Klarrisa, era más fácil.
-Claro. Las hermanas y amigas... - dijo entre ofendido y herido.
-Y con ella menos no hubiera sido un problema.
-Obvio.
-Bueno, ahora debemos ver qué hacemos...
Párese sorprendido con la pregunta que no es capaz de formar la sentencia.
-Mis sentimientos no cambiaron y espero que los tuyos tampoco. Que podemos seguir adelante. Yo solo quiero olvidar...
-Yo deseo lo mismo, pero.
-Por favor, no...
-Óscar, las cosas ya no son iguales. Esto nos marcó y hay algo mucho más grande ahora.
-¿Qué quieres decir con eso?
-Cuando nos hicimos las pruebas, a Klarrisa y a mí nos hicieron unos análisis generales y...
Después de una pausa en la que buscaba recaudar fuerzas, dijo:
-Me detectaron algo - con la voz rompida y lágrimas por estallar.
Él la miró congelado y sin color.
Saco del bolsillo el papel que le entrego.
-¿Qué es esto?
-Ábrelo.
Mientras lo veía hacer, le dijo:
-Lo nuestro ya no puede seguir, no así.
Él miraba las palabras y ella hablaba:
-Tú y yo ya no existimos.
Ninguna palabra en ese papel tuvo sentido y sus palabras dolían más que las mentiras de su madre.
-Somos tres.
Una confusión lo adueño, entre el papel que no entendía y las palabras de ella que se repetían, se sintió en un delirio+.
¿Qué es esto?—preguntó al levantar la cabeza.
-La palabra de letras gordas que ves ahí escrita es la que se detecta en la sangre cuando... se forma un bebé. Y es ella la que nos confirma que vas a ser papá.
Su mente se detuvo, la miraba en shock sin reaccionar.
-Por favor - la vio llamar la atención del mesero. - ¿Le puede traer algo fuerte? - pidió.
-¡No!, no es necesario - dijo, reaccionando.
Mirándola de nuevo, saco la cartera para dejar la cuenta cubierta.
Después serio se levantó y la tomo de la mano llevándola del café.
Ella estaba sorprendida.
Deteniéndose en un lugar "despejado„ la levantó y riendo, comenzó gritar:
-Voy a ser papá.
Dando vueltas con ella, qué avergonzada, escondió su cara en el hueco de su hombro y nuca.
-Voy a ser papá.
-Bájame, por fa - pidió, riendo también.
A pesar de que dejó de dar vueltas, no la soltó, si no la abrazó más fuerte contra sí.
Bajándola despacio, sonrió y pasó la mano por su pelo.
-Oh - soltó, tranquilizándose.
Ella sonreía de la oreja a la oreja.
-¿Amas torturarme? - la acuso, sin dejar de sonreír.
-Sabes que no amo hacerte las cosas fáciles - dijo, encogiéndose de hombros.
Puso la mano sobre la pansa de ella.
-Sigo sin poder creerlo.
-Yo tampoco, todo me lo imaginé menos esto - dijo posando la mano sobre la de él. - Cuando nos llamaron a la oficina, pensamos lo peor, esto nunca.