-Ingrid, hola - la saludo Petar.
-Hola. ¿Cómo estás? —sonriendo, lo pregunto.
-Cuando veo tu sonrisa mucho mejor - le contestó, tocándole la barbilla.
Ella siguió el movimiento con los ojos, borrando la sonrisa.
-¿Podríamos salir esta noche, qué dices?
-Uum - dijo un poco desconcertada por lo que hizo y sin saber cómo decirle. - Petar, me caso - dijo, enseñándole el anillo.
Su rostro se oscureció.
-¿Cómo? ¿Cuándo sucedió eso? Tú me has prometido.
-Es que pasábamos por un momento complicado. Ahora todo se resolvió y decidimos poner la fecha.
-No sabía que estabas con alguien - dijo con la voz y mirada triste, mirando abajo.
-Comenzó a pasar cuando no estabas y en último tiempo tomó mucha prisa.
Cuando el silencio se prolongó, agregó:
-Estoy feliz.
-No puedo creer que Óscar escogió alguien así - comentó Haite.
-A mí me dices. Intente separarlos, sin embargo, y mi hija está en mi contra.
-Ay, no se preocupe, tía Sandra, que yo le ayudaré.
-Ay, querida. Que gusto me dará! —le contestó Sandra.
Entró en la casa y se encontró con las malas caras de su madre y hermana.
-Qué caras - comentó.
-Tú y yo hablaremos del desplante que me hiciste anoche - lo atacó mamá.
-¡Ay!, ni loco que estuviera para asistir a esa cosa. Por algo me fui de aquí - le contestó.
-Lo pediste hacer menos por mí - triste, le dijo Klarrisa.
-Pensé que eres lo suficientemente inteligente para saber que a esas cosas no se va - le contestó, tocándole la barbilla.
-Yo no te eduqué así - decepcionada comentó mamá.
-No, tienes razón, no lo hiciste, lo hicieron las nanas - le respondió. - Ven conmigo - dijo, tomando la mano de Klarrisa.
-¿Está todo listo? - preguntó a su mamá, viniendo de alerta desde su cuarto.
-Ya casi - le contestó poniendo el último tomate cherry sobre el canapé.
-No puedo creer que tuvo que pasarme esto precisamente ahora - se queja.
-Ji, ji. Es normal, además, apenas comienza - la recordó mamá.
-Aaahhh - expresó su disgusto, apoyando la cabeza al respaldo del sofá donde se sentó y gritando al techo.
-Ay, amor - dijo, llegando a su lado y abrazándola por la cabeza. Todo estará bien y al final vas a ser feliz, como yo.
-No sé si aguante te advierto - le dice, dramática.
-Ahora déjame que me cambie y la fiesta puede comenzar.
En ese momento se oyó el timbre.
-Yo voy - le dijo, dejándole el tiempo para que se pueda cambiar.
La pequeña fiesta para celebrar la próxima boda y el bebé tuvo como presentes a Flavio, Reynaldo, Eva, Klarrisa, Baldo y los celebrados.
-Aquí está mi regalo, poco adelantado... - dijo entregándoles el regalo. - Así será como papá - comentó Flavio cuando Óscar tuvo la moto de juguete en la mano.
-¿Y si es niña?
-También jugará con el - dijo, golpeándolo con el codo -, si yo también manejo una moto.
-Y yo que ya la veía vestida de princesa - se lamentó, bajonado.
-A, tú entonces quieres una Klarrisa. Escuchaste, Klarrisa, el bebé necesita compañía.
Klarrisa y Baldo solo sonrieron, mientras Flavio e Ingrid rieron. Él y Eva fueron más neutrales, mientras Reynaldo fue el menos feliz al escuchar eso.
-Ay, qué lindos son - comentó Eva.
-Sí. Solo que ahora la felicidad dure - comentó Reynaldo.
-¿Por qué eres tan negativo?
-No lo hago por gusto, sabes cómo se dice "Paz antes de la tormenta".
-Ay, Reynaldo de verdad.
-No me acostumbro...
-Entonces mejor hazlo, porque esta felicidad produrara.
-Bueno, me toca irme, mañana trabajo. No nos podemos todos tomar el día libre, ¿Qué no, jefe? - bromeó Flavio.
-Pronto me llevaré yo, esos dos no te preocupes - le respondió, mientras Flavio se ponía de pie.
Riendo entraron en la casa por el comentario de Klarrisa.
-Qué bonito cuadro familiar - vino de la voz de mamá. ¿A mí no se recordaron a invitar? - pregunto.
-¿Para qué? ¿Para qué nos amargues la fiesta?—preguntó con desprecio Klarrisa.
-Klarrisa - la reprende papá.
-Si solo digo la verdad - se defendió antes de retirarse.
Sandra cruzó los brazos mirándolos enojadamente mientras ellos sintieron que no pueden hacer nada.