Un amor cliché

Una nueva ¿Rival?

Leonardo

Después de decir mi vomito verbal, me le quede viendo nervioso, con Olivia todo era impredecible.

—Estas consiente de que ya no hay vuelta atrás ¿verdad? —susurró, estaba muy emocionada.

—Estoy consiente de cada riesgo...pixie.

Se me aventó a los brazos, literal y comenzamos a besarnos.

A mí se me olvidó todo, esos eran los efectos de sus besos, hasta olvidé que estábamos haciendo una escena enfrente de toda su familia.

—¡Váyanse a un hotel! —nos gritó Diego ¿o era Cristobal?

—¡Diego! —le reprendió ¿mi suegra? Bueno la mamá de Olivia.

Nos separamos por falta de aire.

—Ahora somos novios Leo —me susurró al oído, su dulce voz me teletransportaba a otro mundo.

—Lo se pixie, es lo que más he deseado en el mundo.

Seguimos estando muy cerca uno del otro, hasta que escuchamos un carraspeo.

Era el padre de Olivia.

—Chico, me agradas, pero es momento que sueltes a mi hija.

Lo obedezco ya que no quiero problemas, aparte de que es un poco...intimidante.

—¡Papá! —se quejó Olivia, yo solo reí— ¿Enserio tienes que hacer esto?

—Liv, posiblemente este joven sea el único que se atreva a salir contigo ¡tengo que aprovechar! —Vi como se reía y pude ver lo parecido que era su hija.

Mi pixie bufo enojada, jalándome lejos de su familia.

—Lo siento —me sonrió apenada— mi familia puede ser un tanto...rara.

Rara era un adjetivo que se le quedaba corto, pero aun así se notaba el cariño entre ellos.

—Descuida —sonreí y la volví a besar— Tengo que irme, deje a Valeria sola.

—Entiendo, te veo mañana...te quiero —sonrió apenada y se despidió, regresando con su familia que seguía discutiendo por sabrá Dios que.

Hoy había dado un salto de fe y esperaba no arrepentirme.

(...)

Llegue a casa y me sorprendí al notar que mis padres estaban en casa.

—¿Valeria? —fue lo primero que salió de mis labios, ya que si mis padres están aquí es porque algo pasó.

—En la sala —respondió, aunque note su voz un poco forzada.

—¿Qué ha pasado? —entre a la sala, sin saber que o quién estaba ahí.

—Hola Leonardo —sonrió la única chica que había lograr entrar en mi corazón...Samantha.

—¿Qué haces aquí? —estaba muy confundido, la última vez que la vi fue cuando la vi besándose con mi rival, Santiago.

—¡Leo! —sonrió mi madre— Sam ha venido de intercambio para acá y hemos quedado con sus padres de acogerla.

Lo que me faltaba.

(...)

—¿Por qué no me has avisado? —le reclame a mi hermana.

—Primero, porque tú te fuiste como loco a llevarle serenata a la bailarina y en segunda, a mi también me tomaron desprevenida —dijo ceñuda, a ella le caía muy mal Samantha, con o sin engaño.

—Un mensaje hubiera estado bien.

—¿Y qué harás genio? ¿Le dirás algo a tu chica? Digo porque es tu chica ¿no? Sino acepto después de lo que hiciste iré y... —la interrumpí.

—Si es mi chica y no tengo nada que ocultar, le diré la verdad, Samantha es una vieja ex novia y punto.

—Y tú primer gran amor —se burlo haciendo una mueca de asco.

—Pequeños detalles.

—Menudo lió estas metido hermano.

"Eso ya lo sé Val" pensé con sarcasmo, fui a mi cuarto para cambiarme y dormir cuando me crucé con la innombrable.

—Leo —sonrió, menuda actriz estaba hecha la condenada.

—Leonardo para ti y déjame decirte algo Samantha, no somos amigos, así que no pretendas ser amable contigo que no te queda.

Vi como su semblante cambió a uno más ¿seductor?

—Por supuesto que no, somos más que amigos —trato de acercarse, pero la aparte con un gesto de asco.

—Tus trucos ya no funcionan conmigo.

—Funcionarán querido Leo, funcionarán —Escuche su risa de Cruella De Vil, mientras me iba a mi cuarto.

Menuda perra loca.

(...)

A la mañana siguiente las cosas no fueron como yo esperaba.

Para empezar, no se que les dio a mis padres por fingir ser los "padres del año", pero cuando baje a hacer de desayunar...¡Mi mamá lo estaba haciendo!

Valeria estaba igual o más desconcertada que yo.

—¿Quién se murió? —preguntó en cuanto vio el panorama.

—Nadie...que yo sepa.

Después descubrimos la razón: Samantha, la pobre chica de intercambio, supongo que quieren dar una buena impresión.

—Buenos días a todos —fue su saludo al bajar, todavía iba en pijama, seguro en otro burdo intento por seducirme, ya que solo era un short y una blusa ligera lo que llevaba.

—Será zorra —susurró mi hermana a mi lado— Bueno por lo menos gracias a ella tendremos un desayuno decente.



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Editado: 12.10.2018

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