La vida está llena de casualidades...
mayo del año 2019
ABRIL
Eran cerca de las seis de la tarde y yo estaba en mi cama dando vueltas un sábado por la noche sin nada que hacer, buscando app de citas encontré una interesante y la descargué. Llené todos los datos que me solicitaba y agregué una foto a ver si tengo suerte y encuentro el príncipe verde que estoy buscando desde hace muchos años.
Se preguntarán porque digo príncipe verde, la razón es que los príncipes azules ya murieron todos.
Buscando y buscando, entrando a varios perfiles, no hay nada interesante que ver. Nadie que llame mi atención. Cerré la app y me olvidé de ese tema. Ya estoy al pensar que el amor y yo estamos en desacuerdo.
Busqué un libro interesante que leer y así terminé mi eterno sábado.
Comencé contándoles esa anécdota porque por tomar esa decisión cambio mi vida por completo.
Comenzare por contarles quien soy… mi nombre es Abril Hernández, tengo treinta y cinco años, soy una mujer normal, con muchos sueños por cumplir y buscando alguien con quien reír a carcajadas.
Por curiosidad volví a entrar a la app a curiosear un poco y ver que chico guapo entró a mi perfil. Es un poco emocionante esto de ver fotos de chicos como si estuviera viendo una revista o un calendario donde hay hombres blancos, altos, morenos, trigueños, pequeños, gorditos, delgados… como lo desees encontrar, ahora bien, lo difícil es que ambos se gusten y si aciertan que las conversaciones sean francas y haya buena química para continuar la conversación otro día.
Continuando mi búsqueda selectiva y exhaustiva me llama mucho la foto de un guapo hombre, le doy clic para ver su perfil… ¡ay santo! Que hombre más guapo, tal como el doctor me recetó para llegar a compartir mi felicidad.
Veo varias fotos de él y les cuento que es un hombre muy sexi y atractivo. Alto, blanco, espalda ancha, buenas piernas, hermosa sonrisa, pero lo que más llama mi atención es una foto donde está parado y tiene unos lentes de sol y solo puedo ver su boca carnosa. Es que más perfecto físicamente no puede ser.
Me causa mucha gracia leer que no sabe bailar bachata y no le gusta el café… este dominicano si es raro porque la mayoría les gusta el café. Le voy a dar me gusta a ver qué me dice.
─Que extraño dominicano eres porque no te gusta la bachata ni el café─. Le escribí.
Busco en el refrigerador una botella de vino tinto que tanto me gusta y me sirvo una copa.
Vuelvo a la app para seguir viendo perfiles y al mismo tiempo pongo música romántica para ambientar el momento.
Escucho un leve sonido indicándome que tengo un mensaje, chequeo para ver quien me ha escrito y para mi sorpresa es el hombre guapo y sexi.
─Hola, mucho gusto… es que no soy dominicano.
─Ahora entiendo. Mucho gusto, soy Abril ─respondí
─Soy Roland, yo soy de Panamá, pero estoy en tu pais.
─Para mí es un placer ─dije con mucha emoción.
─Eres una mujer muy bella.
─Tú no te quedas atrás.
Estuvimos por largo rato hablando hasta que tuvo que irse a cenar porque pasaban de las nueve de la noche y luego cerrarían el restaurante del hotel donde se estaba hospedando.
La conversación estuvo tan amena que quedamos hablar mañana otra vez. El hombre me agradó mucho.