¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
¡Mierda!
Si no es mi madre o la alarma debe ser mi estúpido celular.
Hoy era sábado por eso decidí quedarme a dormir un rato más, pero veo que de igual manera no me dejaron dormir. Agarré mi celular y descolgué la llamada.
—¿Hola?
—¿Kenzie? —reconocí inmediatamente esa voz.
—No, tu abuela —me burlé.
—JA JA, muy graciosa, te llamé para avisarte que en unas dos horas iré a tu casa para arreglarnos y estar listas para ir a la fiesta —avisó la pelinegra.
¡AHH!, había olvidado completamente la dichosa fiesta, que por cierto me estaban obligando a ir.
Aunque pesándolo bien, no creo que sea mala idea, nunca he tenido la oportunidad de ir a una fiesta, y ahora que tengo una para poder ir con mis amigos, creo que debería aprovecharla. Para mí una fiesta en resumen es ''caos'', ya que siempre las personas terminan con un dolor infernal de cabeza, gente borracha, personas teniendo sexo con completos desconocidos y muchas más estupideces que luego se arrepentirán de haberlas hecho.
—Laura, pero es muy temprano —dije viendo que eran las 4:00PM, ¡rayos!, si que había dormido mucho.
—¡DEBEMOS ESTAR PERFECTAS! —gritó la pelinegra, grita tan fuerte que tuve que alejar el celular de mi oreja para no quedarme sorda.
—Grita más fuerte que en China no te escucharon —dije sarcásticamente.
—Estúpida, bueno ¡EN DOS HORAS! —y sin más colgó.
¡Ahh! faltan dos horas y la verdad me moría de sueño así que . . . ¡A dormir se ha dicho!
.
.
.
—¡Kenzie! —escuché que gritaban mi nombre.
—Meh —gruñí.
—¡MACKENZIE SMITH! ¡¿SE TE OLVIDÓ LA FIESTA O QUÉ?! —y ahí se encuentra mi querida amiga gritando.
Espera ¿Cómo diablos entró a mi casa?, debería empezar a cerrar las ventanas, uno nunca sabe. Creo que he visto muchas películas, que ya estas me tienen traumada, siempre he visto que el enemigo entraba por la ventana volando o derrumbaba el vidrio y entraban.
La pelinegra pudo haberlo hecho.
—Mierda —me levanté gruñendo.
Prácticamente me estaban obligando ir a esa fiesta.
—Ve a bañarte ¡AHORA MISMO! —me gritó Laura, no dije y nada y me metí al baño, a veces mi amiga daba miedo.
Me di una ducha corta, lavé mis dientes y salí en bata.
—¿Qué es todo esto? —le pregunté viéndola con una maleta en manos.
—La ropa que vamos a usar, porque si no tú te hubieras ido en pijama —respondió.
—Ay querida, me conoces tan bien.
—Toma, tú usaras esto —dijo entregándome una falda jean y una blusa azul de mangas cortas.
Detente, detente, detente, Yo ni loca uso eso. Simplemente no es mi estilo.
—Estás loca si crees que usaré esto —dije mostrándole la vestimenta que me había entregado.
—No te estoy preguntando, te estoy ordenando.
—¡AHH!, ¡a veces eres tan mandona! —me quejé.
—Lo sé cariño, por eso me quieres.
—Yo no te quiero —mentí.
—Tienes razón, tu no me quieres . . . ¡ME AMAS!
Me reí, me coloqué la falda y la blusa, a decir verdad, no se veía nada mal.
—Estás preciosa.
—Gracias, tu tampoco te quedas atrás —Laura llevaba puesto un vestido rojo más arriba de las rodillas y unos tacones negros.
Se la veía bien, siempre la pelinegra llevaba cosas apretadas o más arriba de sus rodillas algo que es todo lo contrario en mi ser, ya que mi estilo de ropa es . . . diferente.
Laura me maquilló, peinó y repitió el mismo proceso en ella.
En fin, ya estaba lista.
—Bueno . . . ¿Y ahora qué hacemos? —pregunté impaciente.
—Esperar a los chicos —¿esperar?, Laura no sabía que mi segundo nombre era: paciencia y el primero: no tengo.
Tocaron el timbre. Esos chicos se demoraron una hora, tardan más que una mujer arreglándose.
—Yo abro —dijo Laura parándose para abrir la puerta.
—Hola —saludaron los tres.
Se veían bastante guapos, en especial Emilio con su típico estilo de chico malo.
—Vámonos —exclamamos todos.
Al llegar a la fiesta, era exactamente como la imaginé: había demasiadas personas borrachas, bastante alcohol y varias personas a punto de tener sexo en frente de todos.
Qué asco.
—Vamos a bailar —me arrastró Laura hasta la pista de baile.
Estuvimos bailando un buen rato hasta que me dio sed.
—Quiero agua —le dije a Laura.
—¿Agua?
—Sip.
—Hay variedades tipos de alcohol aquí ¿y quieres agua?
—¿Si?
—Bien, vamos —fuimos hasta el bar y pedí un vaso de jugo de naranja y Laura un chupito.
Nunca antes había probado un trago, y hoy tampoco era el día que quería hacerlo, de seguro si pruebo uno en este momento, próximamente me encontraré vomitando en todas partes.
—Hola chicas —saludaron nuestros amigos que se habían desaparecido.
—¿Dónde estaban? —preguntó Laura enfadada viendo a su novio.
—Fuimos al baño —dijeron ellos.
—¿Juntos? —pregunté y ellos asintieron.
—¡Hoy quiero emborracharme! —gritó Emilio de la nada llamando la atención de todos.
—No creo que sea buena idea —comenté.
No me imagino a un Emilio Borracho, de seguro será más insoportable de lo habitual.
—Apoyo a Kenzie -habló Lucas.
Como siempre Emilio no nos hizo caso y en este instante se encontraba encima de una mesa y sin camiseta.
—¿Qué va hacer? -preguntó Mateo.
—Oh mierda.
HOLA!
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