EMILIO.
-¿Has visto a Kenzie? -era como la cuarta vez que Laura me preguntaba eso.
Si seguía preguntando iba a estallar.
-No ¿por qué preguntas?
-¡¿Por qué crees que estoy preguntando?! —gritó rompiendo mi timpano.
-¿No la encuentras?
-¡¿Tu que crees?!
La última vez que ví a Kenzie fue cuando estaba hablando con Fernanda.
Después de eso no la volvi a ver.
-¡Debemos buscarla! -gritó Lucas.
Salí corriendo en busca de la gruñona.
Mi gruñona.
Caminaba afuera de la mansión cuando escucho demasiada bulla.
-¿Que sucede? -me pregunté a mí mismo.
Me acerqué y vi a mi castaña encima de una mesa.
Rápidamente la agarré de la cintura como un saco de patatas y la llevé afuera.
-¡Ba-bajame! -gritaba arrastrando las palabras.
Vaya.
Si que habia tomado.
La llevé a la terraza de la casa y ahí la senté en una silla que se encontraba por ahí.
-¿Por qué tomastes mucho? -pregunté mirándola a los ojos.
-Laura y todos ustedes tienen la culpa por dejarme sola -me reí.
-Eres muy ocurrente.
-¡Y tu un idiota! -gritó.
Hasta borracha sigue siendo renegona.
-¿Yo por qué soy un idiota?
-Estabas hablando con Fernanda y me dijistes que no la querías.
-Y no te mentí, no la quiero, yo solo le estaba dejando en claro eso.
-No te creo.
-Siempre sacas conclusiones tu misma, por eso siempres terminas malinterpretando las cosas.
-¡Yo no malinterpreto nada!
-¿Entonces aquella vez no te pusistes celosa porque me estaba besando con Fernanda?
-Si estaba celosa, pero luego me explicastes y todo fue un malentendido.
-Oye Kenzie . . .
-Dime.
-¿Te acordarás de esto mañana?
-No sé, creo que no -dijo frotándose los ojos.
-Entonces . . . ¿no te acordarás de esto? -la besé.
Llevaba tiempo queriendo probar esos labios.
Kenzie al instante me correspiondió el beso, yo la agarré de la cintura y ella colocó sus manos en mi cuello para profundizar mas el beso, los minutos que nuestros labios estuvieron juntos, me sentí en el cielo, era algo mágico, quizá sea muy cursi, pero es eso lo que estoy sintiendo en este momento.
Pero ya saben.
Somos humanos y necesitamos aire para vivir.
¡Estúpido aire!
Nos separamos por falta de oxígeno pero yo aún seguía con mis brazos alrededor de su cintura.
-¿Quién eres tú? -me reí.
Sin duda no recordará nada de esto.
-Soy el chico ideal para tí.
-¿Mi chico ideal?
-Si.
-Mentira, ese ya existe y se llama Shawn Mendes.
-Creo que deberias descansar, pequeña gruñona.
Agarré mi celular y marqué el número de Lucas.
Al cuarto tono me contestaron.
-¿Hola, Lucas?
-¡¿Ya encontrastes a Kenzie?!
-Si, ya la encontré, está pasada de copas, creo que es mejor que se vaya a casa.
-¡Que suerte que la encontrastes! Ah y Emilio ¿me harías el favor de llevarla? es que estoy aquí con los chicos y no nos queremos ir.
-Esta bien, no te preocupes, yo la llevaré.
-Su madre no está en casa, la llave de la puerta la encontrarás en la ventana.
-Bien, adiós.
Colgué.
-Tengo sueño -dijo Kenzie.
-Vamos a llevarte a casa.
-Me duelen los pies -se quejó.
-Quitate los tacones.
-¡Quiero que me cargues idiota!
-Oh, esta bien -la agarré por la cintura y la cargué como princesa.
Marqué a un taxi y nos fuimos a la casa de Kenzie.
-¿La llave dónde dijo que estaba Lucas? -pregunté y luego me acordé lo que había dicho.
¡Ventana!
Encontré la llave y abrí la puerta.
Llevé a Kenzie a su cuarto.
-Gracias y adiós -dijo la castaña acurrucandose en su cama.
-¿No me vas a decir que me quede? -pregunté sorprendido.
-¿Por qué lo haria?
-Todos las chicas hacen eso.
-Vaya, creo que si has estado con muchas chicas, pero déjame decirte que yo no soy igual que ellas.
Kenzie tiene razón.
Ella es única.
-Esta bien -dije preparándome para salir.
-Quedate ¡y no digas nada! -gritó y me reí.
Me acerqué a su cama y comencé a sobarle la cabeza.
-Eres muy linda.
-Tu también eres guapo ¿sabes lo difícil que es tratar de olvidarse de esos hermosos ojos azules?
-¿Qué?
-Y eso que todavia no lo logro.
-¿Por qué te quieres olvidar de mi?
-Cuando alguien se enamora y ese amor no es correspondido, la persona debe olvidarse de ese sentimiento -dijo cabizbajo.
-¡No lo creo! -grité.
-¿No lo crees?
-¡Esa persona debe luchar por su amor!
-¿Entonces quieres que luche por algo que nunca ocurrirá?
-¿De que hablas?
-Emilio, no puedo obligarte a enamorarte de mí.
-No entiendes por qué obligarme Kenzie, yo ya lo estoy.
-No te dejes llevar por el momento.
-¿Por qué es tan dificil que me creas?
-Mmm . . . ¿Será por que tu eres un idiota, mujeriego, egocéntrico?
-¿No querrás decir, guapo, atractivo, bellísimo? -dije ganadome un golpe en la cabeza de su parte.
-¡Aunch kenzie! -protesté.
-Te quiero Emilio -dijo abrazandome.
Me sorprendí abriendo los ojos como platos.
Eso fue algo inesperado de su parte.
-Yo tambien te quiero Kenzie.
Te quiero más de lo que tú crees.
Por una parte me entristece que no vaya a recordar nada de esto mañana.
Pero por otra parte estoy feliz.
¿Por qué?
¡Pude ser su primer beso!
Y aunque ella no se acuerde, yo sí, siempre recordaré ser el primero en besar a esos hermoso labios.
Puede que haya besado a alguien antes y no te haya dicho nada.
¡Callate conciencia!