Capítulo Cinco
Renata Ramírez
Estaba tan molesta por tener que hacer el trabajo con ese imbécil de Stéfano y que decir cuando me tomo desprevenida y me abrazo, el cabr*n era fuerte de coj*nes y no pude separarme de él hasta que llegamos a su "mansión".
Y lo digo entre comillas por que eso parecia la mitad de Quito.
- Mald*ta sea ¿¡Cuántas personas viven aqui!?- pregunté, asombrada.
- Si contamos a los sirvientes que viven aqui: Unas doscientas personas- dijo como si fuera normal.
- ¿¡Doscientas!? ¿¡Y contando solo a tu familia!?- no me queria imaginar cuantos miebros de su familia eran por que ¿No podian tener tantos sirvientes no?
- Si solo contamos a mi familia: Cinco- dijo y yo me estaba preguntando como carajos entraban 5 personas ahi sin perderse.
- Lujos de millonario- le dije y entramos, al entrar vimos a una mujer muy bella, de cabello rubio y castaño claro como el de Stéfano pero el rubio era el color dominante del cabello de la mujer y el de Stéfano era el castaño claro, era morena, de buena altura y de ojos verdes, nos sonrio con dulzura.
- Hola chicos- nos dijo y me miro- Hola nena ¿Y tú quién eres?- me pregunto con un tono dulce y amable.
- Es mi compañera Renata, tenemos que hacer un trabajo- le dijo Stéfano y asenti.
- Un gusto conocerla- dije, pensando que no era un gusto conocer a ese idiota que tenia como hijo.
- ¡Que bueno que te tocó con Stéfano! ¿De qué es el proyecto?- nos pregunto.
- De la fuerza de Gravedad- le dije y ella asintio, aún con su sonrisa que se contagiaba.
- Que bueno, de seguro y hacen un trabajo increible- dijo- Okey, no los molesto más, vayan a hacer su proyecto, yo los llamó luego para almorzar- dijo y seguimos a un pasillo.
- Que raro, tu madre es una persona tan dulce y simpática y tú- dije, buscando la palabra perfecta- Tú eres un trozo de hielo andante- le dije y él asintio.
- Madrastra- me corrigio- Ella no es mi madre biológica, mejor dicho: Ella nunca será mi madre- dijo y viré los ojos.
- Que desalmado, se ve que es una buena mujer- le dije.
- Lo es, es más, puede que sea la mujer más perfecta del mundo pero ya tuve suficiente con la demente madre que me toco: No quiero otra- dijo y entramos, eso me hizo tener un pequeño gramo de empatía hacia él- Pero igual: No es tu problema- me dijo.
- ¡Y volvemos al trozo de hielo andante!- dije y nos sentamos en una alfombra- Muy bien, mejor comenzemos, lo último que quiero es volver a venir a pasar una tarde contigo- le dije y él asintio.
- Buscaré imágenes para guiarnos- dijo y asenti.
Por un momento yo juraba que tendria que hacer la mayoria del trabajo pero no: Stéfano repartio muy equitativamente lo que haria cada uno y lo que hariamos los dos. Consiguio todos los materiales que necesitabamos y comenzamos a hacer el mejor proyecto posible.
***
Cuatro horas después, ya comidos y todo: Terminamos nuestro proyecto, él era bueno en mecánica así que hizo un como motor para que los planetas que habíamos puesto como demostración, flotaran por si solos. Yo me encarge de la parte creativa: Decoración, trabajo a mano, la demostración y como ocultar lo que Stéfano habia echo para lo de la gravedad. Stéfano se encargo de la parte Mecánica: Los controles, como se moveria cada cosa, la perfección en todas las cosas y lo terminamos a las 5 de la tarde, aún faltaba unas dos horas hasta que mi papá viniera a verme y yo no podia esperar, no queria seguir compartiendo oxígeno con él.
Probamos el proyecto una y otra vez hasta que no encontramos más errores, cambiamos otras cosas y hasta practicamos nuestra exposición, teniamos todo echo y apenas habia pasado media hora, alguien toco a la puerta y entro un mayordomo ¿De verdad?
- Señor García, tiene clase de equitación- el hombre me vio- Lo lamento, no sabia que tenia visita: Ordenare inmediatamente que canclen su clase- dijo pero Stéfano se levanto.
- No, no la canceles- dijo y me miro a mi, divertido, lo fulmine con la mirada- Esto será, bastante entretenido- la burla clara en el tono de su voz.
***
- ¡NI LOCA!- grite.
- ¡Es solo un caballo!- me recrimino Stéfano.
- ¡DIJE QUE NI LOCA!- le respondi- ¡NO VOY A SUBIRME A UN CABALLO! ¡QUIERO VIVIR!- le conteste y él suspiro.
- Traiganme a mi Yegua- dije y pronto le entregaron un precioso caballo blanco, se subio y para mi total sorpresa, me tendio la mano- Vamos- me dijo y negue con la cabeza, suspiro frustrado, le hizo señas a alguien y de repente: Me subieron al caballo.
- ¡BAJAME!- le recrimine al instructor, miro a Stéfano y él le dio una mirada asesina, nos dejo a ambos en nuestro luegar y me solto, dejandome encima del caballo.
- Sostente de mi cintura- dijo y me di cuenta de que me mataria más si me bajaba ahora de cualquier forma que estando sobre ese caballo o yegua o lo que sea.
A regañadientes lo tome de la cintura y mis manos tocaron su abdomen, lo tenia duro y me preguntaba que como car*jos va a tener un chico de 14 años un abdomen así. Él comenzo a mover al caballo despacio y al principio fue solo trote, yo seguia sin creerme que estaba con un p*to uniforme de equitación, un casco, unas botas y todo: Parecia una de esas mocosas millonarias y mucho peor con Stéfano en frente mío, el caballo comenzo a trotar más rápido y sin darme cuenta: Ya estaba corriendo y haciendo carreras con sus hermanastros.
- Ten cuidado- le dije en algún momento.
- Si no te sueltas de mi, no te pasara nada: Hago equitación desde que tenia 7- me dijo y no pude evitar poner los ojos en blanco.
- No me sorprende- dije y comenzo a correr más rápido- ¡No vayas tan rápido!- le dije.