No recuerdo cuándo fue la última vez que tuve una cita. Creo que fue hace más de un año.
Cuando empiezo a averiguar sobre la inseminación, me enfoco en ello y, desde que quedé embarazada, dejé de lado las citas.
Ahora voy a salir con un hombre al que no le importa que esté embarazada.
Aunque tengo mis dudas, no puedo negar que él es muy convincente y persistente.
Mis amigas tienen razón: no puedo juzgarlo sin conocerlo. Si insiste, debe ser por una buena razón. Podría estar con cualquier mujer que quisiera. ¿Por qué elegiría a alguien embarazada?
Es normal que, mientras viajaba, no se tomara muy en serio a las mujeres, y ahora desea otro tipo de vida.
El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos y me uno a la videollamada con mis amigas.
—¿Qué te vas a poner? —pregunta Sky como si fuera ella la que tuviera la cita.
Mi amiga castaña, ahora algo rubia porque se tiñó el cabello buscando un nuevo estilo, está sentada con las piernas cruzadas en su sofá, viste su pijama de osos y tiene un tazón de algo en la mano.
Viper está en su oficina y trabaja en un caso complicado. Lo deduzco por su cabello despeinado y su camisa blanca, que hoy está algo arrugada. Aprecio que se tome un tiempo para llamarme.
—No sé qué ponerme, amigas.
—Tienes un vestido negro precioso, ese que te llega a las rodillas y tiene mangas de encaje.
Viper enarca una ceja.
—Va a una cita con un hombre guapo, no a un funeral, Sky.
—Vi, no todos los vestidos negros son para eventos serios y funerales. Algunos son clásicos y sirven para cualquier ocasión. Además, disimulará su vientre.
Bajo la vista a mi vientre y giro el cuerpo hacia el espejo de cuerpo completo que está en la puerta de mi armario.
—¿Me veo muy diferente?
—No, claro que no. En todo caso, estás embarazada, pero no se nota —responde Viper.
—No quise decir eso, Lexy. Tu vientre apenas se nota.
—Lo sé. Parece que solo comí de más —acaricio mi vientre casi plano—. No usaré un vestido ajustado.
Reviso mi armario mientras Viper y Sky dicen que eso no importa. Me recuerdan que Fox sabe que estoy embarazada y que su opinión es la única que cuenta.
—No, la única opinión que cuenta es la de Lexy. Ella debe sentirse cómoda con lo que se ponga y quererse.
Sonrío y agarro un vestido blanco que había dejado casi en el olvido. Es de corte sencillo, pero encantador. El encaje floral que cubre el pecho y el cuello alto le dan un aire romántico, mientras que la tela liviana se mueve suavemente con cada paso y llega hasta unos centímetros sobre las rodillas. Por la espalda, un discreto escote en forma de lágrima deja ver apenas un poco de piel, lo justo para aportar elegancia.
Me lo coloco y de inmediato sé que es el correcto. Cómodo y fresco, ideal para el verano. La tela es casual, pero el encaje le da un toque sofisticado.
Volteo a mirar a mis amigas y Sky aplaude, casi dejando caer lo que sea que esté comiendo.
—Me encanta —comenta Viper—. No es mi estilo, pero sí el tuyo. Grita: "No necesito llamar la atención para brillar".
Sky asiente con la cabeza.
—Totalmente de acuerdo. Ponte zapatos de algún color, nada de negro o blanco.
—Los rojos y píntate los labios de rojo —agrega Viper—. Cabello suelto y estarás perfecta.
Sky prefiere que me ponga los azules, pero yo elijo los de color rosa porque tienen taco, pero no son muy altos, y el tacón es de color negro. Combinan perfectamente con mi bolso tipo sobre.
—Con los zapatos rosas te ves como un ángel —dice Sky.
—Con los rojos te hubieras visto más atrevida —agrega Viper, divertida.
Suelto una carcajada.
—Chicas, no estoy pensando en nada más allá de pasarla bien.
—Lo importante es que estés cómoda —dice Viper.
—Y que tengas claro lo que deseas —agrega Sky.
La morena asiente.
—Yo me visto como me gusta. No para agradar a nadie. Me gusta verme bien y sentirme bien.
Sky discrepa un poco, pero lo hace con cariño. Yo no tengo ganas de ponerme de un lado ni del otro. Las entiendo a ambas sin llegar a extremos.
—Chicas, las dejo para terminar de arreglarme.
Dejan de debatir para mirarme.
—Está bien. Cuando la cita termine, nos avisas. Queremos todos los detalles —pide Sky.
—Sí, no importa la hora. Igual mañana vamos a tu casa.
—Lo haré. Las amo.
—Te amamos —dicen al unísono, y la llamada termina, al menos de mi parte, porque ellas siguen hablando.
Algunas personas se preguntan cómo podemos ser tan buenas amigas siendo tan diferentes. Claro que tenemos cosas en común, como el amor por los zapatos, la pizza, entre otras cosas. Aun así, somos distintas, y eso nos complementa. Con ellas siempre puedo contar, y eso vale oro.
Termino de arreglarme y quedo satisfecha con el resultado. No me pinto los labios de rojo, sino de rosa claro, un color que combina con mi bronceado de verano.
Editado: 18.07.2025