"Esto no está bien... pero qué más puedo hacer... no quiero lo perderlo, prometo que mi próximo hijo lo cuidaré bien... solo son un par de células — pensó Anne para acallar su conciencia".
A la otra mañana se juntaron en un motel, ella se tomó la píldora, por un par de horas no pasó nada, pero de un momento a otro la mujer sintió un gran dolor en el vientre, y le empezó una hemorragia que Luis no pudo parar.
— ¿Qué pasa? — estaba tan pálida como una estatua — me siento tan cansada.
— Te estas desangrando — no puedo hacer nada para ayudarla pensó desesperado.
— Moriré... — se desmayó en la cama, la sangre empezaba a formar un aura a su alrededor.
No podía creer que pasaba, cayó de rodillas arrepentido por lo que había hecho, ella había dejado todo por él, si llegaba a morir... ya había sido muy maquiavélico al querer usar a su hijo no nacido para saber si ambos eran hermanastros, inmediatamente llamó a una ambulancia, que por suerte llegó enseguida, la ingresaron al hospital casi moribunda.
— ¿Por qué tiene esa hemorragia? — preguntó Luis al médico que la trató, el Dr. Williams.
— Es por un aborto... inducido... ya el producto ya estaba muy avanzado — el doctor lo miró serio, era uno de sus profesores, quien más apreció le tenía.
— No es así... debe ser un aborto espontáneo, solo tiene 3 meses.
— ¡¡Imbécil!! ¡¡Tiene casi 5 meses!!
— Pero me dijo que su período solo le faltó...
— Eres un rematado idiota, recuerda que hay embarazos donde los primeros meses se produce un pequeño sangrado, que las mujeres confunden con su menstruación.
— O Dios... ¿Entonces morirá? — parecía un fantasma, no podía controlar sus manos.
— No lo sé, está muy grave.
— Haga lo que deba para salvarla.
Al final Luis, como pareja de la muchacha, firmó una autorización para quitarle el útero, solo así pudieron detener el sangrado, por dos días estuvo en riesgo de muerte, luego por fin empezó a mejorar, pero solo físicamente, su ánimo, cuando le dijeron lo que hicieron para ayudarla, la dejo sin alma.
— Esto no debió ocurrir Anne, yo solo quería lo mejor para los dos.
— Mentira, solo pensaste en ti, y yo tuve miedo de convertirme en madre soltera como mamá — por un momento su mirada desesperada se volvió calmada, había tomado una gran decisión — no te quiero ver más.
— No digas eso, estas nerviosa y es normal, esto es muy fuerte para ambos, pero cuando salgas de aquí veras que todo estará bien, darás tu examen y yo...
— Ya no quiero seguir estudiando, quería darle un buen pasar a nuestros futuros hijos... — una lágrima corrió por su mejilla — ahora ya no podré nunca más tener hijos.
— Mi amor, no digas eso, podremos adoptar.
— ¿Para qué cuando te molesten los hagas tomar algo para matarlos, y seguir tu vida tranquila?
— No digas eso... los dos decidimos esto.
— Lo sé, y por eso mi culpa es tan grande como la tuya... maté a un inocente por mi comodidad, ahora no podré tener más niños... este es mi castigo... es lo mejor... no me busques más.
Ambos siguieron sus vidas por separado, Anna no volvió con su familia, se perdió en una gran ciudad, consiguió trabajo como dependienta en una tienda, desde allí veía a las parejas con hijos, soñaba que era ella, Luis y su pequeño no nacido, diez años después murió de un ataque cardíaco, los médicos dijeron que de una falla cardíaca, pero el único conocido que tuvo allí sabía que era de tristeza, a su funeral solo fue su jefe, quien le pagó la sepultura, el hombre la apreciaba mucho, porque fue una buena trabajadora.
A Luis no le pusieron cargo por el aborto, su profesor lo hizo pasar por uno espontáneo.
— No quiero que esto vuelve a pasar. Cuando termines la carrera no quiero verte más por la universidad.
— No se preocupe, ya nadie me verá nunca más.
El joven dejó sus estudios, tampoco volvió a su casa, no era capaz de decirle a su familia lo que había hecho, siempre recordaba que por su culpa su amada nunca más podría tener hijos, y que por eso lo odiaba, la culpa lo volvió un alcohólico que trabajaba en lo que podía, 5 años después lo mataron para robarle el poco dinero que tenía.
Un poco después del aborto, en el cielo, un pequeño lloraba sin consuelo.
— ¿Estás mejor? — le preguntó uno de mayor estatura con alas, que estaba a su lado desde que esa alma fue devuelta al cielo.
— Ellos... mataron mi cuerpo, fue tan doloroso cuando me desprendí del útero... no podía respirar... mi piel ardía al sentir el aire... ahora deberé esperar a que me asignen a otros padres.
El mayor le dio un beso en la frente para que se relajará.
— Solo ten paciencia, ya irás a la Tierra.
— Quería sentir el viento en mi cara, reír, que el calor me tocará el rosto... quería... quería que mi mamá me besará, salir a jugar al parque con papá... ¿Por qué hicieron eso? No los entiendo, porque me concibieron si no me querían.
— Debes recordar que los humanos no son perfectos, a veces por miedo piensan que el aborto es su única salida a lo que consideran un problema.
— Si no me querían... ¿Por qué no me dieron en adopción?
— Ellos no desean que lo que consideran suyo, otros lo aprovechen.
— Los padres no tienen por qué decidir sobre algo tan delicado. No es su vida la que están eliminando, sino de quien no puede defenderse, si hubiera podido hablar con ellos, les habría prometido no molestar, hubiera sido un bebé muy tranquilo.
— Así son las cosas en el mundo humano.
— Entonces no quiero ir al mundo humano... no quiero ir donde hay seres tan malvados, son muy crueles, mejor me quedo a tu lado.
— Se nota que no has estado nunca entre los humanos, no todos son iguales, cuando lo hagas por fin los comprenderás — lo miró y le dio un beso en la frente — yo traté de hacerle saber a tu madre que no debía destruirte, por eso le di un gran dolor a tu madre en el corazón cuando tomó esa decisión, pero no le hizo caso — lo abrazó — me quedaré contigo hasta que te asignen otra familia.