Un Chico Llamado Amor

TRES

 

— ¡Es lindo! —Jenny cruza sus piernas sobre mi cama—. ¿No te gusta? ¿De verdad?

Suspiro. Hoy es veinticuatro de diciembre, es decir, nochebuena. Por la tarde ellos vendrán y tendremos la cena navideña juntos. —No Jenny, por milésima vez no me gusta Max.

Aun no sé si su nombre real es Steven o si realmente lo confundí. No he escuchado que alguien mencione sobre él trabajando en una tienda y tampoco he ido con mi mamá al centro comercial así que no puedo confirmarlo.

Estos últimos días él y su hermana Candy pasan mucho tiempo aquí con mi familia, el señor Richards también pues tienen vacaciones. Aunque yo prefiero pasar tiempo con Candy, Max siempre se acerca e intenta interactuar conmigo.

Por suerte Oliver capta su atención y lo lleva lejos de mí.

—Entonces, ¿puedo tenerlo? —pregunta ella abriendo los ojos.

Sabía que a Jenny le iba a gustar Max, es su tipo básicamente. Además el día que lo conoció parecía llevarse bien con él de inmediato, no me sorprende, ambos parecen ser personas extrovertidas y se entienden. Espero que a Max también le guste Jenny, puede que así yo deje de sentir esa sensación extraña por él.

Aunque me siento un poco culpable, no lo conozco y ya estoy comportándome fría con él. Hasta el momento no me ha hecho nada, bueno, es a veces invade mi espacio personal pero nada muy serio.

Suspiro. —Sí, puedes tenerlo —miro hacia la ventana, es otro día gris—. En realidad me gustaría que tu tomaras mi puesto esta noche, ojala pudieras remplazarme.

Cenaremos con la familia Richards y eso significa que tendré menos tiempo para mí. Seguramente mamá me obligará a pasar tiempo con los Richards como ha hecho estos días, me pedirá que vayamos con Macaroon y sin poder objetar nada, todo mi día se habrá ido.

Usualmente aprovecho las vacaciones para leer tanto como puedo, adelantar mis lecturas pero este año hubo una interrupción a mis planes. No importa, después de esta cena ya buscaré excusas para quedarme en mi habitación en caso vengan otro día.

Jenny suelta una carcajada. —Ay vamos Lily, no es tan malo —bosteza, ayer estuvo en una fiesta—. Mira, tal vez no con Max porque es mío pero, ¿no crees que deberías buscarte un novio? Eres bonita, seguro muchos chicos estarían interesados en ti.

Niego, estoy decidida a no salir con nadie por mucho tiempo. —Pero a mí no me interesan.

Jenny rueda sus ojos azules. —Será nuestro último año, amiga —se mueve y me toma de los hombros—. ¡Ni siquiera has besado a nadie!

Bajo la mirada. En realidad, ya besé a alguien pero no puedo decirle a quien. —No Jenny, me gusta estar sola —sonrío cuando frunce el ceño—. Sola y contigo, eres la única excepción.

Bufa pero puedo ver que sonríe un poco. —Somos tan diferentes pero aun así, te adoro —me abraza, huele a perfume de fresa—. Eres la mejor amiga del mundo.

—Gracias —contesto aunque, si ella supiera mi secreto, no sé si seguiría pensando así.

Se levanta de un salto y acomoda su cabello. —Bueno, supongo que me voy —suspira— tengo que visitar dos familias hoy, ya sabes, la magia de tener dos padres que están divorciados.

No quiero que se vaya todavía pero es nochebuena y las reuniones familiares la esperan. —Espero te guste tu regalo, mañana lo abres.

Es un set de brochas que ella quiere, son de una marca vegana que se ha vuelto popular y hace unas semanas estaban en oferta pero se acabaron muy rápido. Lo que ella no sabe es que yo pude conseguiré un set para su regalo de navidad.

Ella ríe. —No, lo abriré más tarde —me levanto de la cama para acompañarla a la puerta—. Oye Lily, lo siento que sea tan insistente pero sabes que odiaría que un chico nos hiciera pelear así que preguntaré por última vez, ¿Quieres a Max? Mira, me gusta pero tampoco es como si fuera el último chico del mundo.

Niego sacudiendo mi cabeza. —Te lo regalo, otro regalo de navidad.

Ella resopla. —Muchas gracias —entrelaza su brazo con el mío cuando bajamos las escaleras—. En ese caso, háblale muy bien de mí y avísame si te dice algo importante, tienes que ser mi espía esta noche.

—Lo haré —contesto aunque no creo que Max y yo hablemos mucho cuando venga.

Ella toma su abrigo y se lo coloca, luego toma el regalo que le di cuando vino, la caja larga envuelta en papel azul con hombre de nieve que dejó sobre el sofá. Salimos al frente y me da un abrazo antes de entrar a su auto. —Feliz navidad Lily Turner, espero Santa te traiga un romance adolescente el próximo año.

Ruedo los ojos, prefiero un millón de dólares antes que un romance adolescente. —Ya vete Jenny, tienes muchas casas que visitar.

Suelta una carcajada, las ruidosas y nasales que la caracterizan. Las que no muestra con nadie más que con su mamá y conmigo, ni siquiera con su padre. Jenny entra al auto y se despide de mí una vez más.

Puede que Jenny sea muy diferente a mí y que no sea “perfecta” pero la quiero mucho, es mi mejor amiga y si no la tuviera a ella mi vida sería tan aburrida y gris. Jenny le da color a mis días, gracias a ella he vivido experiencias asombrosas.

Si se llega a enterar sobre todo lo que comenzó hace dos años, me odiaría y no podría vivir sabiendo que Jenny Giner me odia.

Cuando la familia Richards llega a mi casa el reloj marcan las cuatro y media de la tarde. Candy se ve más relajada cuando llega a mi casa, seguramente ya se está acostumbrando a venir aquí. Max por otro lado, se ve irritado así que cuando saluda, lo hace sin muchos ánimos.  

No fue hasta que nuestros padres se fueron a la mesa para tomar algo de café y mi hermano junto con Candy los acompañaron bebiendo chocolate caliente que me quedé incómodamente sentada en el sofá viendo mi teléfono con Max sentado frente a mí.

Antes que mamá se fuera, nos sugirió: —Platiquen chicos, estarán juntos el próximo año en la escuela, será mejor que se hagan amigos desde ahora.




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