— ¿Me escuchas? —la enfermera está con su rostro sobre el mío.
Abro los ojos y parpadeo varias veces, me reincorporo, ¿Fue un sueño? ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado? cuando me levanto veo a tres chicos sentados en el sofá, se levantan cuando me miran.
Los reconozco pero no estoy segura de sus nombres. Uno es de piel oscura, con cabello rizado, otro tiene el rostro pálido y el cabello rubio desordenado, el tercero tiene la piel casi del mismo tono que el mío, su cabello es negro y un poco largo. Sé que son los “problemáticos” de la clase aunque no sé porque les dicen así.
Recuerdo a Jenny señalarlos una vez y decir que había escuchado que fumaban marihuana o algo así. No sé si sea cierto, no me importa, solo me importa que ahora digan lo que pasó.
— ¿Estas bien? —pregunta el chico de cabello rubio.
Miro a la enfermera. — ¿Qué pasó?
Ella suspira. —Te desmayaste, tu nombres es Lily, ¿verdad? Hemos llamado a tus padres, ya vienen por ti.
Mis ojos se vuelven a llenar de lágrimas. — ¿Pero qué pasó con Max? ¿Le creen? Él quería besarme, él quería…
—Sí —dice ella—. Lo sabemos, ellos me contaron todo.
El chico de piel oscura sonríe un poco triste. —Hablamos con el director, él se encargará del resto.
Niego varias veces. —No, él mentirá, él volverá a decir que mentí… yo no mentí, yo no miento… él…
—Lily —la enfermera me detiene—. Tranquila, Max te estaba tocando en contra de tu voluntad, ellos lo vieron, te creemos Lily.
¿Me cree? — ¿De verdad? —estoy temblando—. ¿De verdad? A veces… a veces las personas me creen pero después ya no, yo no quiero que me digan mentirosa.
Los chicos se acercan un poco, el de cabello rubio vuelve a hablar. —Oye, vimos cómo te estaba lastimando, estaba forcejeando contigo —afirma—. Tú no querías estar ahí, te vimos llorar, tranquila.
El chico de piel oscura asiente. —Lily, te creemos.
—Lo hacemos, te creemos Lily —El de cabello oscuro afirma.
—Sí —el rubio asiente—. Te creemos.
Me creen.
Por ahora, me creen. Después Max mentirá, después él dirá que fue mi culpa, que lo saqué de clases para que me tocara y me besara. Dirá que yo quería esto.
—Lily, ¿Puedes quedarte un segundo aquí? —Me habla la enfermera—. Iré con el director a avisarle que ya despertaste, ¿sí? —Mira a los chicos—. Ustedes, cuídenla ¿sí? Sean buenos.
Asienten lentamente, sus miradas son tímidas. Ahora me doy cuenta que ellos me vieron llorar descontroladamente en el pasillo y luego estuvieron aquí cuando me desmayé.
Ella sale y yo bajo la mirada, aparentemente no he terminado de llorar. Aun si quiero pensar que todo finalmente se resolvió siento que las cosas saldrán mal, siento que Max hará algo una vez más y logrará convencer a todos. Logrará convencer a estos chicos que ellos no vieron eso realmente, que yo quería eso.
—Me llamo Travis —habla el chico de piel oscura—. Digo, en caso no sabías.
Limpio mis lágrimas con el dorso de mi mano cuando el rubio también se presenta. —Soy Daniel.
El de cabello negro asiente. —Y yo soy Kyle.
Travis, Daniel, Kyle. Por un segundo pensé que mi amigo de los correos electrónicos era uno de ellos pero esos son nombres comunes, no creo que en ningún idioma sus nombres signifiquen Amor.
—Gracias —digo con voz baja—. Por… ayudarme.
Daniel niega. —No digas gracias, ese idiota estaba…
Travis le da un golpe para que deje de hablar. Puede ver la incomodidad en mi rostro, él aclara su garganta. — ¿Por qué estaba pasando eso?
Es una larga historia. —No me creerán —es lo que respondo, casi riéndome. No lo harán. Nadie me cree.
Kyle suspira. —Te creemos, lo hacemos —afirma.
Niego. —No lo harán, Max miente y luego ustedes no creerán lo que vieron, ustedes pensaran que yo quería esto pero no lo quería, él estaba ahí y…
—Oye —Kyle levanta su mano—. Tranquila, no le creo a Max.
—Yo tampoco —Travis afirma—. Mira, no quiero ser un metido pero ese chico es raro, he notado que te mira de una forma muy extraña.
Mis cejas se elevan. — ¿Me mira?
Asiente. —Sí, hay un par de clases donde tú y él están, he visto que te mira raro, ya sabes cómo.
Bajo el rostro, siento asco.
— ¿Lo ha hecho antes? —pregunta Daniel.
Me encojo de hombros. —Creo que sí, no de esa forma pero, a veces sí.
Nunca les había hablado a estos chicos, me siento mal por eso. Ellos son quienes evitaron que Max siguiera haciendo cosas malas, ellos siguen diciendo que me creen. Gracias a ellos las cosas podrían cambiar un poco.
O no.
Puede que todo empeore.
Miro alrededor buscando mi mochila, está una de las sillas al fondo. Travis nota qué estoy buscando así que me la acerca y yo le agradezco. —Tu teléfono está adentro —avisa.
Recuerdo que Max lo dejó caer al suelo, espero que funcione.
Tomo mi teléfono y por suerte aun funciona como siempre. Tengo algunas llamadas de mi mamá, no sé qué vaya a pensar ahora. No sé si me vaya a creer.
No se si alguien me vaya a creer.
Reviso mi correo electrónico, él me respondió lo último que envié. No puedo leerlo ahora, así que le escribo uno nuevo:
“Algo pasó, te lo diré después. Aún no he leído todo lo que enviaste, lo siento. Creo que hay algunas personas que me creen. Creo. No sé, solo quiero decírtelo.
Lily”
Lo envío y miro a los chicos disimuladamente, ninguno de sus teléfono vibra así que está completamente comprobado que ninguno de ellos es Amor. Bueno, supongo que así es mejor, el anonimato sigue haciendo que hablarle asea más fácil.
— ¿Quieres algo de tomar? —Pregunta Travis—. Iré a la máquina expendedora.
Niego. —No, gracias.
Daniel asiente. —También yo iré, ¿segura no quieres nada?
—No, estoy bien, gracias —digo.
Kyle asiente en su dirección. —Tráiganme una soda, cualquier sabor. Me quedaré con ella.