Un contrato y un error

5/ Doble personalidad

Llegamos al hospital y dijeron que tenían que meter a Jin al quirófano.

-Preparen el quirófano, rápido, ¿que tenemos? —dijo el doctor.

-Herida cortopunzante, doctor.

- Y la señorita ¿Quién es? —pregunto el doctor refiriéndose a mí.

-Disculpe, ¿qué relación tiene con el paciente? —pregunto la enfermera acercándose a mí.

-Yo...—me temblaba la mandíbula—yo soy su amiga—respondí.

-Bien, entonces nos puede dar los datos del joven.

-Claro señorita—dije con dificultad.

(...)

-Listo, desea esperar señorita—la enfermera me miro.

- ¿Puedo estar en su habitación?

-Claro, si desea puede irse a ver ropa, la operación tardara un poco—asentí con la cabeza y la enfermera se fue.

Salí del hospital y tomé un taxi. En el camino iba pensando que le iba a decir a mi madre.

-Llegamos.

-Tenga y quédese con el cambio—salí del auto y toque el timbre de la mansión.

-Tienes que buscarla, si la viste correr porque no la seguiste—escuche hablar a mi mama.

-Lo siento señora.

Pase por al lado de ellos.

- ¿Dónde estabas? —pregunto mi madre.

-En el hospital.

- ¿En el hospital? ¿Cómo es eso?

-Jin...

-Retírate—le dijo al empleado—ahora sí, habla.

-Jin fue apuñalado—comencé a llorar, soy una llorona—fue apuñalado por mi culpa.

-Explícate.

-Yo estaba corriendo y unos hombres intentaron sobrepasarse conmigo. Jin me defendió y lo apuñalaron.

-Todo por TU culpa.

-Yo...

-Siempre causas desgracias—sus palabras eran como puñaladas en mi corazón.

-Lo sé, siempre yo tengo la culpa—camino hacia la entrada de la mansión, no le importa lastimarme o ser tan fría.

-Mi niña, ¿Qué te paso? —pregunta mi nana.

-Nada importante—mis mejillas se sonrojan.

-Me estas mintiendo—dice mi nana, yo tengo un raro defecto, cuando miento mis mejillas se sonrojan, a veces amo eso y algunas veces lo odio. Tengo el síndrome de Pinocho.

-No—siento que la sangre sigue subiendo a mis mejillas, mi nana me mira con cara de 'te conozco y sé que mientes'—te lo puedo explicar luego, ahora me quiero dar un baño.

Subí las escaleras y me dirigí a mi habitación, me di una ducha y cogí algunas cosas. Esta noche iba a pasarla en el hospital.

-Mmmm ¿Algo me falta? —piensa, que te falta Thais—ah ya se, mi peluche.

Un peluche de felpa, ¿Por qué?, es el último regalo que me dejo mi padre antes de morir.

Lo cojo y lo meto en una mochila.

-Ya estoy lista—bajo, cojo las llaves de mi carro y salgo sin hacer ningún ruido.

Subo las cosas al carro y manejo hasta el hospital, lo único que puedo hacer para agradecerle es acompañarlo.

(...)

Arreglé un poco la habitación y encendí mi laptop.

- ¿Qué puedo hacer para no aburrirme?

-Puedes traerme un refresco, por ejemplo—trague en seco y mire a Jin— ¿qué haces aquí?

-Vine a ver si ya estabas bien.

-Gracias—alce las cejas.

-Yo soy la que debo agradecerte y...te pido perdón—me costaba decirlo—por lo de la billetera, tú ya sabes—el me dedico una mirada asesina—que situación más incómoda—susurre para mí mi misma.

- ¿Qué dijiste? —pregunto Jin.

-De que quieres tu refresco.

-Coca lite.

-Ya te lo traigo—Salí y me fui a una tienda, compré algunas gomitas, dulces, turrones y por supuesto una coca cola lite. Regrese a la habitación.

-Ya regresé—toque la puerta, se escuchó un 'pase', entre—ten—le extendí su coca cola lite.

-Gracias—contesto.

-De nada—sonreí y me fui al sillón.

- ¿Por qué tantos dulces?

-Porque me gusta comerlos.

- ¿Puedes darme una gomita?

-Claro—me levanté y fui hacia la cama—ten—intento cogerla.

-Agg—dijo.

- ¿Te duele algo? ¿Estás bien?

-No puedo coger la gomita, me duele la espalda.

-Ah, entonces...—no lo digas Thais—yo te los puedo dar en la boca—termine mi frase, que acabo de decir, soy una tonta.

-Ok—cogí unas gomitas y se las di en la boca—saben bien—contesto con la boca llena de gomitas, solté una risita—¿De qué te ríes? ¿Te parezco gracioso? —otra risa escapo de mis labios.

-No es nada—no podía parar de reírme—Ya se—se me prendió el foquito—juguemos un juego.

-Juguemos.

-Preguntas y respuestas.

-Ok. Vas tu—me senté a un lado de la cama.

-Mmmm déjame pensarlo—ya tenía la pregunta— ¿Por qué aceptaste casarte?

-Y tu ¿Por qué aceptaste casarte?

-Hey yo pregunte primero.

-Por Something.

-No te entiendo.

-Dije por alguna cosa.

-Tsk—chasquee la lengua.

-Voy yo, ¿Por qué aceptaste casarte?

-Por mi nana, mi mama la iba a echar de la casa si no me casaba. ¿Puedo tomar cola?

-Claro—me extendió la botella. Tome un sorbo—Tengo sueño ya me voy a dormir.

-Yo igualmente—me levanté de la cama y me fui al sillón—buenas noches—no hubo respuesta.

Me quede un rato vagando en la laptop, me entro un profundo sueño y mis ojos se cerraron.

(...)

Mi cuello dolía, mi cama no estaba, esta no era mi habitación. Mire a Jin, no estaba.

-Ferrer—me levante del sillón, donde se habrá metido—Ferrer responde—vi la puerta del baño cerrada, toque la puerta y entre—Ferrer estas aqu...Jin ¿Qué haces?

-Ya me voy, que no ves—lo mire de pies a cabeza, se había puesto su traje—adiós—salió del baño.

-Oye espera—toque su hombro, inmediatamente se viro y quedo de frente conmigo—e-eh espérame, yo te acompaño—fui hasta el sillón, guarde y tome mis cosas—ya estoy lista—me vire y no estaba, suspire y salí de la habitación, pregunte por Jin.

-Es un chico alto, piel clara y cabello—de qué color era su cabello—ah de cabello castaño, estaba en esa habitación—señale la habitación.




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