Pov Jin
-Sabes a ese lugar iba cuando era pequeña y... —note como su voz se apagó—mi padre estaba vivo.
-Lo siento mucho.
-No hay de que, ya estamos llegando—mire a la ventana, el vidrio transparente dejaba ver un hermoso lugar—es la bella y hermosa playa—la mire extrañado—lo sé, suena un poco extraño. Baja, si puedes verdad.
-Todavía siento un poco de dolor, pero nada grave.
-Está bien—bajamos del auto y ella se sentó en la arena—siéntate, no es bueno que estés parado. Me senté a su lado, soltó un suspiro—lo siento—la mire—fue mi culpa, si tan solo no hubiera cogido tu billetera...
-No pasa nada, nunca hubiera permitido que le hagan eso a una mujer—sonrió—además tenías mucha razón para coger mi billetera, ni siquiera yo me di cuenta de cómo lo hiciste.
-Yo no la cogí, a ti se te cayo—hizo una mueca—pero de verdad lo siento.
-Ya, no te disculpes—me estaba empezando a enojar, en verdad es muy fastidiosa.
-Está bien, no te enojes—miro al mar—es hermoso—la tarde ya estaba cayendo—ya nos debemos ir.
-Ayúdame—Thais se paró y me extendió la mano, me ayudo a pararme y nos dirigimos al coche.
- ¿Dame tu dirección?
Le di la dirección de mi casa. Vi que unas cosas se cayeron de la parte trasera, entre ellas había un peluche— ¿Esto es tuyo? —pregunté.
-Dámelo—me quito el peluche de una forma agresiva—y sí, es mío.
- ¿Por qué llevas un peluche?
-Porque es algo especial y sagrado para mí. Además, siempre lo llevo conmigo...es un recuerdo.
- ¿De qué? —ella me miro con una mirada amenazante—si se puede saber.
-Es...un regalo que me dio mi padre—no dije nada, solo me quedé en silencio.
- ¿No piensas denunciarlos? —pregunte.
-N...no pienso hacerlo, no serviría para nada.
-Porque lo dices.
-Estarían en la cárcel por algunos días, cuando salgan nos harán daño y...no quiero eso. Suficiente has tenido con mis problemas.
-Ya estamos llegando, es por aquí—dije desviando el tema—gracias.
-De nada, quieres...que te ayude o estas bien.
-Ayúdame, todavía duele un poco—asintió rápidamente con la cabeza y salió del auto. Se dirigió a mi puerta, la abrió y me llevo hasta la casa—toca el timbre—nuevamente asintió. La puerta se abrió dejando ver a mi madre.
-Oh...hijo—tardó en reaccionar.
-Mama, puedes darme permiso.
-Claro...pasen. ¿Quién es ella? Hijo ya te dije que te ibas a ca...
-Ella es mi futura esposa—vi como Thais se sonrojo y quedo en estado de shock.
-Pasen, gracias por traer a mi hijo—se refirió a Thais.
-De nada señora—le dedico una sonrisa.
-Ah me duele—Thais me miro—ayúdame no te quedes allí parada, mi habitación está arriba—hizo una cara horrible—ven rápido—sonreí y la cogí del brazo atrayéndola a mí—ayúdame rápido—hice un ademan. Cogí su mano y ella puso la suya en mi espalda. Subimos a mi habitación.
- ¿Es aquí?
-Sí, abre la puerta.
Abrió la puerta y yo entre. Se quedó un rato observando la habitación, su mirada quedo posada en mi colección de muñecos Avengers.
-Tienes la colección completa—viré los ojos y me senté en la cama.
-Ya te puedes ir—dije con un tono frío y seco.
-Está bien ya me voy, espero que te recuperes pronto.
-Espera ya es de tarde y me pregunto...si no quieres comer—dije, a mí ya me estaba dando un poco de hambre.
-No lo sé, tal vez.
-Espérame aquí, voy a ver COMIDA ,no te vallas.
-Si quieres puedo ir a ver mis dulces, no soy nada sin ellos—contesto con sarcasmo—además...
-NO vas a ver nada, te dije que esperaras y te esperas.
-Tsk está bien.
Suspire, baje las escaleras.
-Eres muy rápido hijo—mire a mi mama—está bien, voy a dejarte en paz, su mama nunca me dijo que era tan hermosa.
-Bromeas verdad.
-No hijo, es perfecta para ti.
-Te dejo—me dirigí a la cocina y preparé algo rápido pero delicioso. Mi especialidad es la cocina, y pues no la cocina es un aparato NO un género, me escucharon verdad. Salí con una bandeja.
-Déjame probar eso.
-Mama no, es para mí.
-Y ella, déjame decirte que están deliciosos, de seguro le encantaran.
-Lo sé, yo cocino muy bien hasta mejor que tu mama.
-Eso es mentira. Yo cocino muy bien, si no de donde heredaste tus dones.
-Puede ser de papa.
-Pero él ni cocina—alcé mis hombros en señal de que no sabía y subí a mi habitación. Tenía un poco de dolor, pero hasta allí.
-Ya llegaste, dime ¿Qué trajiste? —pregunto emocionada.
-Yo traje algo delicioso y espero que te guste—reí—ten prueba este—le si uno de mis aperitivos.
-Sabe bien—siguió comiendo—ya me tengo que ir ya me han de estar esperando. Gracias por todo.
-Cuídate no queremos que te pase lo de ayer—dije.
-Lo sé.
-Despídete de mi mama y dile que su hijo cocina muy bien.
-Lo haré, chao—bajo las escaleras y yo la seguí cautelosamente.
-Ya te vas—dijo mi mama.
-Si señora un gusto haberla conocido.
-El gusto es mío, nunca pensé que fueras tan guapa—ella se sonrojo.
-Su hijo cocina muy bien.
-Na, eso es una mentira yo cocino mejor que él, sino de donde hubiera aprendido.
-Tienes razón—que se cree—bueno ya me tengo que ir.
-Te vas sola, mi hijo no te acompaña.
-No es esta...ocupado.
-Haciendo que.
-No lo sé—dijo Thais.
-Este chico va a ver—empezó a caminar hacia mi habitación, me sobresalte y se me ocurrió una idea brillante.
-Thais no quieres que te lle...
-Vas a llevarla y rápido, baja—bajo las escaleras resabiado y miro a Thais con una cara de mil demonios. Cojo las llaves de mi carro y salgo de la casa.
-Ven rápido, que no tengo todo tu tiempo—le digo a Thais y voy a la cochera. Enciendo el carro—sube—ordeno a Thais que está viéndome como una tonta. Una vez que se sube le pregunto dónde es su casa.