Un contrato y un error

8/ ¿El amor esta llegando?

Su propuesta ¿Debería aceptarla o rechazarla?

-Estas loco...

-No permitiré que te quedes en la calle.

-Y quien dijo que mi iba a quedar en la calle.

-No lo sé...pero dime, aceptas.

-No tengo a donde ir—no recuerdo la dirección de la casa de Karen—...no.

- ¿Pero...?

-Te dije que no, así que lárgate, no te quiero ver. Déjame en paz—Salí de la casa, ¿a dónde? Ni yo lo sé. La lluvia empezaba a caer en medio de la noche y las gotas empapaban mi cara. Este día no podía ir peor, no tenía rumbo fijo, ni un techo en donde descansar. No recordaba algunas cosas, en serio mi vida apestaba.

-¡¡Ayuda¡¡—grito alguien—por favor ayúdenme—vi una silueta en medio de la oscuridad.

- ¿Estas bien? —pregunte a la mujer que estaba embarazada.

-Voy a...dar a luz.

- ¿Que?

-Señora está bien—pregunto Jin en medio de la oscuridad, como me encontró— ¿quiere que la lleve a un hospital?

-Si por favor.

-Ayúdame a llevarla al carro—entre Jin y yo llevamos a la mujer y la metimos con cuidado al carro—sube.

-Estoy empapada—dije.

-Ella también lo está, además no tenemos tiempo.

-Está bien—subí a la parte de atrás, donde estaba la chica—respira, ya estamos llegando—tomé la mano de la chica, alentándola—eso, así—la chica respiraba con dificultad— ¿Es niña o niño?

-Es una niña—sonreí ante su comentario.

-Sera hermosa como su madre.

-Gracias—suspiro y lloraba un poco, tal vez del dolor.

-Ya estamos llegando—dijo Jin.

-Seguro que este era el hospital más cercano.

-Estoy completamente seguro—contesto el bipolar—que me miras.

-Son una pareja muy hermosa—dijo la chica—hasta sus peleas son bonitas.

-No. No somos pareja.

-Claro que sí, ella es mi prometida—me guiño un ojo, en serio que le gusta verme enojada.

-Ya estamos llegando—mire a la chica—es que duele mucho.

-Espérenme aquí, ya traigo una camilla—hablo Jin saliendo del carro que por cierto ya lo había parqueado en el hospital.

-Bajemos—cogí de la mano a la chica y salimos del carro.

- ¿Cuál es tu nombre?

-Mi nombre es Thais Bonyer—la chica sonrió—aguanta un poco más. Ya vendrá con la camilla.

-Es ella, ya pueden llevársela—Jin regreso con algunos enfermeros. Subieron a la chica, y se la llevaron— ¿quieres quedarte?

-Claro, sabes que va a dar a luz a una niña.

-No, no lo sabía fíjate.

-Eres un tarado.

-Nuestras peleas son bonitas sabias—pase por su lado y entre al hospital.

(...)

Llevamos esperando algunas horas en el hospital y todavía no hay noticias de la chica.

- ¿Quién es Thais Bonyer? —pregunto el doctor.

-Soy yo—dije rápidamente.

-La señorita quiere verla—el doctor me guió y me puso un traje azul. Entre a un cuarto y vi a la chica.

-Pasa, está dormida—vi a una hermosa beba.

- Es hermosa—ella asintió con la cabeza— ¿cómo se llama?

-Thais—me sorprendí—se llama así ya que esa persona le permitió nacer.

-Pero si los doctores la trajeron a este mundo.

-Gracias a ti estamos aquí, muchas gracias. ¿Quieres cargarla?

-Yo...—puso a la bebe en mis brazos—oye, nunca he tenido a un bebe en mis brazos.

- ¿Cómo están? —pregunto una voz conocida a mis espaldas—vaya es hermosa, igual que la madre.

- ¿Quieres cargarla—negó con la cabeza—pues tenla—le entregue a la bebe con cuidado. Salí de la habitación.

-Solo tienes que respirar, esto ya lo hemos hecho—le decía un doctor a una niña, me acerque.

-Hola, ¿Qué te pasa? —pregunte.

-Le tengo miedo a las vacunas—decía la pequeña.

-Yo antes también les tenías miedo, pero ahora las quiero, gracias a ellas hoy soy muy fuerte.

- ¿En serio?

-Aja, cuando me ponían una yo solo respiraba y me imaginaba un mundo de ponys—el doctor me miro— ¿estas lista? —asintió con la cabeza—solo respira e imagínate un mundo de caramelos y chocolate—el doctor le inyecto la inyección—ya está, ¿todo bien?

-Sí, gracias—contesto la niña—mi nombre es Lisa y ¿el tuyo?

-El mío es Thais, mi nombre es Thais.

-Muchas gracias, ahora ya sé qué hacer cuando me pongan una inyección.

-Y... ¿Por qué estás aquí?

-Tengo cáncer y estoy recibiendo tratamiento.

-Sabes, eres una luchadora—dije agachándome y quedando a su altura para hacerle cosquillas—me caes bien, tienes mucha esperanza en tu interior—toqué su corazón—sigue luchando.

-Sí, tienes que hacerlo—dijo el bipolar— ¿ya quieres irte?

-Te dije que no me iba a ir contigo—conteste parándome.

-Pues te vas conmigo, no dejare que andes por la calle. O ¿quieres que te regrese con el vagabundo?

-Y si igualmente no quiero, además no me puedes obligar.

-Eres muy terca.

-Soy terca igual que una mula ¿y qué?

- ¿Quién es él? —pregunto Lisa.

-Soy su novio y pronto nos casaremos—contesto Jin.

-Eso es una me...

-Eso es verdad—Jin me tapo la boca—discúlpala... tiene el carácter de una mula—Lisa se rió.

-Admiro su amor—chillo Lisa—me gustaría que una persona como tu novio estuviera a mi lado—termino de decir eso y yo le mordí la mano a, ya saben quién.

- ¡Auch ¡

- ¿Te dolió?

-Si ya sabes la respuesta ¿para qué preguntas?

- No lo sé—dio un suspiro—ya vengo, voy a comprar dulces—Salí del hospital y fui a comprar unos dulces, por pura suerte traje mi billetera. Una coca cola lite para Jin y lo demás para mí. Entré nuevamente al hospital y vi a Jin con Lisa, estaban riéndose de algo. ¿Qué era tan gracioso?

-Sí y entonces yo le dije, eres un hombre con patas—termino de hablar Jin y se echaron a reír.

- Haber, cuéntenme el chiste—dije acercándome, no dijeron nada y se quedaron callados—oigan, cuéntenme.

-Coca cola lite—cuando Jin vio la cola sus ojos se iluminaron— ¿la compraste para mí? —negué con la cabeza—eres una mentirosa, tu sabes que me gusta ese tipo de colas.




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