Un Corazón de vapor

Los rostros de edward

Estaba oscureciendo, el atardecer se teñía de un anaranjado rojizo mientras se despedía el alba y daba la bienvenida al ocaso Mientras la noche fría abrazaba aquel bosque con suavidad.

El señor Merchant y el doctor Edward  partían fuera del pueblo, una brisa fría agitaba las ramas de los árboles, como si despidieran a los dos viajeros. Sentados en una carreta de la cual tiraba una mula, su única compañía era una pequeña lampara al frente de la carreta que  iluminaba el camino.

—Dígame Edward ¿Porque le pareció buena idea partir de noche?.

—Es un viaje de dos días,si nos íbamos ya mismo llegaríamos antes.—Un silencio sepulcral los invadió.

—Y, doctor ¿Como sabe del consejo?.—Dijo Merchant picado por la curiosidad.

—Sabe señor Merchant, aveces hay que dejar sepultado el pasado—dijo el doctor sin quitar la vista del camino.

—Ya veo, cuénteme de katie.

—¿Ms Katie?, es una joven curiosa, me pidió que le enseñara mi oficio como medico, así que la nombré enfermera para que me ayude mientras aprende.—Hubo silencio por un momento.

—Usted, ¿porqué le dijo a Katie que no hable conmigo?.—Dijo Merchant con un tono mas serio.

—¿Quien le dijo eso?, ¿fue ella?—El doctor suspiró y miró a Merchant, pero este no daba respuesta.

—Señor Merchant...no podía arriesgarme a que Katie hable con usted, no podía saber cuales eran sus intenciones.

—¿Intenciones?, de que esta hablando.—El doctor no dio respuesta y se limitó a mirar el camino.

—Linda foto, ¿Quien es?.—Dijo el doctor señalando una foto que sobresalía del bolsillo del abrigo de Merchant.

—Es mi hermana, me dio esta foto para que la recuerde durante mi viaje, ella se preocupa mucho por mí.—dijo Merchant mientras tomaba la foto en sus manos.—Y que me dice de usted, ¿tiene familia?.

—Tenía...si, pero bueno, ya sabe, aveces hay cosas que uno no puede controlar.

Mientras conversaban atrás de la carreta se avistaba una luz brillante y un estruendo extraño, mientras la luz estaba cada vez mas cerca, un sudor frió recorría la frente del doctor, este apresuró al animal de carga y desvió el rumbo hacia el espeso bosque al lado del camino, entre árbol y árbol, el doctor maniobraba con dificultad; cuando en un descuido mientras miraba hacia atrás el vehículo chocó contra unos troncos que se atravesaron en el camino.

Partes del vehículo, así como varios objetos salieron volando por el aire, la carreta ahora destruida y sin forma de arreglar dejó a los viajeros varados, lo único que les quedaba ahora era la mula que difícilmente podía seguir el ritmo.

—¿Ahora que haremos doctor?, ¿Doctor?—Merchant llamaba y buscaba al doctor, aun estando desorientado y con algunos golpes y cortes luego del accidente.

Merchant encontró al doctor a unos pasos de donde estaba, se encontraba tirado en el suelo, una gran parte de la carreta estaba sobre su pierna derecha, el doctor gritaba de dolor sin poder levantar el escombro. Merchant fue presuroso a asistir al doctor, luego de remover los escombros subió al doctor sobre el lomo del animal mientras Merchant seguía a pie.

El doctor y Merchant continuaron en su rumbo hasta que encontraron una pequeña choza de madera en una parte no tan profunda del bosque.

El doctor palideció al ver la edificación, parecía preocupado, tanto que casi se olvido del insoportable dolor en su pierna, si su rostro no estuviese cubierto, se podría notar la expresión que tenia, era una expresión de miedo, de temor, como un presentimiento de algo horrible, ese sentimiento que le revuelve el estomago.

 —No Merchant, vayámonos.—dijo el doctor fríamente. 

—¿Que dice?, estamos en medio de la nada de noche, tenemos este lugar para descansar.

—¡Le dije que no nos quedaremos!—Merchant lo miró a los ojos de manera desafiante, desmontó al doctor del lomo del animal y lo dejó en el suelo.

—Aquí está, y si quiere irse es libre de hacerlo.—Dijo Merchant mientras entraba a la choza.

—¡Merchant!, ¡Merchant!.—Gritaba el doctor con fuerza, pero Merchant no hizo caso.

Mientras en doctor buscaba una forma de ponerse de pie, Merchant ojeaba al rededor de aquella choza tanto como su vista se lo permitía en aquel ambiente oscuro y cerrado, Merchant no podía distinguir nada mas allá de algunas formas que tenían apariencia de muebles distribuidos por el lugar, Merchant salió de aquel lugar para buscar un encendedor en un maletín de cuero que estaba atado a la mula en uno de sus costados; una vez lo consiguió sintió que algo de aferraba a su pierna cuando iba de regreso al lugar, aquello que lo frenaba, era el doctor aun en el suelo se aferraba de su pierna para evitar que entrase de nuevo.

—¿Que es lo que le sucede?.

—No podemos estar aquí, hay que irnos.

—¿Que es lo que hay aquí para que tengamos que irnos con tanta urgencia?.

—Merchant...lo que hay aquí no le incumbe, y estará mejor sin saberlo, créame.

—Perdóneme doctor.—Merchant entró a la fuerza a la choza.

Esta vez, con luz en mano iluminó toda la habitación, los supuestos muebles y figuras que vio antes, resultaron ser unas rusticas mesas y una cama hechas con palos y tablas de madera, en una de esas mesas, (si se les puede llamar así), había un maletín lleno de papeles desordenados, explorando un poco mas los alrededores solo encontró un nido de arañas que se habían alojado en el techo de la parte interior de la choza, y un montón de madera podrida con moho, algunas partes de la choza tenían un tono verdoso, seguramente  por el moho que crecía ahí.

¿Que era esa edificación?, ¿A quien pertenecía?, seguramente a algún vagabundo, o un leñador, tal vez un ladrón. Pero no había indicios de eso, no había nada que delatara el oficio, profesión o labor de quien podría vivir ahí, el lugar parecía abandonado ya hace mucho, seguramente nadie regresaría, pero aquel maletín, podría dar una pista de su dueño.



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En el texto hay: aventura, steampunk, retrofuturismo

Editado: 14.05.2023

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