Un Destino Junto a Ti

Prólogo

En un lugar donde no existía el tiempo se encontraba el Destino sentado frente a una pared, mientras el tercer bostezo salía de él se balanceaba en la silla viendo de manera aburrida un reloj que estaba justo en frente. De forma lenta elevó su dedo y le dió unos leves golpecitos esperando que algo sucediera, pero como siempre, nada ocurrió. 

Irritado, dejó escapar un rugido exasperado y se levantó de su silla muy frustrado, dejando atrás aquel inusual pasatiempo.

La Vida quién estaba del otro lado del salón leyendo un libro no se inmutó, sin embargo, algo dentro de él sabía que más temprano que tarde el Destino iría a molestarlo un poco, y así fue, ya que el antes mencionado se posó frente a él con los brazos cruzados.

—Hagamos algo divertido. —Le habló el Destino de forma exigente. La vida ni pestañeó.

—Estoy ocupado, busca algo que hacer tú solo. —respondió con tranquilidad, tratando de ignorar a su inquieto amigo. 

El destino enojado frunció su ceño, acercó su mano hasta el libro de su compañero y se lo arrebató lanzándolo a algún lugar de la habitación.

—¡Hey! ¿Qué demonios te sucede? —Se queja la Vida mientras le dedica una mirada fastidiada. El Destino con semblante divertido se encogió de hombros y dejó escapar una enorme sonrisa.

—Ups... había una mosca encima, te podría haber picado.

—¡Las moscas no pican, idiota! —refuta muy enojado, se levanta del sofá y camina en dirección a su libro—. En serio que eres insoportable.

—¡Por favor, amigo! —Suelta en un quejido el Destino mientras rodaba los ojos—. Estoy muy aburrido, desde hace mucho que no me das trabajo y eso me está comenzando a incomodar. —Caminó detrás de la Vida mientras hablaba esperando poder convencerlo.

—Olvídalo, no haré nada contigo —Volvió a su sofá luego de haber conseguido su libro y se sentó abriendolo nuevamente—. La última vez que caí en uno de tus retos los humanos se creyeron lo del hilo del destino —menciona mientras intenta encontrar la página en la estaba—, y ahora me viven jodiendo con que les mande a su amor destinado, pidiéndome una y otra vez que algo que no existe —La Vida negó molesto—. Puras tonterías. Así que no, no quiero más problemas. 

Ante aquellas palabras el Destino dejó escapar unas risas divertidas, recordando el último reto que hizo con la Vida, él perdió y le tuvo que conceder algo. Desde aquella vez nació lo que en el mundo de los humanos se conoce "El Hilo Rojo del destino", una vieja creencia que todos cuando nacemos estamos atados a otra persona por un hilo rojo. 

El Destino recordó aquello como un momento muy divertido en su vida. Uno muy especial. Así que emocionado, tomó asiento junto a la Vida mientras le sonreía de manera dulce.

—Oh, vamos. No seas un gruñón, ¿qué es lo peor que puede pasar? —preguntó vacilante mientras rodeaba a la Vida por sus hombros.

—Y todavía tienes el descaro de preguntar.

—Si te hace sentir más tranquilo prometo que esta vez no me alocare tanto —La Vida siguió sin ceder. El Destino maquinó una idea rápida—. Hagamos esto divertido para ti, ¿qué tal un juego de Poker? —sugiere susurrando al oído de la Vida, la cual siente un escalofrío por su espalda ante aquella propuesta. 

—¿Juego de poker? —pregunta interesado bajando el libro lentamente mientras su atención caía sobre su amigo. El Destino asintió con suavidad.

Sabe que ha dado en el clavo sugiriendo aquello, sabe que a la Vida le encantan los juegos de azar, juegos donde nadie tiene el poder, solo suerte. Él sabía que jamás se podría negar a ello.

—Bien, sí eso es lo que quieres —dice la Vida levantándose de su sofá y caminando hasta la mesa más cercana. El Destino lo siguió mientras veía como su amigo hacía aparecer unas cartas por arte de magia—. Jugaremos el clásico de 5 cartas, siéntate.

El Destino no dijo ni una sola palabra, sólo observa cómo su pequeño y poco preparado plan está saliendo extrañamente a la perfección. Toma asiento frente a la Vida mientras ve cómo su amigo baraja las cartas y reparte.

—Será un juego amistoso ¿no? —pregunta el Destino. La Vida estaba muy entretenida barajando todo muy bien. 

—¿Amistoso? Claro, ¿por qué no? —refuta terminando de organizar las cartas y comenzando a repartir.

—Porque aún no hemos hablado sobre algo importante. —El Destino toma las cartas y las ve con lentitud.

—¿Sobre qué? —La Vida hace lo mismo mientras toma sus 5 cartas y las observa emocionado.

—¿Qué vamos a apostar? —murmura con cierta diversión en sus palabras mientras detalla a su contrincante con cuidado. 

En el rostro de la Vida se formó una sonrisa divertida.

—No lo sé, ¿qué propones?

Se puede escuchar unas risas suaves por parte del Destino ante aquella pregunta, baja sus cartas y las deja sobre la mesa. Es hora de hablar de negocios de la peor manera, apostando.

—Veamos... —Hace como si lo estuviera pensado, aunque en el fondo ya sabe lo que quiere—. Bueno... si tú ganas te dejaré en paz por un largo tiempo y hasta haré parte de tu trabajo sin interferir. Será como si no existiera. —propone con cautela. De inmediato la vida sonrió complacido. 




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