Amaia
Un mes después.
Me removí incómoda en la cama por la maldita discusión que estaba sosteniendo la loca de Aitana con Dustin. Todos los santos días era lo mismo, peleaban hasta por la más mínima cosa y ya yo estoy más que harta.
Amo a Aitana, pero más amaba descansar como se debe y con ella aquí no había podido hacerlo.
No puedo tener ni un solo minuto de paz, porque me los encuentro en prácticamente todos los rincones de la casa discutiendo.
Solté un pequeño suspiró y me dispuse a levantarme de la cama, pero en el momento en que lo hice mi cabeza empezó a dar vueltas e incluso veía todo borroso.
Me senté lentamenteme en la cama y posteriormente escuche el ladrido de Apolo muy cerca de mi, cerré mis ojos y sentí como Apolo se colocaba justo la lado mío en la cama.
Unos cortos minutos transcurrieron y al fin pude abrir los ojos.
Lleve mi mano a la cabeza y me acaricié las sienés.
-Estoy bien Apolo, no tienes que preocuparte. -le hablé y el giro su cabeza -Solo necesito descansar un poco más amigo, solo es eso.
Acaricié a mi amigo y me acosté en la cama, poco después mi fiel amigo Apolo lo hizo. Y por primera vez en mi vida vi como mi amigo peludo coloco su cabeza en mi barriga y posteriormente ladró.
Frunci mi seño al ver esto, pero no le di la importancia necesaria.
Cerré mis ojos, y solo fue hacerlo para que los volviera a abrir porque escuche unos toques en la puerta.
- ¡Pase! -exclame y cuando la puerta se abrió visualice a mi abuela con una gran sonrisa en sus labios. -¿Qué sucede abuela?
Mi querida abuela entro a la habitación y al ver a Apolo con su cabeza en mi barriga se sorprendió pero no dijo absolutamente nada.
-Abajo te espera Duncan Salvatierra -ella hizo una mueca al decir el nombre de ese hombre y yo solté una carcajada. -Debiste investigar bien antes de firmar con esa empresa. Sinceramente no sé cómo lo soportas, baja rápido porque tú abuelo tiene el rifle en la mano. Y ese muchacho no pone de su parte para salir de esto totalmente ileso..
Negué con al cabeza y me dispuse a levantarme de la cama y en ese mismo instantes Apolo soltó un ladrido y yo lo mire fijamente.
-¿Te sientes mal cariño? -ante esta pregunta negué con al cabeza y mi abuela entrecerro los ojos pero no dijo nada más.
Camine hacia el baño cuando mi abuela salió de la habitación y allí lavé mi cuerpo y los dientes.
Tenia que venir ese petulante a interrumpir la poca paz que tenía. Es que él no puede ser más que inoportuno.
Cuando estuve lista me dirigí al armario y de allí tomé un vestido veraniego, lo combine con mis botas vaqueras y listo.
Salí de la habitación con Apolo sugiriéndome de cerca y negué con la cabeza al ver como el perro bajo de manera rápida las escaleras y al final de estas me espero pacientemente.
¿Qué rayos le sucede hoy a este perro?
Cuando estuve al pie de las escaleras me agache y acaricié la cabeza de mi amigo.
-Tienes que devolverme mi perro, ladrona de perros. -me puse erguida al escuchar esa horrible y asquerosa voz detrás de mi. -Apolo ven conmigo, eres mi perro.
Duncan trato de acercarse a mi amigo pero este se coloco delante de mi y ladró.
-Apolo se quedará conmigo, trotamundos. Te guste o no. -Duncan miro a mi amigo por un corto periodo de tiempo y yo lo miré mal -El decidió estar conmigo, superalo Playboy. ¡Apolo es mío!
Después de decirle estás palabras me alejé de él y mi amigo fiel me siguió los pasos.
Me detuve cuando estuve en al cocina y justamente en el instante en que entre en la cocina Aitana y Dustin empezaron a pelear.
-Me llevaré a mi hijo. Quieras o no me lo llevaré.
-Sobre mi maldito cadáver, te llevarás a mi hijo. ¡Y si lo haces te lo quito! -ante estás palabras mi amiga ardió en coraje y dicho coraje lo descargo lanzándole a Dustin la charola que estaba limpiando. Mi vecino el vaquero vio la intensión de la madre de su hijo así que se agacho aludiendo el gran golpe que estaba por importarlo.
El gran golpe no... El extravagante zartenazo que le había lanzado mi amiga la fashion.
El que no eludió el sartén fue el Playboy quien venía entrando a la cocina totalmente distraído mientras escribía en su celular.
Todo paso muy rápido, tanto que el seductor nato cayó tendido en el piso con los ojos cerrados.
Solté una gran carcajada al verlo tendido en el suelo y posteriormente Aitana me presidido mientras que Dustin se acerco a su hermano.
-¡Mierda, lo has matado! Si esta muerto te morirás en la cárcel maldita mujer -dijo el mientras le daba palmaditas en el rostro a Duncan. -¡Dejen de reírse y vengan a ayudar!
Aitana se acerco a él quedado justo al lado de él.
Yo por mi parte me acerque al grifo y tomé un poco de agua bien fría. Con una sonrisa en mis labios me acerque a donde se encontraba Duncan tendido y sin pensarlo le eché el agua super fría al Playboy.
-¡Por que hiciste eso Amaia! -bramó Dustin cabreado y yo solté otra carcajada.
-Lo hice para que se le pase el aturdimiento -tras decir estás palabras recibí una mirada matadora de parte de Dustin.
Me encogí de brazos y esto causó que Aitana soltara otra gran carcajada.
Dustin también la fulminó con los ojos, mientras le daba palmaditas en el rostro a Duncan.
Tomé una manzana del frutero, le di una mordida y solo basto con sentir el sabor de esta en mi boca para que dejara la manzana encima de la mesa y corriera hacia afuera de la cocina.
Cuando me encontré lo más alejada posible del lugar las arcadas empezaron. Vomité todo lo poco que me había comido de la manzana y cuando termine me recargue del viejo tractor que tenía en el rancho.
-¿Tía Maia, estás bien? -enfoque mis ojos en el pequeño niño y asentí. -¿Podemos ir a cabalgar?
Cerré mis ojos con fuerza por un momento y cuando los abrí me encontré con la hermosa mirada de Diego.
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Editado: 20.06.2024