Un heredero para el playboy (#1 de la saga heredero)

Capítulo 4: Por ningún motivo.

Amaia.

Un mes después.

Me removí incómoda en la cama por la maldita discusión que estaba sosteniendo la loca de Aitana con Dustin. Todos los santos días era lo mismo, peleaban hasta por la más mínima cosa y ya yo estoy más que harta.

Amo a Aitana, pero amo más descansar como se debe y con ella aquí no he podido hacer. No puedo tener ni un solo minuto de paz, porque me los encuentro en prácticamente todos los rincones de la casa discutiendo.

Solté un pequeño suspiró y me dispuse a levantarme de la cama, pero en el momento en que lo hice mi cabeza empezó a dar vueltas e incluso vi todo borroso.

Me senté en la cama y posteriormente escuché el ladrido de Apolo muy cerca de mí, cerré mis ojos y sentí como Apolo se colocaba justo al lado mío en la cama.

Cuando transcurrieron algunos minutos abrí los ojos.

Llevé mi mano a la cabeza y me acaricié las sienes.

—Estoy bien Apolo, no tienes que preocuparte. —le hablé y el giro su cabeza —Solo necesito descansar un poco más amigo, solo es eso.

Acaricié a mi amigo y me acosté en la cama, poco después mi fiel amigo Apolo lo hizo. Y por primera vez en mi vida vi como mi amigo peludo, coloco su cabeza en mi vientre y para después ladrar.

Fruncí mi seño al ver esto, pero no le di la importancia necesaria.

Cerré mis ojos, y solo fue hacerlo para que los volviera a abrir porque escuche unos toques en la puerta.

— ¡Pase! —exclamé y cuando la puerta se abrió, visualicé a mi abuela con una gran sonrisa en sus labios. —¿Qué sucede, abuela?

Mi querida abuela entró a la habitación y al ver a Apolo con su cabeza en mi vientre se sorprendió, pero no dijo absolutamente nada.

—Abajo, te espera Duncan Salvatierra —ella hizo una mueca al decir el nombre de ese hombre y yo solté una carcajada. —Debiste investigar bien antes de firmar con esa empresa. Sinceramente, no sé cómo lo soportas, bajo rápido porque tu abuelo tiene el rifle en la mano. Y si ese muchacho no pone de su parte, no saldrá de esto totalmente ileso.

Negué con la cabeza y me dispuse a levantarme de la cama y en ese mismo instantes Apolo soltó un ladrido.

-¿Te sientes mal cariño? -ante esta pregunta negué con la cabeza y mi abuela entrecerró los ojos, pero no dijo nada más.

Caminé hacia el baño cuando mi abuela salió de la habitación y allí lavé mi cuerpo y los dientes.

Tenía que venir ese petulante a interrumpir la poca paz que tenía. Es que él no puede ser más que inoportuno.

Cuando estuve lista me dirigí al armario y de allí tomé un vestido veraniego, lo combiné con mis botas vaqueras y listo.

Salí de la habitación con Apolo sugiriéndome de cerca y negué con la cabeza al ver como el perro bajo de manera rápida las escaleras y al final de estas me espero pacientemente.

¿Qué rayos le sucede hoy a este perro?

Cuando estuve al pie de las escaleras me agaché y acaricié la cabeza de mi amigo.

-Tienes que devolverme mi perro, ladrona de perros. -me puse erguida al escuchar esa horrible y asquerosa voz detrás de mí. -Apolo ven conmigo, eres mi perro.

Duncan trato de acercarse a mi amigo, pero este se colocó delante de mí y ladró.

-Apolo se quedará conmigo, trotamundos. Te guste o no. -Duncan miro a mi amigo por un corto periodo de tiempo y yo lo miré mal -El decidió estar conmigo, supéralo Playboy. ¡Apolo es mío!

Después de decirle estás palabras me alejé de él y mi amigo fiel me siguió los pasos.

Me detuve cuando estuve en la cocina y justamente en el instante en que ingresé, Aitana y Dustin empezaron a pelear.

-Me llevaré a mi hijo. Quieras o no me lo llevaré.

-Sobre mi maldito cadáver, te llevarás a mi hijo. ¡Y si lo haces te lo quito! -ante estas palabras mi amiga ardió en coraje y dicho coraje lo descargo lanzándole a Dustin la charola que estaba limpiando. Mi vecino el vaquero vio la intensión de la madre de su hijo así que se agacho aludiendo el gran golpe que estaba por importarlo.

El gran golpe no... El extravagante sartenazo que le había lanzado mi amiga la Fashions.

El que no eludió el sartén fue el Playboy quien venía entrando a la cocina totalmente distraído mientras escribía en su celular.

Todo paso muy rápido, tanto que el seductor nato cayó tendido en el piso con los ojos cerrados.

Solté una gran carcajada al verlo tendido en el suelo y posteriormente Aitana me presidido mientras que Dustin se acercó a su hermano.

-¡Mierda, lo has matado! Si está muerto te morirás en la cárcel maldita mujer -dijo el mientras le daba palmaditas en el rostro a Duncan. -¡Dejen de reírse y vengan a ayudar!

Aitana se acercó a él quedado justo al lado de él.

Yo por mi parte me acerqué al grifo y tomé un poco de agua bien fría. Con una sonrisa en mis labios me acerqué a donde se encontraba Duncan tendido y sin pensarlo le eché el agua super fría al playboy.

-¡Por qué hiciste eso Amaia?! -bramó Dustin cabreado y yo solté otra carcajada




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