Un silencio cómodo se posa en la llamada hasta que Gel y yo empezamos a reír, nunca ha habido incomodidades entre nosotros, lo que es extraño porque nunca entablamos conversación alguna durante el colegio, empezamos a hablar por accidente en un reencuentro del salón al que solo fuimos nosotros dos. Luego de reír me percato de que Trevor me envió un mensaje.
Gel suspira antes de aclarar su garganta.
Puedo imaginar a Gel sonriendo antes de colgar. El sonido que indica que la llamada ha finalizado parece ahondar en mi mente evitando que pueda respirar por completo, así que abro el chat de Trevor y reproduzco el audio que me ha enviado, aún no entiendo como puede utilizar su celular tan bien sin verlo.
Se la ha pasado día tras día intentando que le hable más de mí. No me molesta en lo absoluto y quizá deba aprovechar el café gratis. Trago saliva y presiono el botón para enviar un audio, dejo un par de segundos de silencio y hablo.
En cuanto el audio se envía pienso en la tontería que acabo de decir. ¿Cómo me va a ver? Él responde casi instantáneamente después de escuchar mi audio, siempre se queda en el chat después de enviarme algo, como si esperara a que le responda, imagino que no sabría a quien le habla si sale de él, aunque todavía no distingo cómo es que sabe a quién le está hablando en un inicio.
Suspiro.
Me visto rápidamente y camino hasta el parque, el día no es tan frío como de costumbre, pero yo siento una especie de viento helado rozando mi espalda. Llego algunos minutos antes de la hora pactada al parque y me dirijo a la banca donde conocí a Trevor, lugar donde él ya se encuentra y pareciera percatarse de mi presencia, así que me acerco al ver que voltea hacia mí.
Me siento a su lado y bostezo, se ve nervioso, así que iniciaré la conversación.
Asiento con la cabeza, luego de un momento me percato de lo que estoy haciendo.
Un taxi nos deja en la puerta del recién inaugurado café que luce mejor de lo que esperaba. La chica de la puerta nos sonríe amablemente y nos conduce a una mesa libre, el interior tiene un aire de sofisticación y un poco de rebeldía, como que la combinación más extraña posible, pero que funciona perfecto. Trevor me observa, bueno, parece que lo hace, y sonríe mientras que el mozo nos trae la carta y se presenta.
Leo el menú para Trevor con cierta extrañeza, no me siento del todo cómodo, pero creo que lo estoy disimulando bien.
Trevor me interrumpe.
Debe ser algo frustrante tener una idea en la cabeza y no poder llevarla a cabo por tus propias limitaciones.
La pregunta solo sale de mi boca sin detenerme a pensar antes. ¿Lo habré incomodado? Él ríe un poco.
El camarero me observa, Trevor se ha percatado de él mucho antes de que yo si quiera pueda hacerlo.