—¡¿Qué?! —dije sin poder creerlo—. No estoy para bromas, Elyse.
—Estoy siendo franca contigo.
—Demuéstralo, quiero ver tu parte animal ahora.
Sentí como se alejó del abrazo completamente, tenía sentimientos encontrados en estos instantes, todo parecía tan absurdo para la imaginación que cómo lograba ser real ante mis ojos, no pasó mucho tiempo para ver la imagen de un lobo con pelaje parecido al rojo, pero con toques marrones que lograban disimular aquel efecto.
Mi cuerpo se exaltó de repente, solo había observado a Níveo y era cuando a penas estaba en crecimiento. En cambio, el lobo de Elyse podía estar a mitad de mi altura. Estaba totalmente perpleja ante la imagen que tenía al frente.
Los ojos ámbar de aquella criatura me observaron fijamente mientras se acercaba a pasos precavidos hacia mí, solo me límite a quedarme en un mismo lugar sin saber que hacer en realidad. Me sorprendió cuando se acercó su cabeza pero pude entender el mensaje, así que estiré mi brazo y me atreví a acariciarle la cabeza con la palma de mi mano por breves segundos.
Luego se alejó y pude ver como la imagen de Elyse regresó al instante con su ropa intacta.
—¿Ahora me crees? O, ¿debería hacer algo más? —dijo con aquel tono de burla que solía usar de joven.
—¿Por qué no me dijiste antes?
—¿Por qué no me dijiste antes lo de Neithan? Todos tenemos secretos al parecer.
Tenía un punto indiscutible, debía decir.
—Bien —me rendí pero cambié de tema—. ¿Cómo se llama tu parte animal?
—Puedes decirle Lila.
—Es un nombre lindo.
—Sí, pero suele ser testaruda.
—¿Si? ¿Cómo funciona?
—Es como si fuera tu segunda conciencia o pensamiento.
Después de aquellos secretos revelados nos quedamos en el sofá conversando, la atmósfera se sentía menos pesada y todo se desarrollaba con tranquilidad.
—¿Cómo sucedió tu encuentro con Neithan? —preguntó con curiosidad.
Estábamos terminando de comer helado mientras de repente aquella pregunta soltó de sus labios, ahora me encontraba más tranquila y mi rostro no tenía señales de lágrimas.
—Caminaba por el bosque y lo vi —expliqué brevemente—. Fue una horrible escena la que presencié, por aquella razón no pude evitar llevarlo conmigo. Además, me siguió sin dudarlo.
—Tendré que regañar a Neithan cuando lo vea, irse de manera tan simple con un extraño —dijo como si fuese un pensamiento—. Que bueno que eras quien lo salvó en su lugar.
Asentí ante sus palabras.
—Y, ¿cómo fue su regreso?
Si, ¿qué hizo después de desaparecer de mi vista y de mi vida?
—Bueno —Elyse hizo un pequeño silencio, pensando—. Recuerdo que vino a mi casa en altas horas de la noche, me sorprendí al momento de verlo y lo abracé sin pensarlo dos veces. Luego de eso me comuniqué con sus tíos para que se hicieran cargo de él —me explicó—. También, nos había dicho que le llamáramos por el nombre "Neithan" nadie se opuso pero fue algo extraño.
Abrí los ojos brevemente al escuchar aquellas palabras, él mantuvo el nombre que le di de niño. Mi corazón se sintió cálido por algunos segundos por aquello.
—¿Cuál es su nombre original? —pregunté con interés.
—Eduard.
—Le queda mejor Neithan, sin duda.
Después de una breve charla con Elyse tuve que agarrar mi camino hacia el bosque, ya de por sí era tarde y no debía quedarme demasiado tiempo conversando con ella.
—Espero que este sea el fin de los secretos —mencioné mientras salía de su casa.
Noté que el rostro de Elyse cambió de repente, ¿debería tomarlo como una mala señal?
—Nunca se sabe.
Fue lo único que dijo.
Fruncí levemente el ceño ante sus palabras pero decidí no indagar más sobre aquellas palabras y empecé a caminar.
Sentía la brisa del viento mientras daba pasos cautelosos dentro del bosque, podía escuchar el sonido de las hojas al moverse y el ruido que hacía mi calzado al pisar la tierra.
Todo parecía tranquilo en mi caminar, seguí el mismo sendero de siempre hasta que llegué a la cabaña.
No me sorprendió ver la imagen de Neithan esperándome en la puerta. Mis ojos podía imaginarlos como fríos en esos instantes, avancé mientras lo miraba fijamente, se veía con el típico rostro culpable pero en ningún momento apartó la vista.
—Jenny.
—¿Qué haces aquí? —le interrumpí de manera seca.
—Solo quiero hablar, explicarte.
—¿No crees que es demasiado tarde?
—No cuando quieres resolver tus errores.
Sus palabras se escucharon seguras, no tenía la intención de dejarme pasar si antes no le escuchaba lo que tenía para decirme. Solté un suspiro afligido, no podía ignorar los latidos de mi corazón al verlo de frente. ¿Cómo creció tanto? Tenía que subir la mirada porque ya me había superado en altura, ya no se veía pequeño delante de mí sino como todo un hombre.
—Está bien pero no adentro.
No tenía la intención de que Camile escuchara nuestra conversación, eso sería incómodo.
—Vamos al granero entonces —dijo con un poco de ánimo.
Así fue, antes de subir las escaleras observé a los animales y pude notar como Pae lucía como todo un adulto, sentí un poquito de nostalgia por eso. Después de eso entramos, al momento de llegar al espacio vacío cientos de recuerdos se asomaron por mi mente.
—Bien, ya estamos aquí.
Observé el rostro de Neithan, parecía que estuviera en una lucha interna consigo mismo para así poder iniciar con las siguientes palabras.
—Lo siento por irme. Estaba asustado y pensé que podría traerte más problemas con tu abuela —dijo—. En realidad, ella tenía razón. Cuando me escapé fui directo con unos parientes de mi mamá; ellos son humanos. Luego de llegar me aceptaron con las manos abiertas, hasta me sorprendí al ver a mi hermano Cael. Desde ese momento me enteré que alguien de mi familia había sobrevivido, no estaba completamente solo como pensaba. Después de tiempo nos adoptaron y tenía una familia por así decirlo.
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Editado: 26.06.2020