Pronto los rayos iluminaron el cielo creando un fuerte estruendo y haciendo que mi pecho se encogiera cada vez más.
- No me digas que te dan miedo. – dijo tras observarme.
- Cállate - respondí intentando aguantar el temblor que tenía.
- Cada vez falta menos para llegar, no te preocupes.
Apresurando el paso, fuimos hasta el coche.
- Dame el bote - le dije con dificultad extendiendo el brazo
- ¿Vas a poner la gasolina ahora? – preguntó.
- ¡Claro! – me apresuré a decir.
- ¡Métete en el coche! ¡Es inútil llenar el tanque ya que se está creando una inundación!
Entonces me fijé. El agua ya empezaba a cubrir nuestros tobillos, además, esa zona era carretera de barro, el coche estaba atascado en la tierra mojada.
- ¡Podemos empujar el coche! - sugerí.
- ¡Podemos sacarlo del barro, pero no podríamos avanzar!
Que alguien me salve por favor.
- ¡Vamos dentro! – dijo.
Minho se apresuró a abrir el coche y entrar. Él se sentó en la parte del piloto y yo en el copiloto.
- ¡Wow! Eso fue horrible - dije con cara de espanto agarrada con una mano a la ventana y con la otra al asiento.
Este se echó a reír.
- Estas realmente fea.
- Y tú te creerás una escultura griega - respondí mientras recobraba la postura e intentaba re colocar mi pelo.
Sin decir nada, Minho se giró a los asientos traseros y cogió una especie de macuto.
- Cámbiate y ponte esto - dijo mientras abría el saco y sacaba una sudadera.
Yo cubrí la parte de mi pecho haciendo una cruz con mis manos.
- ¡P....pervertido! ¿Qué planeas? – hablé.
Él se acercó silenciosamente hasta mí. ¿Qué le pasaba?
Estiró sus dedos hasta donde estaban mis manos.
- Tu ropa está empapada, será mejor que te cambies o te pondrás enferma - dijo con una mezcla de burla y ¿preocupación? mientras señalaba mi camiseta - es la ropa que uso cuando voy a pasear por mi reserva. Tranquila, está limpia.
- G....gracias - dije algo avergonzada - ¡Pero no mires!
Este, riendo, se cruzó de brazos y cerró los ojos. Como si se me fuera la vida en ello, me quité la ropa mojada y me puse la sudadera de Minho.
- Mucho mejor - cambiarme de ropa se sintió genial. Tenía mucho frio.
Sin decir nada, este empezó a quitarse su ropa y ponerse otra sudadera que tenía en el macuto.
- ¡Avisa! - me exalté avergonzada mientras giraba la cara hacia la ventana.
Esté soltó una leve carcajada.
- Ya te puedes girar - dijo con su voz profunda y seria.
Un rayo volvió a iluminar el cielo haciendo que diera un salto y me cubriera la cabeza con la capucha de la nueva ropa.
- No me puedo creer que eso te asuste.... - comentó mirándome de arriba a abajo.
- Cada uno tiene miedo de algo – dije algo molesta - ¿a qué le tienes miedo?
- No suelo dar información mía a los demás.
- Tampoco te he pedido tu dirección o tus datos bancarios - respondí con sorna.
- Pero es algo mío.
- A pesar del poco tiempo desde que os conocí, se nota a leguas que no eres ni muy hablador ni muy expresivo....pero tampoco sabía que tanto.
- Solo soy reservado. Las únicas personas que conocen prácticamente todo de los otros siete chicos y mi padre.
- Oh....ya veo - dije mientras mil preguntas se formaban en mi cabeza.
Este parecía el miembro de Stray-odiosos-Kids más razonable y normal, dentro de lo que cabe, y estábamos atrapados en una tormenta, así que prefería llevarme bien con él, así que no comenté nada más.
- Tal vez si necesitemos ese yate de carretera - soltó Minho.
Hasta aquí el capítulo de hoy ¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos en otras historias!
AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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♡¡Hasta pronto!♡
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Editado: 19.05.2023