Un mundo paralelo

El niño en el armario- AB Batista

Spin-off de la Saga "El Fin Del Comienzo". El primer libro, se llama : "El Libro Viejo", nos regala ésta historia de tres de sus protagonistas, que también salen en el segundo libro : "La Llave Perdida", y son : Drexos (El Caballero de La Luna), Bakmon y el pequeño Kotriel.
Es una saga de Fantasía Épica en donde también el Misterio y el Terror se hacen presente.
Aquí les va un relato corto de Terror, que les sucede en Un Mundo Paralelo, con vidas distintas, y situaciones diferentes

 

 


"El Niño En El Armario"

Autor: AB Batista

 


—¿Usted debe ser...? —preguntó aquel hombre de barba y de pelo negro al que le había abierto la puerta después de haberle tocado.
—Si, soy yo. —respondió sin dejarle terminar la frase - ¿Puedo pasar? —el primero le ensanchó aun más la puerta en señal de que le había dado su permiso. Entonces entró, era un hombre alto y robusto, llevaba una túnica de color rojo sangre, de mangas largas y anchas, tenía un cinturón en las caderas en donde llevaba enfundada su larga espada, era de cabello castaño y lacio.
—Mi nombre es Bakmon —se presentó el de pelo negro, también era alto, aunque no tan fuerte y robusto, y su cabello era ondulado. Le extendió la mano derecha para que se la estrechase.
—Ya lo sabía, yo soy Drexos —le respondió y le apretó la mano.
—Si, claro. Lo había olvidado.
—¿Donde está el chico? ¿Cual era su nombre...?
—¡Kotriel! —respondió —Aunque ya no parece ser él.
—Lo sé.
—¿Cree que pueda hacer algo por él?
—Difícil decirlo. Pero contigo funcionó hace años.
La enfermedad de la que padecía el chico era hereditaria. Todos los primogénitos de la familia les sucedía lo mismo al cumplir los diez años de edad, y todo a causa de una maldición lanzada al abuelo de Bakmon, o mas bien : "un regalo", o eso le había dicho aquella bruja al hacer aquel pacto con ella. 

El trato era que debía guardar dentro de sí algo que se le llamaba la "sangre oscura", pero con el tiempo descubrieron que no era solo eso lo que guardaba dentro de sí, era algo más. Se lo transfirió a su primer hijo, que empezó a mostrar un comportamiento extraño, ya no era él, como dijo Bakmon. Entonces fue que apareció Drexos por primera vez, para libras a su abuelo de aquella aflicción. Pero luego se lo pasó a su padre, y su padre a Bakmon, y Bakmon a su hijo, Kotriel, y cada vez que cumplían diez años ahí aparecía Drexos, como detenido en el tiempo, esperando a que eso sucediera para aparecer, o al menos eso creían ellos, pero su naturaleza era mucho mas más compleja que eso.
—Llevame con él. Necesito verle antes de que sea demasiado tarde. —Bakmon le obedeció, y le guió por unas escaleras que le llevaban hacia arriba. Estaba todo oscuro, pero aun mas el cuarto del chico. Cuando el padre abrió aquella puerta salieron volando de adentro tres murciélagos, aleteando fuertemente, buscando una salida, hasta que hallaron una ventana que estaba abierta. Afuera ya era de noche.
—¿Donde está el niño? —ninguno de los dos le podía ver. Ambos entraron, y solo sintieron un aire frío como de invierno, el cual no se sabía de donde provenía, ya que afuera hacía mucho calor.
Fue cuando sintieron un ruido, eran golpes, y provenían de un armario que estaba justo en el medio del cuarto. Draxos se acercó, caminando con cuidado, no fuera a ser diera algún paso en falso. Entonces descubrió que el frío venía de ahí. Se abrió la puerta y una masa de aire congelado le impactó el rostro y le hizo sentir escalofríos.
—Ésto es mas grave de lo que debería ser - le dijo a Bakmon —Espera afuera, y no entres bajo ningún concepto, ni aunque yo te lo pida.
—¡Prométame que le salvará! —respondió Bakmon algo asustado.
—No hago promesas que puedo cumplir - entró al armario y la puerta se cerró a su espalda
Era un pasillo oscuro, con paredes negras como la noche, solo alumbraba su paso un pequeño destello de luz que provenía del final de aquel pasillo. Mientras más avanzaba, el aire se congelaba cada vez más, el ruido era más fuerte.
Drexos tomó su larga espada con las dos manos, como esperando que de que donde venía el destello saliera algo peligroso, pero eso nunca pasó. Solo salieron ratas y más murciélagos que buscaban desesperadamente una salida, como si estuvieran huyendo de algo.
Fue cuando llegó al tenue destello de luz que vio a Kotriel. El causante de aquellos golpes era él. Golpeaba la pared con fuerza usando su cabeza, se veía como la sangre negra le corría por todo el rostro ya casi desfigurado por completo.
—Kotriel, ¡detente! —le ordenó y el chico se detuvo, se giró hacia Drexos y abrió, y de ella salieron multitudes de ratones y de murciélagos que le fueron encima, pero las esquivó, aunque con el precio de perder su espada.
—Ya no te sientes tan valiente, ¿verdad? —le dijo el chico en tono de burla con una voz tenebrosa que hizo retumbar aquel lugar.
—¡Deja al chico en paz y vete!¡Siempre te venceré, Daritrus! - cuando le llamó por su nombre provocó que se revolcara de dolor en el suelo. Drexos sabía que nada le dolería más que le recordaran su nombre.
Mas, sin embargo, el chico se levantó del suelo y arremetió en su contra, cayéndole encima y lanzándole en contra del suelo, entonces le asestó varios golpes fuertes en el rostro.
Drexos sintió que estaba a punto de desmayarse, pero le tomó por el cuello y le lanzó contra la pared, y se repuso levantándose del suelo.
–¿Sabes por qué sigo aquí? —le preguntó el chico con voz de demonio que ahora estaba en el suelo. - Porque no tienes el valor de hacer lo que debes. Eres un cobarde.
—No soy un asesino de niños como tú. - respondió.
El chico endemoniado volvió a arremeter en su contra, pero ésta vez lo detuvo asestándole un golpe fuerte en su rostro y en su estómago. Luego, de una patada le partió ambas piernas y le dejó en el suelo, arrastrándose como un gusano.
Pero el niño solo comenzó a reírse, una vez más con esa grotesca carcajada.
—Haz caído, Drexos. Yo gano. Solo necesitaba retrasarte un poco. Dentro de un minuto renaceré en éste cuerpo, y lo único que puedes hacer para detenerme no lo harás porque eres un cobarde. 
Entonces, Drexos lo supo, debía hacerlo, sino Daritrus volvería al mundo de los vivos. Tenía que fracasar y dejar morir al chico. Había salvado a los otros, pero ya no había nada que pudiera hacer por Kotriel.
Se quitó la guantilla de su mano derecha, y dejó salir sus garras afiladas.
—¡Noooooooooooo! - gritó el demonio a través del chico.
Drexos clavó su mano en el pecho del niño, y de una sola intención le sacó el corazón, que estaba envuelto en sangre negra.
Kotriel pereció al instante, y de su boca salió el demonio Daritrus, con su forma de espectro, se veía horrible.
—Éste no es el final, Drexos. Nos veremos las caras de nuevo, y te prometo que regresaré.
Le arrebató a Drexos el corazón del chico de sus manos y se esfumó de aquel lugar.




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