Y la tristeza apago el brillo de sus ojos,
mientras su mente volaba en reversa hacia aquellos recuerdos
donde por un momento fue feliz, su mundo se volvió gris,
sin saber cuándo retornarían aquellos colores hermosos,
sin saber cuando todo dolería menos.
Y se volvió fría, distante y su sonrisa se apago mientras
intentaba volver a ser ella.
Y en el proceso construía su propia mascara,
aquella que mostraría de ahora en adelante.
Su proceso fue largo y muy doloroso,
de día las risas fingidas y de noche cuando
nadie la miraba dejaba salir todo aquello,
todo aquel dolor que en ese momento sentía.
Se preguntaba muchas veces en que había fallado
o si había algo malo en ella,
con el tiempo descubrió que no era ella, era él.
Aprendió a amarse…