Y te vi cuando nadie te miraba,
vi tu fragilidad, tus temores.
Vi en ti todo aquello que yo era
y sentí empatía por ti.
Y te vi con aquella mirada perdida,
con aquella mirada de tristeza,
te mire cuando creías que nadie te prestaba atención.
Poco a poco fui acercándome con el temor de espantarte
al más mínimo movimiento erróneo,
empecé a conocer tu historia,
eras tan fácil de leer,
mientras te escuchaba comprendía
porque eras así.
Cuando te vi, vi a una persona rota,
no solo del corazón sino también del alma.
Te vi tan roto que quise repararte
de a poco y a mi manera,
pero no fue suficiente,
ya que no puedes ayudar
a quien no deja ser ayudado.