Un Respiro ... Antes de Partir

27. Volviendo al origen

Constanza
 


Respirar es más fácil... ahora lo sentía así, había terminado la primera parte del proceso y veía todo diferente; comprender mi proceso es primordial en mi recuperación, miro hacia atrás y me doy cuenta que fui timada toda mi vida, creí cosas que no debí creer y forme una personalidad insegura y frágil.

Entendí que debo vivir con esto, pero ahora tengo herramientas y la ayuda permanente de sicólogos y psiquiatras. Hasta este momento me doy cuenta que cuando sentí que moría, justo ahí salió la verdadera Constanza; la miedosa, la insegura, la que no contestaba, la que se dejaba de los demás ya no estaba disponible.

Los cambios eran evidentes, desde el modo de pensar hasta como me veía, soy una chica de contextura gruesa, con piernas y trasero algo grandes, nunca me gusto verme porque todos me hacían bromas sobre mi cuerpo, un cuerpo envidiado por muchos y que yo odiaba, siempre me enfocaba en eso, pero omitía que mi cintura es pequeña y que en conjunto no me veía mal.

Me oculte en ropas anchas y feas, rara vez me peinaba y de maquillaje poco lo utilizaba, me costó reconocer que me había anulado, no me veía...

Las terapias empezaron a hacer mella en mí, me daba un miedo aterrador ir a la peluquería, quería seguir siendo invisible, pero con decisión fui... me cortaron el cabello y lo dejaron decente ya que lo tenía bastante rebelde, tenía compañeras con las que me lleve realmente bien, ellas me enseñaron a maquillarme y hasta a combinar atuendos.

Salí más viva y con ganas de hacer muchas cosas, entre esas dejar de rodearme con gente con poco en la cabeza, de esas debía alejarme. Decidí ir hasta donde mis padres, les debía una explicación, habían pasado meses y no sabían todo lo que me había pasado y también debía explicarle mi situación mental.

Regresar a mi origen no es para nada fácil, las calles no habían cambiado, camine con lentitud y me deleite viendo todo en derredor, me imagine a mí misma corriendo por esas calles, siendo feliz y siendo yo, en ese momento comprendí cuando todo cambio; mis hermanos se casaron muy jóvenes y con esos matrimonios llegaron a la casa personas malas y esas mismas volvieron el ambiente pesado hasta el punto de hacer daño. Mis padres también fueron víctimas de ellas, a la vista está que los alejaron de sus hijos.

La calle donde está mi casa es polvorienta y los chismosos están por doquier, si quisiéramos exportarlos tendríamos mucho dinero, en fin, mi casa está a mitad de calle, es la más feíta, pero con los seres más maravillosos que te podrás encontrar. Al acercarme un olor particular me llega, lentejas guisadas, mi madre hace las mejores de mundo y hoy por casualidad huele a ellas, me quedo de pie afuera de la casa deleitándome en ese olor que me trae recuerdos felices.

De forma abrupta abren la puerta y mi ante mis ojos esta mi madre, sorprendida se avalancha hacia a mí, no había calculado cuanto sus abrazos me hicieron falta, es la de las pocas personas con las que me siento cómoda, con la que soy yo y sé que no me va juzgar. Se me agua el ojo, pero trato de que no se note, me sonríe de forma tan genuina y real, mientras ingresamos a la casa me va contando de que mi papá está haciendo un trabajo a varias calles de ahí y que regresa en la tarde, noto que su andar es lento, la edad le está pasando factura.

Como lo vaticiné el almuerzo es lentejas guisadas, a mí me encantan con un tris de azúcar, esa combinación hace un estallido en la boca y lo deja a uno listo para una siesta. Entre bocado y bocado le voy explicando lo que ha pasado en mi vida, no se sorprende ni nada, me escucha con atención, le hablo de la cirugía y el mal entendido con la diagnóstico y justo en ese momento deja de comer, con voz tranquila me reprocha, ella debió estar conmigo en esos momentos y tiene razón; nuestra conversación se centra ahora en Sergio en como lo ayude y me ayudo, en cómo nos salvamos en el momento preciso.

Me hizo prometerle que conocería Sergio y claro que lo cumpliré, pero todo a su debido tiempo; en el momento que tocamos el tema de mi salud mental, la vi verdaderamente descompuesta, sus manos arroparon las mías y con una sonrisa me dio todo su apoyo.

En las horas de la tarde se hizo presente mi padre, mi madre le conto todo lo que había pasado, como es habitual en él, hubo un silencio y se acercó, me abrazo y al oído me dijo "gracias a dios estas bien y me alegra verte más linda" se sonríe y se va hasta la cocina por una taza de café al regresar trae un cajita me la entrega y se sienta al frente mío

- Todos los meses un joven se comunica, según, porque tu destinaste un dinero para nosotros, como no sabíamos de donde provenía ese dinero, pues ahí está todo en esa caja – me sonreí escuchándolo decir joven a Sergio –

- Papá... no te preocupes es dinero bien habido, yo lo destine para ustedes, ¿Por qué no lo han utilizado? – le da un sorbo a la taza de café-

- ¿De dónde salió todo ese dineral, Constanza? – suspiro y me sonrió –

- Bueno el joven que usted dice que se comunica, en realidad es mi socio, amigo... en fin tenemos una empresa juntos, una pizzería y nos va bien – se queda pensando y le devuelvo la caja con el dinero –

- Niña... no puedo aceptarlo es tu trabajo – se queda mirando la taza de café - ¿el joven es confiable?

- Acéptalo ... es una manera de ayudarnos y el joven como usted le dice, que no es tan joven ... es una excelente persona y sí es muy confiable – asiente –

- Tu madre y yo estamos bien con lo que tenemos – me levanto camino hasta la cocina y me devuelvo –

- ¡No sea terco!... ese dinero lo destine para ustedes y estoy segura que lo necesitan – me cruzo de brazos visiblemente molesta y se me viene una idea a la mente – hagamos algo, como este dinero tiene que gastarse, entonces vamos a reparar la casa ¿le parece?

- Lo que tu decidas está bien – me sonrió -



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En el texto hay: enfermedad, dolor, lista

Editado: 24.08.2022

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