ESCRIBE VÍCTOR
El camino.
Con claridad, profundidad y consistencia, con todos sus tramos pasados y esquivos.
Justo cuando se encontraba más protegido por el beso que Olivia le estaba regalando, un monumental cúmulo de información golpeó su mente atiborrando el almacenaje de recuerdos.
Mientras su lengua acariciaba el contorno de los dientes de Olivia, mordisqueando unos labios con dulzura pero también con deseo, Joel optó por saborear hasta sus últimos instantes la maravillosa experiencia que aquella noche de Halloween había tenido a bien entregarle.
Lentamente, el recorrido de sus labios fue picoteando la comisura de los labios de su encantadora compañera, mientras ecos de lo acontecido le hacían regresar a esa boca en la que tan a gusto parecía encontrarse.
Sin embargo, su corazón había recuperado, felizmente, el dueño que tanto ansiaba.
¿Dónde debería estar Stela?
¿Qué habría estado haciendo desde que aconteció la pérdida de memoria?
Las preguntas comenzaban a amontonarse en la entrada de la conciencia de Joel, que haciendo caso omiso, solo por unos valiosos segundos más, dejaba que llamasen fuertemente a las puertas de su psique mientras él ya se despedía de Olivia.
Al poco, sus labios se separaron, invitando a sus cabezas a alejarse unos escasos centímetros, suficientes para que ella atinase a distinguir el reflejo de lo que estaba ocurriendo en su mirada.
– Ha sido increíble. – Dijo Olivia, un poco boquiabierta y con una sonrisa incrédula despertando en su rostro. – Pero... – Dejo que esa palabra quedase pendiendo del hilo de lo pausado.
Joel le puso punto y final.
– ... Pero algo maravilloso ha ocurrido. – Sentía su mirada brillar con una intensidad que por algún motivo había quedado olvidada. Recuperó la compostura, soltando la cintura de Olivia para agarrar su mano diestra con ambas manos. – ¡He recuperado la memoria!
Olivia dejó escapar una exclamación algo contenida, mientras dejaba que su sonrisa se soltase del todo al tiempo que apartaba su cabello a ambos lados de su cabeza, en un intento por recuperar también su propia compostura.
Fueron juntos a la barra, alejándose del centro de un salón donde la fiesta parecía ya menguar de su punto álgido, retornando algo de la calma y paz que caracterizaban a la taberna.
Olivia, mientras hablaba animadamente con Joel, que la ponía al día de cuanto consideraba representativo en su vida, parecía inquieta ante el hecho de que unas misteriosas ojeras habían aparecido al mismo tiempo que el intenso brillo en la mirada de su acompañante.
En algún punto de la mente de éste, un cementerio asaltado por una niebla que ya se elevaba hasta un metro por encima del suelo, veía como su fosa común había sido excavada.
Desde dentro.
– Has vuelto, maldito seas. – Resolución miraba, desde la altura del promontorio en el que se encontraba el cementerio, el poblado donde se perfilaba la luz de la taberna en la que Tylerskar estaba pasando la noche de Halloween.
Su interlocutor no hablaba, tan solo sonreía, mostrando sus fauces.
– ¿Qué es lo que piensas hacer? – Resolución ponía todo su asco en su tono y su expresión.
– Lo sabrás en Navidad. – Dijo el ser resucitado. La entidad más temida por Tylerskar. La más controvertida para Joel. El Monstruo.
ESCRIBE R.
Joel había recuperado su memoria y yo todo lo que había querido olvidar en unos míseros instantes que, tal vez, recordaría a lo largo del tiempo que mi sufrimiento durara fuera de allí.
—Me alegro mucho por ti —dije mientras frotaba con suavidad mis manos y ambos nos acercábamos a la barra.
Durante unos minutos me estuvo poniendo al tanto de lo que, para él, era lo más importante de su vida. Me limité a escuchar y a sonreír de vez en cuando, no quería tener que tomar el relevo y contar mis penurias. No cuando al menos él tenía un motivo para estar contento.